Richard Feynmann, el Premio Nobel de Física que trabajaba en bares de topless
Que levante la mano el lector al que le gustaría que su oficina se encontrara en un bar de topless sin que ello afectara ni a su sueldo ni a su productividad. Lo cierto es que no todo el mundo tiene la suerte de poder trabajar desde cualquier sitio, y hay pocos afortunados que pueden hacerlo sin que ello repercuta en el desempeño de sus tareas diarias.
Dentro de este grupo se encontraría Richard Feynman, un físico norteamericano que además fue galardonado con el premio Nobel en 1965. Este estudioso, que participó nada menos que en el Proyecto Manhattan, desarrollando la bomba nuclear, confiesa en su autobiografía ‘¿Está usted de broma, Sr. Feynmann?’ que era adicto a los bares de topless. En ellos se dedicaba a mirar a las bailarinas mientras escribía en servilletas fórmulas matemáticas que desarrollaría después.
Como él mismo cuenta, en una ocasión incluso ofreció a una de estas chicas un sandwich a cambio de sexo (visto que en general, las camareras de aquel local aceptaban invitaciones bebidas pero no querían irse a la cama con él) y cuando ella le dijo que no se acostarían él le espetó que era “peor que una puta”. Ella se ofreció a pagar el sandwich si eso le dejaba más tranquilo, y él aceptó, cosa que sorprendió a los dueños del topless. Por cierto, finalmente la chica sí que se acostó con él cuando acabó su jornada laboral.
Otra de las curiosidades de Feynmann es que, además de ser un destacado físico, también se dedicaba a la pintura y fue en estos bares donde desarrolló su afición. De hecho, existen varias muestras del arte de este hombre y son bastante buenas.
Mente inquieta, Feynmann dedicó un año a vivir en Brasil donde destacó como músico de percusión, tocando la frigideira en una escuela de samba tan solo unos años antes de ganar el premio Nobel de Física a su vuelta en EEUU. La verdad es que lo que más le gustaba era ser profesor y eso le determinó para elegir la universidad de Caltech, donde desarrolló la teoría de la electrodinámica cuántica que le granjearía el galardón.
Feynmann era muy popular entre sus alumnos, que luchaban por resolver los problemas que les planteaba su profesor. De hecho, en una ocasión un alumno le despertó de madrugada para darle la solución a un problema (que leyó en el acto) y al día siguiente otro interrumpió su desayuno con el mismo propósito, aunque a este se le informó de que ya habían sido resueltos los deberes de la universidad.
Es muy recomendable la autobiografía ‘¿Está usted de broma, Sr. Feynmann?’ tanto para aquellos a los que le interese la física como para los amantes de las curiosidades. En sus páginas se puede seguir el desarrollo del Proyecto Manhattan, así como la vida llena de vicisitudes de este físico con alma de humanista.
Imágenes vía | Wikipedia, Electric Space Kool Aid
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