La nueva generación de consolas de sobremesa llegó hace un año, cuando Nintendo lanzó su no demasiado exitosa hasta el momento Wii U, pero nos hemos empeñado en hablar de la next-gen en términos de PS4 y Xbox One. En cualquier caso vengo a deciros una cosa: la nueva generación de consolas puede esperar.

A la Wii U, como decía, no le han ido bien las cosas. Nintendo no ha conseguido vender lo que quería vender, y básicamente la culpa la tiene su nefasta estrategia de comunicación. Empezando por el nombre de la consola, que debería haber roto con Wii pero no hubo bemoles seguramente debido al brutal tirón de la marca, y acabando por la incapacidad total para explicarle a sus potenciales compradores que la Wii U no es la Wii, que es otra cosa. Y así, el que ya tenía la Wii, todavía se está preguntando “¿y para qué quiero yo la Wii U si es lo mismo?”.

Lo mejor viene cuando le echamos un ojo a la PS4 y a la Xbox One, dos consolas a las que por lo menos les quedaba un añito más en el horno. Lo que sucede es que había que lanzar ya algo nuevo sí o sí porque 1) los jugadores se han hartado ya de tener las mismas consolas durante tantos años, a pesar de que el catálogo de ambas es brutal y de que todavía pueden recibir juegazos y 2) es una forma de activar el consumo, de hacer que el sector vuelva a sacudirse y moverse. Chicos, que la PS4 se puso en venta el pasado 15 de noviembre en EEUU y en un día vendió un millón de unidades. Decidme que no había ansia viva ahí, copón.

Que no, que a estas consolas no les tocaba salir todavía. Que merecían algo más de cariño y menos prisas. Que necesitaban al menos un año más de desarrollo, por mucha furia y hambre de potencia que la comunidad jugona ha demostrado tener. Como leí no sé dónde hace unos días con motivo del lanzamiento de la PS4: la nueva generación ya está aquí, vale, pero ahora toca esperar a que lleguen los juegos. Entre los fallos de las primeras unidades y el escaso catálogo de lanzamiento, tanto en número como en calidad y más cuando en PS3 y Xbox 360 tenemos joyas y más joyas por descubrir, ya me pueden esperar sentado.

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