Cerrando el mes, coincidiendo con el estreno de ‘Jack Ryan: Operación Sombra’ (‘Jack Ryan: Shadow Recruit’, Kenneth Branagh, 2014) y como última aportación personal a 1001 Experiencias, os traigo un repaso a lo que de la obra del fallecido Tom Clancy ha llegado a ver la luz en la gran pantalla, cuatro títulos que conforman un rosario bastante amplio de lo que el cine de acción ha llegado a ofrecer a lo largo de las dos últimas décadas gracias a ese analista de sistemas metido a héroe inesperado que es Jack Ryan. Leer más…

Nunca he entendido que una crítica de cine –o cualquier arte– provoque enfados. Y tengo la sensación de que las redes sociales están avivando un comportamiento tan infantil. Los tuiteros están enfadados siempre. Hartos de todo. El universo conspira contra ellos. ¡Pido un cortado y me ponen demasiada leche! ¡¡ARGGG!! Dios, menuda tragedia, pobre ser humano incomprendido. Pocas cosas cotidianas me resultan más absurdas que molestarse por la opinión que alguien pueda tener sobre una película.

Es lo que me he encontrado últimamente cuando he atacado cierto bodrio de fantasía y “aventuras” filmado por Peter Jackson o cuando he defendido la adaptación de ‘El llanero solitario’ llevada a cabo con un colosal presupuesto por Walt Disney Pictures y Jerry Bruckheimer. La superproducción sufrió un duro golpe en taquilla que fue celebrado como una fiesta por crítica y público, antes incluso de verla. Pero es que el tráiler era taaaaan malo, ¡y Johnny Depp otra vez con la cara pintada! Sí. Así “razonan” algunos.

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Creo que no descubro el fuego cuando afirmo que Hollywood se pasa meses (aunque la última moda es años) engañándonos con el marketing de sus películas. Ha habido casos extremos que casi llevan al post-apocalipsis; seguro que recordáis aquella oleada masiva de odio que aún permanece en las mentes de los que se sintieron estafados por ‘El Bosque’ (volved a verla, hacedme caso) y si fuese por los trailers, ese dramón infantil que es ‘Un puente hacia Terabithia’ habría sido un spin off de Narnia. Los posters también tienen lo suyo; existen cierto tipo de leyes no escritas que establecen unas pautas con el espectador: ¿cabezas flotantes en el cielo? Algo digno de Nicholas Sparks, ¿tipos corriendo con pistola en blanco, negro y naranja? Peli de acción para machos ¿los protagonistas espalda contra espalda? Comedieta romántica chorra. Rápido y efectivo. Leer más…

El estreno este viernes de ‘Hércules: el origen de la leyenda’ (‘The Legend of Hercules’, 2014) ha servido para que nos reencontremos con Renny Harlin, un director que, de haber podido tener continuidad este espléndido proyecto que ha sido 1001 Experiencias, hubiera servido al que esto suscribe para comenzar una serie de entradas dedicada a eso artistas del séptimo arte —llámese a éstos directores o actores— que llegaron a Hollywood, tocaron la gloria con algún que otro golpe de suerte y, después de un proyecto fallido, descendieron a unos infiernos de los que nunca —o casi nunca— pudieron llegar a salir. Leer más…

Fue anunciarse y muchos de los que creemos que es una de las mejores adaptaciones que se han hecho de un cómic a la gran pantalla comenzar a cuestionar a la legua un proyecto que, sinceramente, no veíamos posible dentro de la cuestionable moralidad estadounidense. A fin de cuentas ‘Oldboy’ (‘Oldeuboi’, 2003), el mejor filme de Park Chan-Wook hasta la fecha, y todo una muestra de cómo rodar violencia intensa a 24 fotogramas por segundo, se escapaba por sus planteamientos de lo que el cine yanqui parece a priori ser capaz de asumir. Poco tranquilizaba asimismo el hecho de que fuera a venir dirigida por Spike Lee —un cineasta capaz de lo mejor y lo peor— y que éste admitiera desde muy temprano que la cinta iba a ser una adaptación mucho más fidedigna al manga original que la que Wook había llevado a cabo. Leer más…

Aun falta más de un mes para que se entrega la dorada estatuilla por la que tantos suspiran, y aunque pesándolo bien esos premios en el fondo son una soberana estupidez —politiqueos varios, injusticias sin ton ni son, incongruencias a granel, etc.— los cinéfilos no lo podemos evitar y todos los años jugamos a acertar cuál será el ganador ya sea en nuestro fuero interno o a través de quinielas varias como quien cubre la de fútbol todas las semanas. Este año la cosa promete un poco más de emoción que otros —al final, la ceremonia será un completo aburrimiento, algo en lo que cada entrega se superan más y más—, ya que la batalla promete estar entre tres pesos gordos. ‘Gravity’ (id, Alfonso Cuarón, 2013), ’12 años de esclavitud’ (’12 Years a Slave’, Steve McQueen, 2013) —ambas ex aqueo en los reciente PGA, el gremio de productores de Hollywood, algo totalmente inaudito— y ‘La gran estafa americana’ (‘American Hustle’, Davod O. Russell, 2013). Cualquiera de las tres podría hacerse fácilmente con el premio gordo de la noche. ¿Cuál? Yo qué sé.

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Los recuerdos a menudo son borrosos, y engañosos, pero cuando me preguntan qué actor he admirado durante más tiempo de mi vida respondería sin dudar un instante: Robert de Niro. Fui un (in)fiel seguidor de su trabajo desde que vi la magistral ‘Taxi Driver’ (Martin Scorsese, 1976). No cambié de idea sobre su formidable talento de un día para otro, ni de manera consciente, pero sí que me decepcionó profundamente verle en ‘Las aventuras de Rocky y Bullwinkle’ (‘The Adventures of Rocky & Bullwinkle’, Des McAnuff, 2000) ‘Los padres de ella’ (‘Meet the Parents’, Jay Roach, 2000), ‘The Score’ (Frank Oz, 2001), ‘Showtime’ (Tom Dey, 2002) y ‘Otra terapia peligrosa: ¡Recaída total!’ (‘Analyze That’, Harold Ramis, 2002), por mencionar solo algunos títulos. Pagaba ya las entradas con euros cuando me di cuenta que el De Niro que yo admiraba se había esfumado para siempre.

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El cine portugués moderno y contemporáneo, fundado por las dos grandes figuras de su Historia, Manoel de Oliveira y Antonio Reis, es probablemente uno de los cines más profundamente estéticos y poéticos de entre todas las cinematografías nacionales. Más allá del tópico, la saudade portuguesa es capaz de inundar, de manera contundente pero a la vez sutil, cada una de sus grandes obras. Es un cine en constante contacto con su presente y con su pasado; un pasado que no es específicamente recordado como algo finito y muerto, sino como una especie de fantasma que transita la avenida del presente y que es traído a la realidad a través de la evocación.
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El último viernes del mes llega a nuestras pantallas ‘Jack Ryan: Operación sombra’ (‘Jack Ryan: Shadow Recruit, Kenneth Branagh, 2013), una nueva entrega del personaje creado por Tom Clancy y que hasta ahora ha dejado cuatro adaptaciones cinematográficas de las más diversa índole y que, dejando a un lado el tipo de películas que son y la muy evidente diferencia de calidad que hay entre ellas, dejan clara una cosa, al menos para mí, Jack Ryan es un aburrido. Un tipo que es analista de la CIA, sí, muy bien, perfecto, pero que por lo visto en todas sus películas, más lo leído en alguno de los coñazos de Clancy, Ryan se convierte en uno de los personajes de ficción, héroe moderno o como lo queráis llamar, menos interesantes que existen.

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Con el estreno el pasado viernes de ‘La ladrona de libros’ (‘The Book Thief’, Brian Percival, 2013) el séptimo arte se engalana para recibir el último trabajo de John Williams, uno de esos nombres sin los que la historia del cine no habría sido igual y al que la música orquestal del s.XX le debe tanto como la cultura popular, formando parte incontables melodías salidas de la batuta de esta leyenda viva del imaginario colectivo de varias generaciones, no ya de cinéfilos —que también— sino de todo aquél que en algún momento haya estado expuesto a alguno de sus pegadizos temas. Y es por esto, porque sin sus pentagramas muchos personajes no habrían sido los mismos, por lo que rendimos homenaje hoy a su insigne nombre con este repaso a lo más granado de su prolífica trayectoria. Leer más…