Experiencias inolvidables

Peregrino por la Vía Francígena 5: presos con monjas en Clairvaux

Día de elecciones en Francia. Y una alcaldesa de un pueblo pequeño (casi impronunciable para un ibérico) que ejerce como presidenta de mesa electoral, se muestra aburrida y le sirvo de perfecta excusa para salir de su aburrimiento. Por lo que ni harta ni perezosa me muestra los mapas catastrales de la zona y que en teoría me deberían ayudar a mi tránsito por los últimos parajes de la región de Champagne Ardenne.

Me dejo guiar por la enorme Cruz de la Lorena que a lo lejos se ve en honor al General y ex presidente de la República francesa, Charles De Gaulle. Una cruz al estilo del Valle de los Caídos en España. Lo que me hace pensar que de manera democrática o no, todos los militares metidos a políticos son iguales a los que llegan por otros medios.

Raúl Santiago Goñi es periodista. Por el mundo se le conoce por sus aventuras laborales: diseñador de periódicos en el Caribe, redactor de proyectos de cooperación internacional, profesor de adolescentes y de universitarios en diferentes Universidades españolas y Latinoamericanas, creador de proyectos web y community manager… Por las redes se le conoce como MOVIMIENTO LÍQUIDO, el que es su último pero no definitivo proyecto viajero. Podéis encontrarle en twitter como @movliquido

Francia tiene muros que no son de piedra

Y llegado este momento, no sé si debería escribir sobre ellas pero lo haré porque nunca van a ver el paisaje de Francia que yo estoy viendo tras una jornada más de camino andando por este país. No hablaré de las mujeres de los presos de Clairvaux que van a ver a sus hombres de vez en cuando. Mujeres acogidas por tres monjitas que se emocionan cuando te dicen que los asesinos y los ángeles caídos también tienen madres y esposas. Se trata de Clairvaux, prácticamente la mayor prisión de alta seguridad francesa y que casualmente se encuentra en medio del camino de la Vía Francígena.

Estas mujeres nunca alcanzarán a ver la verdadera realidad en qué se ha convertido un antiguo monasterio medieval tras el paso de la mano del Bonaparte cuando era Napoleón. Ni los fabulosos prados que rodean los senderos de la Vía Francígena cuando se cruzan con la ruta de Santa Juana de Arco, venerada en toda Francia.

Nada de eso verán porque su vida se centra en un movimiento tan sólido que tardaría más de 30 años en licuarse. Los mismos años que lleva Maryvonne yendo a Clairvaux ocultando a su familia que su amor permanecerá en prisión durante el resto de su vida. Ni las mujeres de los presos terroristas de ETA o de grupos islamistas que cada una con su lengua y sus particulares vestidos, se cruzan en mi camino y con quienes llego a compartir una cena, una velada y una noche.

Y todo esto ocurre mientras la vida devora el tiempo entre bosques de robles, campos de remolacha, pastos de hierba fresca para terneras inocentes, en las cercanías del Jura a los pies de los Alpes. Cruzar ese muro pensando en que nunca más nadie cometerá errores por sus ideales es pensar que la libertad existe.

Ni verán las maravillas de Chateauvillain gracias a Catherine, ni saborearán la infusión de azafrán de Francis “El Rebelde” quien cambió una oficina de banco por años de locura en la naturaleza. Ni conocerán al viticultor de Champlitte que tras horas de azufre en las viñas, cambia su malherido traje por el de un militar en el teatro de Gray.Ni degustarán las galettes de la bretona Danielle que añora el aroma de su mar desde Langres.

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Comentarios

  1. Comentario by Una vuelta por el mundo para cambiar los documentales de viajes - diciembre 08, 2012 08:01 am

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