Locos estamos todos, desde el que está sentado en la silla leyendo esto hasta alguien que coge una bicicleta y se lanza por una bajada con generosa pendiente como si no hubiese límite alguno a pegarse el piñazo del siglo. Al final la locura depende de quién la mire. Estos ciclistas no sufren de ello ya que siguen enteros y asumiendo más retos.

Todo esto con una única meta:

It doesn’t matter, how good a descent is. At the end, I always ask the same question: Is there a better one?

Es decir, que no importa la bajada, ni lo buena que sea, que habrá otra mejor al terminarla. La pregunta es dónde, en qué punto del mundo se encuentra el próximo record. Pero esto no es locura, es deporte sano. Al menos para Ben Schulz, Jens Mainzer, Johannes Riebl y Tom Malecha que han ido de un país a otro para dejar a su bicicleta de montaña salvar cualquier obstáculo en el suelo.

Una pendiente pronunciada, una cámara en el casco, un buen calzado y guantes y por supuesto la bicicleta, y ya tenemos todo listo para meternos en una cueva para bajar por ese espacio cerrado. Háblales de que cojan el coche…

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