‘Star Trek’, un universo por explorar
El estreno el próximo viernes de ‘Star Trek: en la Oscuridad’, la segunda entrega del reinicio de la saga galáctica cinematográfica más conocida de la historia del cine con permiso, por supuesto, de ‘Star Wars’, nos pone en bandeja el traeros hoy un somero repaso a la franquicia trekker —que no trekkie, cuidado— e intentar así provocar la curiosidad de que os acerquéis a este particularísimo universo que tantas pasiones ha generado en el público norteamericano desde finales de los años 60.
El origen de un mito
Poco podía imaginar Gene Roddenberry, antiguo piloto civil y sargento de policía reconvertido a productor de televisión que aquél proyecto ideado en 1964 como mezcla de Buck Rogers y Flash Gordon iba a convertirse en un éxito de tales proporciones que trascendería su muerte perpetuándose en un legado que abarca ya casi cinco décadas.
Obstinado en labrarse una carrera en Hollywood, Roddenberry había abandonado su puesto de piloto en la PanAm a finales de los cincuenta para afincarse en Los Angeles. Y mientras trataba de que algún estudio aceptara producir las muchas ideas para series que se le iban ocurriendo, hizo carrera en la policía hasta llegar a Sargento I.
Pero en 1966, y tras haber escrito episodios de varias conocidas series de los sesenta como ‘El Virginiano’ o ‘Dr. Kildare’, todos sus esfuerzos se vieron recompensados cuando el piloto de ‘Star Trek’ veía la luz en la caja tonta para mantenerse en ella durante tres temporadas y finalmente ser cancelada por la NBC en 1969 debido a los pobres datos de audiencia.
Los Trekkers
Pero esos tres años habían sido más que suficientes para generar la aparición de un movimiento fan que iría creciendo sobremanera con los años: nacido en 1967 de forma espontánea en una convención de Ciencia Ficción, en la que varios seguidores de la serie llevaban orejas puntiagudas a lo Spock, el fenómeno trekker comenzaría a acaparar la atención del público cuando el show fue cancelado y comenzaron sus muchas reemisiones.
Con más de 3000 asistentes en la Primera Convención Internacional de ‘Star Trek’ convocada en 1972 en el Hotel Hilton de Nueva York —en la que estaría presente el mismísimo Isaac Asimov— el fenómeno trekker daría lugar al nacimiento durante la década de los 70 de más de 250 clubes que terminarían traduciéndose a mediados de los noventa en cerca de 400.000 miembros con presencia en algo más de 130 convenciones diferentes esparcidas por todo el territorio norteamericano.
Y eso antes de la aparición de internet, un hecho que hizo propagarse como la pólvora el fanatismo por la serie hasta el punto de que un periodista llegó a bromear al respecto afirmando que “en los primeros días de internet el 50% de lo que no era porno, era ‘Star Trek’”.
¿Por qué ‘Star Trek’?
Descrita por Gene Roddenberry como un “’Caravana’ en las estrellas”, enraizando así sus orígenes en el western puramente americano —‘Caravana’ fue una popular serie de televisión que comenzó a finales de los cincuenta y contó con el inolvidable Ward Bond—, la popularidad de ‘Star Trek’ se debió en su momento a lo revolucionario de los planteamientos de su creador, cuya intención siempre fue usar las futuristas situaciones como analogías de los problemas que por aquél entonces se cernían sobre nuestro planeta, y cómo éstos podían solucionarse a través del humanismo y el optimismo.
Tan visionaria era su posición que, en un tiempo en el que no había cabida para intérpretes que no fueran de raza blanca en las series americanas, Roddenberry se atrevió a contar con un reparto multi-étnico en el que, a la notable presencia de una mujer afroamericana —que provocaría el primer beso interracial en la televisión yanqui— se añadiría, en plena guerra fría, un personaje de nacionalidad rusa en la segunda temporada de la serie.
Unido a unos efectos visuales que superaban con mucho lo que se podía ver en la caja tonta hace cinco décadas, los fans de ‘Star Trek’ siempre han defendido el tono camp de la serie como una de sus mejores cualidades y en ese duelo que la saga ha mantenido desde su aparición con ‘Star Wars’ resultó muy llamativa la declaración que hace años hizo Alex Ross, conocidísimo dibujante de cómics norteamericano que, al ser preguntado “¿Star Trek o Star Wars”?, contestaba con contundencia que “Star Trek, porque al menos no soluciona un complicado triángulo amoroso sacándose de la manga que dos de ellos son hermanos”.
El salto a la gran pantalla
Sólo después de que las re-emisiones de la serie comenzaran a funcionar como lo hicieron y de que Gene Roddenberry presionara a Paramount para que se decidiera a llevar a la gran pantalla ‘Star Trek’, comenzó ésta a considerar las posibilidades de contentar a los cientos de miles de seguidores de la misma. Pero, tras dos años de desarrollo de la cinta, la major decidió abandonarla en favor de una nueva serie de televisión que contaría con el reparto original y que recibiría el nombre de ‘Star Trek: Fase II’.
Pero los estrenos de ‘La Guerra de las Galaxias’ y ‘Encuentros en la Tercera Fase’ cambiarían por completo las intenciones del estudio, y los ejecutivos de Paramount, deseosos de tener un éxito de taquilla similar al que habían cosechado Fox y Columbia, dieron luz verde a lo que terminaría convirtiéndose en ‘Star Trek, la película’, un filme dirigido por Robert Wise, el cineasta responsable, por ejemplo, de ‘West Side Story’, en el que volverían a verse las caras el almirante Kirk, el comandante Spock, Bones, Scotty, Uhura, Sulu y Chejov.
Desafortunadamente, la cinta no tuvo la recepción que se esperaba de ella, y la crítica la vapuleó arremetiendo contra su prolongado metraje, el hecho de que los efectos especiales tuvieran más protagonismo que la historia, o que ésta fuera una mera excusa estirada hasta lo indecible.
La regla de la “Película Impar”
Pero los casi 140 millones de dólares de recaudación —la cinta había costado 50 millones— convencieron a Paramount de que el universo trekker cinematográfico sólo había dado su primer y titubeante paso y, casi al mismo tiempo que se estrenó la primera parte, comenzaron los movimientos para desarrollar una segunda entrega que se estrenaría en 1982 y que comenzaría a dar forma a una supuesta maldición que siempre ha aquejado a las cintas impares de ‘Star Trek’.
De hecho, si se le pregunta a cualquier seguidor de la saga cuáles son sus filmes favoritos de la misma es muy probable que la respuesta siga el patrón de nombrar a las cintas pares, esto es, a ‘Star Trek II: la Ira de Khan’, ‘Star Trek IV: Misión, Salvar la Tierra’, ‘Star Trek VI: Aquel País Desconocido’, y ‘Star Trek: Primer Contacto’, dejando fuera de esta curiosa regla a ‘Star Trek: Némesis’, filme que hundiría por completo la franquicia en 2003.
Del otro lado se quedan los valles que suponen ‘Star Trek III: en Busca de Spock’, ‘Star Trek V: la Última Frontera’ —sin duda, la peor de todas las películas de la saga—, ‘Star Trek: la Próxima Generación’, primera cinta que no contaría con el reparto original, y ‘Star Trek: Insurrección’, añadiéndose a este grupo la citada ‘Némesis’.
Series, series, series y más series
Al mismo tiempo que el universo trek se expandía en la gran pantalla, fueron apareciendo series de televisión con las que ir sumando adeptos a tan singular religión. La primera de ellas, si no tenemos en cuenta a la breve incursión de la de animación a principios de los setenta, sería ‘Star Trek: la Nueva Generación’, cabecera que revolucionaría por completo al fandom de la saga, manteniéndose en antena durante siete años antes de servir de relevo a la tripulación original del Enterprise en la séptima entrega de la franquicia.
Un año antes de su cancelación, en 1993, llegaría ‘Espacio Profundo Nueve’, primera serie creada sin la participación de Roddenberry que tenía lugar en una estación espacial en lugar de hacerlo en una nave estelar. De hecho, dicho marco se reservaría para ‘Voyager’, una cabecera que arrancaría en 1995 manteniéndose seis años en antena y que seguía las aventuras de una nave homónima capitaneada, por primera vez, por una mujer.
Para cerrar esta locura televisiva se estrenaría en 2001 ‘Enterprise’, precuela de la serie original situada temporalmente en el siglo XXII que seguía a la primera nave estelar experimental que, con tal nombre, comenzaría a explorar los confines del espacio.
Un reinicio necesario
Después de que, como decía, ‘Némesis’ hundiera por completo las esperanzas de todo trekker de seguir viajando “donde nadie ha podido llegar”; Paramount tardó casi cuatro años en mover ficha y comenzar a plantearse que las mejores opciones para relanzar la franquicia de cara a una generación de espectadores que no habían crecido con la misma, pasaban por reiniciarla casi desde cero.
Contactando con Roberto Orci y Alex Kurtzman, dos de los guionistas más prolíficos y rentables del Hollywood actual —suyos han sido los libretos, por ejemplo, de dos de las entregas de ‘Transformers’ o ‘Misión Imposible III’—, los estudios pusieron en manos de los jóvenes escritores el reiventarse como quisieran una saga que ambos tenían muy claro, había que acercar a todo tipo de público.
Con J.J.Abrams, el nuevo niño mimado de Hollywood —y próximo responsable de la primera película del reinicio de ‘Star Wars’— en la dirección, ‘Star Trek’ demostró con autoridad que una película de la saga podía ser un espectáculo de primer orden, en el que se dieran la mano humor, acción desbordante y los personajes de siempre, pasando todo lo anterior por un filtro más actual y, por qué negarlo, mucho más “molón”.
Tanto es así que a la cinta no le costaría mucho esfuerzo el encaramarse al puesto de la más taquillera de las once películas estrenadas hasta el momento, animando —no sin muchos dimes y diretes— a Paramount a dar luz verde a esa ‘En la Oscuridad’ que os espera a todos en los cines a partir de este viernes.
Yo de vosotros no me la perdería.
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