Emma Stone me vuelve loco
La voz. La de Frank Sinatra en ‘My Way’. La de James Brown en ‘Please Please Please’. La de Leonard Cohen en ‘I’m Your Man’. La de Serge Gainsbourg en ‘Je t’aime, Moi non plus’. La voz. Añadamos una más: la de Emma Stone en el siglo XXI tras una melena pelirroja en ‘Rumores y mentiras’. Ese timbre grave, masculino, al tiempo que se muerde el labio, se pone un corsé marcado, unas gafas de sol y presume de tipazo ante los de su instituto jugando a ser lo que los rumores dicen que es.
La voz acaba siendo un añadido más. Guinda o no, según cada uno sea de goloso. A mí el dulce me tienda demasiado, ya sea Alison Brie o bien acabe adoptando forma de pelirroja de instituto, teñida de rubia en las manos de Peter Parker bajo la máscara de Spiderman o matando zombies con una motosierra, una recortada o un palo de gol. Sí, siempre viene bien practicar el swing frente a un muerto viviente.
Luego acaba en las manos de los de siempre. Que si Ryan Gosling. Que si Andrew Garfield con o sin máscara. Pero esa voz, esa pose que nos deja en ‘Rumores y mentiras’ ya son argumentos para querer a Emma Stone cuantas películas haga falta. Si es necario debatir con los amigos sobre su parecido a cualquier novia inglesa se hace. Para eso ella tiene esa voz. Loco, loco. Y por ‘Supersalidos’, claro. Imposible no mencionarla.
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