Experiencias extremas

Villon, el poeta maldito por antonomasia

François Villon, pseudónimo del escritor François de Montcorbier, uno de los principales poetas del siglo XV, es el precursor de la poesía maldita e inspiración de los autores de la Beat Generation.

Algo que no es extraño si tenemos en cuenta el carácter marginal y sórdido de la vida de Villon, que a los 21 años de edad ya ingresó en la cárcel por verse envuelto en una trifulca de resultas de la cual cayó muerta una persona. Mientras esperaba el día de su ejecución, tuvo suerte y le conmutaron la pena.

No tardó, puesto en libertad, en volverse a meter en problemas. Un nuevo homicidio volvió a llevarle a la prisión y a ser condenado a muerte, lo que propulsó la escritura de su obra La balada de los ahorcados. Concebida a modo de autoepitafio, en sus versos, quienes van a ser ajusticiados, mantienen un diálogo que es a la vez una súplica de clemencia.

Finalmente, su pena fue conmutada por 10 años de destierro. Fue uno de los pocos casos en los que un preso condenado a muerte en dos ocasiones, y salía vivo ambas. Y entonces los biógrafos, ya abandonado París, le perdieron el rastro para siempre, convirtiéndose en leyenda.

Jack Kerouack escribió sobre sí mismo en estos términos, poniendo en evidencia lo inspiradora que era la actitud de poeta de burdel de Villon: “Soy François Villon, poeta-pícaro vagabundo de la carretera abierta. Escuchadme cuando os toque solos rabiosos e improvisaciones espirales con mi máquina de escribir tenor.”

Entre los literatos que han recibido el calificativo de malditos estarían también, aparte de François Villon, Charles Baudelaire, Thomas Chatterton, Aloysius Bertrand, Gérard de Nerval, el conde de Lautréamont, Germain Nouveau, Antonin Artaud, John Keats, Edgar Allan Poe y Leopoldo María Panero, entre otros.

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