Experiencias míticas

Rami, Djukic y otras diez polémicas entre futbolistas y entrenadores

Rami y Djukic

“Djuckic no habla a la cara (…) Es el capitán del barco pero ya veremos donde está a final de temporada. Mi relación con él no es buena”. Las declaraciones de Adil Rami cayeron hace unos días como una bomba en Valencia. La inmediata reacción de Miroslav Djukic fue apartar del equipo al jugador, que también había acusado a sus compañeros de ser unos pelotas. La directiva, que suspendió de empleo y sueldo al central francés, ha apoyado hasta ahora sin reservas al entrenador. No siempre sucede así. La historia del fútbol está llena de casos de futbolistas que se enfrentan a sus entrenadores, y viceversa. Cada historia es un mundo.

Clemente y Sarabia

Clemente y Sarabia

Javier Clemente y Manu Sarabia eran los dos referentes del Athletic a mediados de los ochenta. Juntos habían lllevado al club vasco a la conquista de dos Ligas y una Copa a principios de la década. El primero, dirigiendo desde el banquillo. El segundo, marcando diferencias en la delantera, con su talento singular.

En la temporada 1984/85, Sarabia, titular indiscutible en el equipo de las dos Ligas, empezó a visitar con asiduidad el banquillo. Clemente argumentaba que prefería el concurso del delantero como revulsivo, en los segundos tiempos, pero la explicación no convencía al delantero. Tampoco a buena parte de la afición, que tenía en el futbolista a su ojito derecho. La cuerda se fue tensando hasta que, al inicio de la siguiente temporada, Clemente planteó a la directiva la temida disyuntiva: “O Sarabia o yo”. El jugador desapareció de las convocatorias y, tras un partido con el Hércules a mediados de enero, Clemente declaró que no lo volvería a convocar, acusándolo de no cumplir con las consignas tácticas encomendadas. La directiva intentó templar los ánimos, pero todo estalló en los primeros días de 1986. En medio de una tensión insoportable y con la afición dividida irremediablemente entre clementistas y sarabistas, la directiva dirigida por Pedro Aurtenetxe decidió destituir al entrenador el 25 de enero.

Siempre receloso de los jugadores talentosos, Clemente también tuvo problemas en sus siguiente destino, el Espanyol de Barcelona. El damnificado fue en este caso el danés Lauridsen.

Jupp Derwall y Bernd Schuster

Derwall y Schuster
Con su porte elegante y su melena rubia cortada a tazón, Bernd Schuster fue la sensación de la Eurocopa de 1980. En el seno de una Alemania en transición, el centrocampista del Colonia emergió para ser el faro de un equipo que acabaría ganando el título. Tenía 20 años y todo el futuro por delante. Sin embargo, tres años y medio después jugaba en Heysel su último partido con la camiseta alemana.

El problema de Schuster siempre fue su carácter problemático. El mismo que lo tuvo casi un año sin jugar cuando Terry Venables lo castigó por abandonar en taxi el Sánchez Pizjuán, al ser sustituido en la final contra el Steaua, desentendiéndose del desenlace del partido. El primer roce con el seleccionador Jupp Derwall surgió en mayo de 1981. Tras un amistoso en Stuttgart contra Brasil, su compañero Hansi Müller organizó una fiesta de cumpleaños a la que asistió el plantel alemán en pleno, jugadores y técnicos. Todos excepto Schuster, que se marchó a Colonia sin previo aviso. Esa madrugada Derwall telefoneó al jugador para pedir explicaciones y lo excluyó del siguiente partido, cinco días después contra Finlandia.

Fue el primero de una serie de conflictos que fueron alejando a Schuster de la selección. Un año después, en declaraciones al semanario alemán Der Spiegel, declaraba su deseo de no volver a jugar en el equipo alemán mientras que Breitner y Rumenigge tomaran las decisiones. Schuster consideraba que eran los dos jugadores del Bayern quienes dictaban la táctica al seleccionador. Por su parte, Derwall contraatacó acusando a Gabi, la esposa del jugador, de ser una mala influencia. Tras el Mundial de 1982, al que no acudió por lesión, Schuster salió en defensa de su compañero Schumacher, que había hecho una entrada criminal sobre el francés Battiston en el partido de semifinales. Schuster afirmó que si Schumacher era apartado del equipo nacional, él tampoco volvería a jugar. La respuesta de Derwall fue contundente: Bernd es tonto. ¿Desde cuando hace él las alineaciones? Esto podría llamarse chantajear. Esto dificulta su vuelta a la selección”.

El último incidente se produjo al negarse a acudir a un partido en Albania para asistir al nacimiento de su hijo. Cuando, en la Eurocopa de 1984, un cabezazo de Maceda desalojó a Derwall del banquillo alemán, siendo sustituido por Beckenbauer, todo hacía pensar que Schuster volvería al redil. Sin embargo, poco después anunció su renuncia, que ya sería definitiva, a pesar de que Beckenbauer trató de convencerlo para jugar el Mundial de México.

Henri Michel y Cantona

Cantona

Años después se marcharía a Manchester para convertirse en ídolo de la afición y plantar la semilla de una era dorada del United, pero en 1988 Eric Cantona solamente era un prometedor chaval de 22 años, recién fichado por el Olympique de Marsella, que había sido internacional en cinco ocasiones. Aún quedaba un tiempo para que pateara en el pecho a un aficionado del Crystal Palace que lo había insultado, pero ya daba muestras de su indomable carácter. Después de que el seleccionador Henri Michel lo dejara fuera de la convocatoria para un partido contra Checoslovaquia, Cantona se descolgó con unas declaraciones calificando a Michel de “saco de mierda”. La federación francesa castigó al jugador apartándolo un año de la selección.

A finales de año, los malos resultados desalojaron a Michel del banquillo francés. Su sustituto, Platini, no dudó en volver a convocar a Cantona en agosto de 1989, una vez cumplida la sanción.

Cruyff y Laudrup

Laudrup

Aunque era inminente, la libre circulación de futbolistas europeos que propició la ley Bosman ni siquiera se imaginaba en 1993. Tres eran los extranjeros que podía alinear un equipo entonces, aunque podía haber otro más en plantilla. El Barça de Cruyff había triunfado durante los últimos años con la tripleta Koeman-Stoichkov-Laudrup, pero en el verano de 1993 el técnico holandés decidió incorporar a un cuarto en discordia, el brasileño Romario.

Cruyff se enfrentaba en cada jornada al (bendito) problema de tener que sacrificar a uno de los cuatro cracks. Un día se quedaba uno fuera, otro día otro, pero, conforme avanzaba la temporada, cada vez con más frecuencia era Laudrup el descartado. El malestar del futbolista danés iba en aumento, sobre todo al no participar en los partidos decisivos de la Copa de Europa. La gota que colmó el vaso fue presenciar desde la grada la final de Atenas, en la que el Milan barrió al Barcelona por 4-0. Tras aquel partido, Laudrup anunció su marcha del Barcelona, declarando estar harto de Cruyff. Al año siguiente ganaría la Liga de blanco.

Passarella y Redondo

Redondo 2

Vista desde 2013, con los campos de fútbol de todo el planeta llenos de crestas y extravagantes peinados de todo tipo, la aseada melena que lucía Redondo en los años noventa resulta sobria y elegante. No pensaba así Daniel Passarella, quien, nada más aterrizar en el banquillo de la selección argentina en 1995, puso como condición para vestir la albiceleste llevar el pelo corto. Hubo jugadores, como Ortega o Batistuta, que, de mejor o peor gana, aceptaron la imposición. No fue el caso de Fernando Redondo. El mediocentro madridista se negó a recortar su melena y el seleccionador prescindió de él. Passarella adujo que que Redondo se negaba a jugar escorado a la izquierda. La respuesta del jugador fue tajante: “Si Passarella dice que el tema no es el pelo, entonces miente. Si de verdad lo dice no me podrá mirar a los ojos”.

Un año y medio más tarde, luego de varios cruces de declaraciones y de acusaciones por ambos bandos, Passarella volvió a llamar a Redondo, pero el futbolista renunció, considerando insalvables sus diferencias con el entrenador.

Ferguson y Beckham

Beckham y Ferguson

Los problemas de Ferguson con David Beckham empezaron cuando el futbolista inició su relación con Victoria Adams y pasó de ser un simple futbolista a una celebridad. La agitada vida social de Beckham no era muy bien vista por un hombre tan austero como Ferguson. La tensión estalló en febrero de 2003, tras una derrota en Copa contra el Arsenal. El enternador entró al vestuario, enojado, y le dio una patada a una bota que había en el suelo, con tan mala suerte que el improvisado proyectil alcanzó a Beckham en una ceja. El futbolista perdió el control y se abalanzó sobre el técnico, teniendo que mediar los compañeros. Ese verano Beckham dejaba Manchester para unirse al Real Madrid.

Pellegrini y Riquelme

Riquelme

Pocos meses después de llevar al Villarreal al borde de la gloria europea, acabó el idilio entre los dos máximos artífices del logro, el entrenador y la indiscutible figura del equipo. De la noche a la mañana, el futbolista argentino dejó de entrar en las convocatorias de Pellegrini. El técnico no fue muy preciso, pero dejó caer las razones: “A los jugadores les pido respeto, compromiso y rendimiento”. La directiva se puso inmediatamente del lado del técnico, renovándolo por una temporada más. El futbolista fue cedido al Boca Juniors hasta final de temporada, mientras acusaba a la directiva de condicionar las alineaciones. Regresó en verano, pero la herida abierta ya era imposible de cicatrizar y a finales de 2007 fue traspasado finalmente a Boca.

Guardiola e Ibrahimovic

Guardiola e Ibra

El Barcelona era la sensación del momento. Acababa de ganar el triplete, con un fútbol que maravillaba al mundo entero, pero Guardiola quería darle una vuelta más al invento, ansiaba coronar el pastel y la guinda adecuada era el sueco Ibrahimovic. El delantero de tamaño y talento inabarcable era el nueve que necesitaba el equipo para ser aún mejor, para ser invencible. O al menos eso parecía.

La temporada no empezó mal, con Ibra adaptándose al equipo y dejando algunos buenos partidos, pero a partir del invierno el papel del delantero en el equipo fue menguando. Según la versión del sueco, fue el creciente protagonismo de Messi y su demanda de jugar por el centro lo que propició que Guardiola cambiara el sistema, dejando a Ibra sin sitio. La temporada terminó y cada uno tomó su camino: Pep siguió construyendo un Barça alrededor del mejor jugador del mundo e Ibrahimovic se fue a Milan, aunque de vez en cuando tiene algún recuerdo cariñoso para el que fue su entrenador.

Mourinho y Casillas

Mou y Casillas

A pesar de su controvertido carácter, Mourinho apenas había tenido problemas con los futbolistas bajo sus órdenes. La mayoría de ellos habla maravillas del técnico de Setubal. En Madrid, sin embargo, surgieron los roces. El primero de ellos fue con Pedro León (“Habláis de Pedro León como si fuera Zidane o Maradona”), pero el más sonado fue con Casillas, el capitán del equipo. Tras un inicio idílico, en el que el entrenador llegó a reclamar el Balón de Oro para el portero, la relación se fue deteriorando (hay quien dice que a partir de la llamada de Casillas a Xavi para recomponer los lazos rotos tras el agotador maratón de clásicos de 2011). En su último año, el portugués sentó a Casillas durante un par de partidos, otorgando la titularidad a Adán. Casillas recuperó el puesto, pero se lesionó y el club fichó a Diego López para ocupar la portería. Casillas superó la lesión, pero ya no volvió a jugar.

El entrenador siempre justificó su decisión como puramente técnica, pero no se puede esconder que la relación entre ambos no era la mejor. Mourinho dejó el Madrid a final de temporada. Llegó Ancelotti y también apostó por Diego López.

Paulo Bento y Carvalho

Paulo Bento y Carvalho

Carvalho es un desertor. Paulo Bento es un mercenario. El cruce de descalificaciones tuvo lugar después de que Ricardo Carvalho abandonara airado la concentración de Portugal previa a un partido contra Chipre. El central se sintió insultado por el seleccionador Paulo Bento, que lo había dejado fuera del once titular. El entrenador prefería a Pepe, que acababa de salir de una lesión y no había participado en ningún entrenamiento. Carvalho se encontraba dolido: “He sido 75 veces internacional. Me he dedicado siempre con pasión a la defensa del buen nombre de la selección. Nunca me había sentido tan despreciado y herido en mi dignidad. Soy uno más de la plantilla y me merezco la misma consideración y el mismo respeto que el resto”. En lugar de calmarse, ambos utilizaron después la prensa para atizar el fuego. La federación portuguesa castigó al futbolista con un año de suspensión.

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Comentarios

  1. Comentario by Cinco atletas que han superado sus lesiones y siguen dando de qué hablar - 1001 Experiencias - Men Expert de L'Oréal - octubre 09, 2013 11:02 am

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  2. Comentario by De Isidro Lángara a Jesús Navas: la emigración en el fútbol español - 1001 Experiencias - Men Expert de L'Oréal - octubre 25, 2013 07:58 pm

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