Experiencias por vivir

Sobrevivir a un salón del cómic

pasillos_salon

Saliéndonos un poco de la dinámica general, te proponemos algo distinto: visitar un salón del cómic. Aunque no seas aficionado a este tipo de cosas es una experiencia curiosa que puedes vivir. Os cuento mi experiencia como aficionado y como profesional.

Uno nunca sabe donde va a tener que enfrentarse a una hazaña que le ponga a prueba. Pensaba que los salones del cómic eran eventos para adolescentes donde lo más emocionante que podía pasarte era cruzarte con algún dibujante famoso. Eso es porque aún no había tenido que enfrentarme a una sesión de firmas un domingo por la mañana en el stand de Planeta.

Adrik

Un salón de cómic es un universo alternativo donde puede ocurrir cualquier cosa. De esto puede dar fe Adri Ortiz, aficionado y profesional a partes iguales que se inició en el mundo del cómic con su fanzine plagiario ‘Fanjanter: El Plagio Definitivo’. A día de hoy es diseñador gráfico, ilustrador y editor eventual en Zona Fandom, donde publica Fan Hell.

Nunca olvidaré mi primera vez

La primera vez que pisé el Salón Internacional del Cómic de Barcelona me pareció haber llegado a un lugar fantástico. Era un adolescente que esperaba encontrarse un recinto lleno de cómics y derivados, y efectivamente ahí estaban. Lo que no esperaba encontrarme era el gran número de aficionados que, al igual que yo, deambulaban por los pasillos buscando saciar su necesidad consumista.

Como buen aficionado al mundo del cómic yo era el típico fan que hacía horas y horas de cola para poder conseguir dibujos de autores a los que idolatraba. A veces, tras mucho esperar mi turno, me había tocado llevarme una simple y decepcionante firma. “¿Quien se ha creído este autor que es?”, pensaba. “¿Se le ha subido la fama a la cabeza? ¿Es que no soy digno de un dibujo que solo tardará 5 minutos en hacer?” Algunos años después encontré las respuestas a estas preguntas.

Cuando años más tarde convertí aquella afición en una profesión descubrí que no era tan bonito como parecía desde fuera. No podía imaginarme que fuera a ser tan duro estar al pie del cañón en una industria que desde fuera muchos consideran infantil. Ser dibujante de cómics no es una profesión que cualquiera pueda realizar, requiere mucha perseverancia, ser muy ambicioso y lleva implícito una cosa: creas un producto cuyo mayor consumidor es un publico muy entusiasta y exigente. Es una mezcla muy peligrosa.

Cuando eres un profesional (o un aficionado con aspiraciones) los salones del cómic son el lugar donde conocer a editores que puedan estar interesados en tu trabajo, enseñar muestras a ojeadores de editoriales extranjeras, reunirse con otros autores para hablar de proyectos… Son cuatro días de andar de arriba para abajo sin descanso. No hay tiempo que perder, hay mucha gente con la que hablar y/o negociar, y si no estás ahí dando la cara, otro lo hará.

Está claro que cuando se quiere algo hay que luchar por ello. Si tras dos días de estresante salón tienes la oportunidad de ir a una cena-reunión para hablar de futuros proyectos con otros autores, te apuntas sin dudarlo. Si la cosa se pone interesante y la reunión se alarga hasta las tantas de la madrugada tu te quedas allí sin perder detalle, ya habrá tiempo de dormir. Ahora bien, si al día siguiente tienes una sesión de firmas a primera hora de la mañana, lo de dormir se complica.

La hora de la verdad

Domingo a las 10 de la mañana, cuarto y último día de salón. Estás hecho polvo, hasta tus ojeras están cansadas, pero tienes por delante una sesión de firmas y no puedes decepcionar a tus lectores. Por muchos proyectos que hayas concretado esos días, por muchos contactos interesantes que hayas conseguido, si no lo das todo con los chavales (y no tan chavales) nada de esto habrá servido para nada. Mientras entro al recinto donde se realiza el evento voy meditando si debería dejarme puestas las gafas para esconder las ojeras… me las quito y alzo la mirada hacía el mastodóntico stand de Planeta DeAgostini. Hay un letrero con mi nombre y una enorme cola tras él. Estamos firmando tres autores a la vez y yo soy el menos relevante. Alucino.

Lo que creo que puede llevarme, como mucho, una hora, se convierte en una sesión de firmas de más de dos horas. No puedo con mi alma, estoy agotado, pero he tenido una sonrisa en la cara para todos y cada uno de los lectores que han venido a que les firme su cómic. He atendido todas las peticiones, algunos te piden que les dibujes algunas cosas más complicadas que otras, pero las haces encantado. Incluso he conseguido, casi milagrosamente, hacer memoria y acordarme a algún lector que espera que te acuerdes de él de años anteriores. ¡Nadie va a irse de allí pensando que se te ha subido la fama a la cabeza!

Cuando acabo tengo la mesa llena de cosas que me han traído algunos lectores, desde fanzines que para que los valores hasta regalos personales como un CD de música imposible de conseguir que un fan me ha regalado. El esfuerzo de simpatizar tus seguidores ha merecido la pena. Dejo el stand pensando que solo por la cara de alegría que ponen algunos lectores ya merece la pena el esfuerzo.

P.D.: Tras un café me voy a la cola de un autor al que sigo desde hace años y del que no tengo ningún cómic firmado. Mientras espero mi turno pienso en que complicado dibujo voy a pedirle que me haga. Me río yo solo.

Salones del cómic que visitar.

Aquí tienes algunos salones y jornadas de cómics que puedes visitar. Algunos, como el de Barcelona, son grandes eventos, con exposiciones, stands gigantes, y kilos y kilos de merchandising. Otros, como las jornadas de Avilés, son encuentros más cercanos entre aficionados y profesionales, donde “las jornadas” acaban teniendo lugar entre comida y comida.

En 1001 Experiencias | Cinco islas para descubrir el paraíso
En 1001 Experiencias | Un día en las carreras de caballos en Ascot

Comentarios

  1. Comentario by Compañeros de Ruta (CVII) - diciembre 11, 2011 03:53 pm

    [...] como dormir a los pies de la gran duna del desierto de Erg Chebbi, a otras más frikies como sobrevivir a un salón del comic. Pásate de vez en cuando y déjate sorprender por sus expertos, ¡no es sólo para [...]

    Responder  
  2. Comentario by Mario - diciembre 12, 2011 01:24 pm

    Parece sencillo sobrevivir a algo así pero si has ido a alguno la experiencia es única. ¿Cuánto presupuesto lleváis para sobrevivir y comprar?

    Responder  
  3. Comentario by María Victoria Rodríguez - diciembre 13, 2011 10:09 am

    Familia de otakus. No digo más. Hemos visitado los salones de manga y comic de media España. Y la “meca” es Barcelona que el próximo año caerá en la agenda familiar, sin dudas. Agregaría el Salón del Manga de Jeréz (entre marzo y abril) y los más modestos pero con una audiencia fiel y entusiasta en Málaga, Algeciras o Marbella (éste último, recién nacido y con toda la energía de un público entregadísimo). Desde el punto de vista del publico asistente, hay que decir que lleva mucha preparación, con las coreografías, los contactos previos para quedar y desvirtualizar y la realización de los cosplays. En fin! Una experiencia muy vital y sana para grandes y chicos. Recomendable.

    Responder