‘Vikings’, esos atractivos maleantes
Los amantes del drama histórico con extra de violencia se enamorarán a primer visionado de ‘Vikings’, la primera serie guionizada del History Channel, donde acaba de estrenarse. Tras los hilos de su historia en nueve partes hallamos a Michael Hirst, autor de los guiones de ‘Elizabeth’ (1998) y ‘Elizabeth: La edad de oro’ (2007) y los 38 episodios de ‘Los Tudor’ (2007-2010). Es decir, un especialista en convertir la historia, o algo parecido, en relatos francamente atractivos por su exuberancia dramática, su sanguinolencia estilizada y, por qué no, su carnalidad.
Filmada en Irlanda durante cinco meses, ‘Vikings’ tiene como referencia las historias en torno a Ragnar Lodbrok, uno de los grandes héroes de la mitología nórdica. La serie tiene lugar a finales del siglo VIII, en algún lugar de Escandinavia. Ragnar es un granjero y saqueador vikingo con ansias de trascender lo conocido y explorar las tierras del Oeste, donde cree que esperan grandes tesoros. Su esposa, la doncella escudera Lagertha, al igual que su hermano Rollo, le apoyan en su visión, pero no el temible líder tribal Earl Haraldson. Lo que no será impedimento para que Ragnar se convierta en el cabecilla de las primeras incursiones vikingas en Inglaterra.
Los vikingos son observados generalmente como simples invasores y maleantes, pero en realidad eran más sofisticados que eso. Esta serie nos recuerda sus contribuciones positivas a la civilización occidental: esa rica mitología y, sobre todo, su concepción igualitaria de los géneros. A que los vikingos gusten un poco más contribuye un reparto atractivo, empezando por Travis Fimmel, antiguo modelo de Calvin Klein, en el papel de Ragnar; Clive Standen como Rollo; la magnética Katheryn Winnick (arriba, en el centro) como Lagertha… Aunque la verdadera estrella del reparto es el gran Gabriel Byrne en el papel del intolerante Haraldson. No, no es la primera vez que vemos a Byrne en la tele: recordemos, por ejemplo, su paso estelar por ‘En terapia’ de HBO (2008-2010) y, hace algo menos, miniseries británicas como ‘Secret State’ y ‘Quirke’. También tendrá un papel importante en la nueva ‘Coup’.
Pese a ser emitida por un canal que se hace llamar History, Vikings se toma bastante licencias dramáticas. Tiene perdón: la documentación sobre esta época no es tanta y la que hay es fragmentada. El creador Hirst explicaba en ‘The New York Times’: “Tuve que tomarme libertades porque nadie sabe con seguridad qué sucedió en la Alta Edad Media. Muy poco se escribió entonces”.
El diseñador de producción Tom Conroy visitó una multitud de museos escandinavos para las referencias visuales, pero igualmente tuvo que poner bastante de su imaginación. Al parecer, uno de los peores desafíos fue dotar de fuentes de iluminación a las casas vikingas, que no tenían ventanas. ¿Cómo crear una fotografía de interiores realista a la vez que atractiva? Sí, casi un desafío mayor que llegar al Oeste e invadir Inglaterra. Para dicho desafío, por cierto, se diseñaron dos barcos vikingos de 17 metros de largo, construidos en la República Checa. Gran parte de los muebles de la serie se crearon en India, cuyos mercadillos abastecieron de utensilios a la producción, desde cálices de metal hasta objetos cotidianos de toda índole.
Se agradece la búsqueda de realismo de la serie, que deviene en una experiencia más cercana y creíble que, digamos, ‘Spartacus’. El primer capítulo, dirigido por Johan Renck (‘Breaking Bad’), es una inmersión estimulante en el modo de vida vikingo. En su mayoría, a través de los ojos de un niño: Bjorn, hijo de Ragnar, quien asiste a un curso acelerado de vida vikinga cuando le toca ayudar a sentenciar a un hombre a la muerte, y ver cómo lo decapitan (para entrar en el Valhalla, “el salón de los muertos”). En este episodio aprendemos también cómo construían sus barcos, gracias a las explicaciones de Floki, un amigo de Ragnar, algo loco, encarnado por Gustaf Skarsgard, hermano del Alexander de ‘True Blood (Sangre fresca)’.
Y hablando de ‘True Blood’: espero que los responsables de la serie no se lo tomen a mal, pero lo mejor de ‘Vikings’ deben ser los créditos iniciales, obra de Rama Allen, quien también ayudó con los de la citada serie vampírica. Un conjunto de imágenes fascinantes con banda sonora embrujadora: el “If I Had a Heart” de la artista sueca de pop electrónico Fever Ray. Saltarse los créditos sería un crimen. O una salvajada épica.
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