Tras una primera entrega continuamos con el listado de las 20 películas que hay que ver antes de cumplir los 35 años. Debo confesar que por mucho juego que den estas listas, en realidad son un verdadero coñazo hacerlas. Intentar reducir a 20 los títulos imprescindibles que toda persona con un mínimo de interés en el séptimo arte debe ver, es tarea ardua y sujeta a malentendidos. Como siempre ni son todas las que están ni están todas las que son. Espero que estos veinte títulos despierten interés en alguno de vosotros.

‘El hombre que mató a Liberty Valance’

El gran John Ford no podía faltar en esta selección, aunque elegir una de sus películas sobre todas las demás es quizás demasiado osado. ‘El hombre que mató a Liberty Valance’ (‘The Man Who Shot Liberty Valance’, 1962) supone una de las cumbres de su filmografía y también del género cinematográfico por excelencia, el western. Película donde leyenda y realidad se dan la mano en un ejercicio desmitificador que ahonda en el universo del género como pocas. Lee Marvin nunca estuvo tan odioso, y dos iconos como John Wayne y James Stewart se compenetran a la perfección. Reflexión sobre el paso del tiempo, la amistad y el amor.

‘Up’

De entre todas las maravillas de la todopoderosa Pixar he elegido el film dirigido por Peter Docter y Bob Peterson por sus absoluto equilibrio a todos los niveles. Drama y comedia se dan la mano como pocas veces mientras Michael Giacchino —uno de los grandes descubrimientos musicales de los últimos años— hurga en nuestras emociones. La increíble aventura de un anciano y su casa elevada con globos como catarsis a toda una vida, y con un prólogo que es todo un homenaje al cine mudo en el que se sintetiza toda una vida de pareja, mientras el público infantil pregunta a sus adultos el porqué de sus lágrimas.

‘La evasión’

Según el insigne Jean-Pierre Melville ‘La evasión’ (‘Le Trou’, Jacques Becker, 1960) era la más bella película realizada en Francia, algo que no resulta nada exagerado cuando uno se deja llevar por ese torrente de gran cine que es el trabajo de Becker, el último de su muy interesante filmografía. La historia de un intento de fuga basada en un hecho real y protagonizada por uno de los propios fugados, supone todo un descriptivo mosaico sobre el ser humano y sus sueños de libertad absoluta. Con un manejo magistral del silencio, la película consigue poner el corazón del espectador en un puño.

‘Suspense’

Si hay una película de terror que pone los pelos de punta y deja pensando durante mucho tiempo en lo visto esa sin duda es ‘Suspense’ (‘The Innocents’, Jack Clayton, 1960), adaptación de la famosa obra de Henry James ‘Otra vuelta de tuerca’. Deborah Kerr en uno de los personajes de su vida interpreta a una institutriz que deberá lidiar con niños y fantasmas, de la mano de Jack Clayton, genial director hoy olvidado con más de una joya en su filmografía. Ver esta película completamente solo y de noche es todo un reto para corazones impresionables. La nana del inicio, muy, muy perturbadora.

‘Sopa de ganso’

La obra cumbre del humor anárquico, si es que tal acpeción existe, y doblete del director Leo MaCarey en la lista. Decir que los hermanos Marx eran geniales es decir poco. Su humor ha sido imitado hasta la saciedad por muchos grandes cómicos que vinieron después, pero jamás han sido superados. Sin ellos no existirían Jerry Lewis, los Monty Python o Sacha Baron Cohen, por poner tres ejemplos dispares en tiempo. ‘Sopa de ganso’ (‘Duck Soup’, 1933) no deja títere con cabeza en su escalada hacia el cenit del humor absurdo. Gags absolutamente delirantes e inolvidables como el del espejo que no existe.

‘Los siete samuráis’

Del genio japonés de Akira Kurosawa he decidido incluir ‘Los siete samuráis’ (‘Shichinin no samurai’, 1954) por suponer una de las cumbres del cine de aventuras de toda la historia del cine. De más de tres horas de duración, el film pasa como un suspiro gracias a un increíble manejor del ritmo logrando un film épico sobre siete bandidos que deciden protreger a un pueblo de la tiranía que les oprime. John Sturges realizó un mítico remake en clave de western y Kurosawa quedó tan satisfecho del mismo que le regaló una espada de samurái a Sturges.

‘Laura’

Del imprescindible Otto Preminger, otro de esos realizadores olvidados entre los cinéfilos de ahora, es necesario recuperar la que para muchos, yo incluido, es su mejor película. Obra cumbre del melodrama criminal y sobre la fascinación sin límites que puede producir una mujer. Si a ello sumamos que dicha mujer es nada más y nada menos que Gene Tierney, uno no puede sino derretirse ante su carismática y abrumadora belleza. Dana Andrews en uno de los papeles de su vida y Clifton Webb absolutamente inolvidable.

‘Bird’

Del maestro Clint Eastwood podríamos haber elegido varias películas, pero la inclusión de ‘Bird’ (id, 1988) mata varios pájaros de un tiro. Por un lado es probablemente su proyecto más personal y en cierto modo cubrimos el musical con esta película, aunque no sea un musical en el sentido estricto de la palabra. No obstante, su construcción narrativa asemeja una composición de jazz, género al que el film brinda toda una declaración de amor. Un inmenso Forest Whitaker termina de redondear el producto.

‘Los pájaros’

De don Alfred Hitchcock hay donde elegir puesto que su filmografía está llena de títulos imprescindibles. Sin embargo ‘Los pájaros’ (‘The Birds’, 1963) se me antoja perfecta para esta lista. El terror surgido de lo más cotidiano, el instinto de supervivencia como única arma posible y las desconocidas causas —el espectador de hoy día, acostumbrado a que le subrayen las cosas mil veces, no podría con este film— aumentan lo terrorífico de la propuesta. Magistral planificación por parte de su director, utilizando de forma muy inteligente el fuera de campo, y un trabajo de Bernard Herrmann único.

‘Carta de una desconocida’

El director más elegante de todos, Max Ophüls, y una de sus obras maestras, realizada en suelo estadounidense. Adaptación del relato de Stefan Zweig, conmovedor hasta decir basta, supone la interpretación más grande de Joan Fontaine, a la par de ofrecer una visión sobre lo patético de enamorarse de alguien que no te corresponde. Sin una sola concesión al espectador, el film habla sobre todo de la necesidad de amar por encima de todas las cosas, y de cómo ese sentimiento puede marcar toda una existencia.

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