Experiencias por vivir

Marrakech, descubriendo el laberinto rojo

Ciudad imperial, escondite secreto de celebrities y refugio exótico de la bohemia internacional… Marrakech es todo eso y mucho más. No en vano, su nombre significa “Tierra de Dios”. Su orografía, a los pies del Atlas, su peculiar distribución, la Medina y su esplendoroso pasado la convierten en un destino cautivador y sorprendente. Un laberinto que se tiñe de rojo bajo los rayos de un sol que arde sin compasión hasta consumirse cada día.

Toma de contacto

Las primeras horas en Marrakech suponen un colapso para los sentidos. La vista, el olfato y el oído acaban sobrestimulados… Hay un deambular constante de peatones, carros, coches, autobuses, burros, motos y bicicletas (en las que viajan haciendo equilibrio hasta cuatro personas). Las llamadas a la oración se mezclan con el rugir de motores antiguos, el morse de los claxon, el sonoro idioma local y la retaila de frases hechas en mil idiomas con las que los tenderos pretenden hacer que te pares en sus puestos. El polvo de las calles crea una atmósfera peculiar, dotándolo todo de un aire onírico, potenciado por los embriagadores olores que salen de los puestos de especias, las parafarmacias y las tiendas de incienso y aceite de argán.

Djemaa el Fna, el punto de partida

Es aconsejable comenzar tu recorrido por la siempre concurrida y sorprendente Plaza de Djemaa el Fna. Epicentro de la vida diurna y nocturna de Ciudad Vieja y contrapunto cultural a los barrios de extramuros, más modernos y occidentalizados, como son Guéliz o Hivernage. Djemaa el Fna es todo museo antropológico al aire libre. Aquí encontrarás acróbatas, trovadores, curanderos, vendedores, bailarines, músicos venidos de las montañas y hasta con encantadores de serpientes…. Al caer la tarde, la Plaza muda su piel como las cobras que la habitan por la mañana y se llena de puestos de comida. Un espectáculo, a media luz, donde el humo de las improvisadas cocinas desmontables hace que la escena parezca una acuarela de Turner.

La Medina, donde el corazón te lleve

El minarete de la desaparecida mezquita de la Koutoubia es el faro de la ciudad y marca las inmediaciones de la Medina. Declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, esta tela de araña, tejida a lo largo de los siglos, es un lugar único. Las casas y los palacios se amontonan, sin prejuicios, junto mercados y mezquitas (infranqueables para los no musulmanes). Los tejados parecen sufrir un párkinson avanzado, mientras las fachadas de adobe resisten el paso del tiempo, sin interés alguno por tratamientos antiaging. En este enjambre podrás ver, oler, oír, tocar y saborear el lado más auténtico de la ciudad. Adéntrate en esta maraña con precaución pero sin miedo. Perderse es una obligación en este hormiguero donde cada calle se capilariza hasta el infinito, serpentenado sin descanso. Si quieres conocer el lado más cool de la Medina, pon rumbo a Avenue Mouassine. Allí, entre galerías y talleres de jóvenes artistas, se empieza a definir el nuevo ADN del diseño made in Marrakech.

Zouks, esencia artesana

El barrio de los zocos, al norte de Djemaa el Fna es otra visita obligada. A primera vista todo es igual pero, a la vez, todo es diferente. Puestos, tiendas, talleres y artesanos se suceden como si clonaran una calle y la replicaran hasta el infinito. Las dos calles principales son Rue Semarine y Rue Mouassine. Personalmente, prefiero recorrer la segunda, con nuevos locales de diseño más actual. Puedes echar el día sólo en esta zona viendo los zocos de las especias, las alfombras, las pieles, los curtidores, los tintoreros. Todo el mundo trabaja de cara al público, por lo que verás técnicas ancestrales de trabajo artesanal que ya no se dan en ningún otro sitio.

Entre tumbas, palacios y museos

El pasado imperial de la Ciudad Roja se deja notar en los notables monumentos que se conservan en sus cuatro puntos cardinales. No te pierdas el Palacio de la Bahía (en la imagen) y las ruinas del gran Palacio Badi, recuerdo de la importancia geopolítica del lugar. Otra parada necesaria son las Tumbas Sadíes, lugar de enterramiento sagrado de los sultanes, y la Madraza de Ben Youssef, la célebre escuela coránica. En todos ellos podrás hacer un recorrido por la historia de Marrakech y entender mejor su regio porte. Si quieres extender tu flashback historicista no dejes de visitar el Museo de Marrakech. Y, para conocer más del arte y folklore de la zona, continua tu ruta cultural en el Museo de Dar Si Said.

Delano Marrakech, el favorito

Si estás buscando un lugar donde alojarte, no debes perderte el hotel Delano Marrakech. Recién inaugurado, llega precedido por el rutilante éxito de su hermano mayor en Miami. Sin duda, a día de hoy, es el hotel más deseado de la ciudad. A escasos 300 metros de la Plaza Djemaa el Fna, fusiona lo mejor del relajado y übercool estilo Delano con la tradición marroquí. Jacques Garcia, responsable del interiorismo, ha hecho un sutil trabajo, capaz de reproducir lo mejor de la esencia de las “Mil y una noches”, sin olvidar el ADN del hotel que redefinió el lujo en los años 90.

Como un sultán 2.0

La calidad del servicio, la suntuosidad de la decoración y el despliegue tecnológico del que hacen gala te hará sentir como un sultán contemporáneo. Sus Ipad cuentan con un sistema de información y servicios que hacen que todo lo que necesites esté a solo a un click. Las habitaciones, todas muy amplias, tienen unas fabulosas vistas a la ciudad vieja. Pero, intramuros, el secreto mejor guardado son sus camas XXL. Si no fuera por todo lo que hay fuera, no querrías abandonar este oasis de diseño, ni sus refrescantes piscinas (2 exteriores y 1 interior).

Relax total

Y tratándose de un hotel en Marrakech no podría faltar una zona de relajación y cuidados personales. El Pearl Spa de inspiración marroquí, pone a tu disposición sus cuidadas instalaciones. Más de 2.000 metros con lo mejor de los hammanes locales y los más novedosos tratamientos. Es una visita obligada al acabar el día. Aquí olvidarás el trasiego de la Medina y tus retinas se relajarán gracias al acertado uso de la cromoterapia. Te recomiendo los masajes corporales y la reflexoterapia, para aliviar el cuerpo tras los interminables paseos por la ciudad.

Copas con vistas

Puedes comer o cenar en sus restaurantes de cocina local, italiana o japonesa. Personalmente, tras varios días probando los platos típicos te recomiendo Namazake; el mejor japonés de la ciudad. Resulta el colmo del exotismo degustar los deliciosos makis creados por Senzai Renee, viendo como el sol se derrama sobre el Atlas y la luz transforma la Koutobia.

Tras la cena, túmbate en alguna de las day-bed del Skylounge y disfruta de alguno de los estupendos cocktails. A un lado tendrás la refrescante piscina circular iluminada en blanco y, al otro, unas vistas de la ciudad que son realmente fascinantes.

Mis tips personales

Ministerio del Gusto. Una de mis tiendas de decoración favoritas. Creada por los diseñadores italianos Alessandra Lippini y Fabrizio Bizzarri, es un lugar tan excéntrico como mágico. Podrás encontrar lo mejor de creadores locales y de jóvenes diseñadores internacionales. 22, derb Azzouz – el Mouassine. www.ministerodelgusto.com

Chez Chegrouni. Los mejores platos de la Medina se sirven en casa del célebre chef Richard Neat, que quien con varias estrellas Michelin reinterpreta como nadie la cocina local. Eso sí, no podrás beber vino, dentro de la Ciudad Vieja, no está permitido. 46, Djemaa el Fna.

Jardin Majorelle. Originariamente creada por el pintor Jacques Majorelle, en los 70 pasó a manos de Yves Saint Laurent. Junto a su maravilloso jardín, podrás visitar su colección de arte islámico. Rue Yves Saint Laurent, s/n. www.jardinmajorelle.com

Musée Tiskiwin Es un pequeño y desconocido museo privado, alojado en el palacio del antropólogo holandés Bert Flint. Su colección de arte bereber es impresionante. 8, Rue de la Bahia. Telf.+212 24 38 11 91

Amanjena. ¿Un hotel o una joya arquitectónica? Ambas cosas en el Palmeral, a unos 20 minutos del centro de la ciudad. No dejes de visitarlo para una cena romántica. Su restaurante de cocina tradicional es de los más aclamados. Al caer la noche todo se ilumina con cientos de velas y sus láminas negras de agua reflejan hasta las estrellas. https://www.amanresorts.com

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Comentarios

  1. Comentario by Javier - agosto 13, 2013 02:47 pm

    Una descripción de Marrakech realmente increíble y muy certera. Me ha transportado y recordado mi última visita a la ciudad, donde celebré mi cumpleaños con alguien muy especial y conservo un emotivo recuerdo de este viaje…..El hotel es digno de visitar, es un espacio alucinante y muy recomendable….sobre todo las vistas de la ciudad desde la terraza !!!

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