Hay dos momentos para estar en Río de Janeiro. Uno de ellos es durante el Carnaval. Sin dudas, el mayor del mundo y cuando la ciudad entera se transforma. Otro de ellos es durante los últimos días de cada año. Los hoteles se llenan de extranjeros que llegan para inundarse del ambiente del Fin de Año en Río de Janeiro. La fiesta inolvidable.

¿Dónde es la fiesta? En todos lados. La ciudad al completo se viste de blanco para celebrar el final de un año y el inicio del nuevo bajo un lema, una idea que lo rija. En este caso los festejos del 2012 tendrán como tema la sostenibilidad. Pero, a decir verdad, los lemas oficiales poco importan, porque lo que interesa es… la fiesta.

Cada hotel que bordea las playas, a lo largo de la Avenida Atlántica en Copacabana, se viste de luces y prepara menus especiales, abre sus salones y terrazas para los festejos del Reveillon, que se prolongarán toda la noche. Los museos, restaurantes, clubes, y monumentos sirven de escenario para vivir las últimas horas del año. ¡Hasta el Pan de Azucar tiene su propio programa de festejos!

Pero no necesitas dinero para participar de la alegría carioca. Vístete de blanco, como indica el “protocolo” y échate a la calle. A lo largo de la playa de Copacabana encontrarás escenarios que desde las últimas horas de la tarde se llenarán de figuras y música. Lásers gigantes recorren las fechadas marcando el ritmo del tiempo, señalando cuánto falta para el gran estallido de alegría e ilusión.

Pero sin dudas, el lugar para estar a las 12 de la noche del 31 de diciembre es la playa de Copacabana, con una copa en la mano y los ojos clavados en el mar. Te sumarás a la cuenta regresiva de una marea humana que cada año crece. Más de un millón de personas contando los segundos para comenzar un año nuevo y mejor, con los pies en la arena.

Con la última de las 12 campanadas se inicia el gran espectáculo de fuegos artificiales lanzados desde barcas ancladas a lo largo de bahía de Copacabana. La música no cesa, los sones de tambores y miles de vatios ensordecen a la multitud que baila, se besa, se abraza y festeja. Los cruceros más lujosos se alinean más allá de los fuegos, participando de una noche mágica. Y así se ve la bahía de Copacabana desde un crucero.

De la playa a las fiestas privadas que se celebran en hoteles, clubes y residencias de todo tipo. Es el momento de la explosión de alegría que se continuará allí mismo hasta que salga el sol.

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