Empiezo a pensar que mi coordinador Natxo se divierte de lo lindo cuando me encarga textos sobre directores que no son santos de mi devoción. Lo imagino riéndose a carcajada limpia cuando me envía los encargos del mes, pero como no hay nada que me mate yo acepto sin problemas. En el caso que hoy nos ocupa hablamos de dos hermanos que precisamente han estrenado hace poco su última película entre nosotros, ‘A propósito de Llewyn Davis’ (‘Inside Llewyn Davis’, 2012), la cual está recibiendo muy buenas críticas —qué raaaaro— y que aún no he tenido oportunidad de bajar, perdón, visionar. Es por eso que hoy repasamos la carrera cinematográfica de los hermanos Coen. Joel y Ethan para los amigos.

Empezando en 1984 y con los dos hermanos tras las cámaras, las películas que dirigieron eran sólo firmadas por Joel, hasta que veinte años después Ethan empezó a parecer también detrás del clásico Directed By. Debo reconocer que, habiendo visto todas sus películas, jamás he sido un fan irredento de su cine, es más, con sus films me decanto entre los que me encantan, los que menos, y los que detesto, que suelen ser mayoría, a lo que sumo algún que otro título despistado que está a medio camino. Recuerdo la pequeña y simpática ópera prima ‘Sangre fácil’ (‘Blood Simple’, 1984), realizada con pocos medios, trasunto de Film Noir, sin pretensiones de ningún tipo, y con Frances McDormand ya haciéndose notar.

Curiosamente ‘Arizona Baby’ (id, 1987) es de mis favoritas, una de las películas de mi adolescencia/juventud, es pareja formada por Holly Hunter y un soportable Nicolas Cage me parecen dos de los personajes más interesantes y entrañables del universo Coen, una película además con sentido del humor y cierta carga melancólica. Los dos siguientes trabajos de los hermanos son de los más admirados por todo el mundo, y a mí me repatean profundamente. ‘Muerte entre las flores’ (‘Miller’s Crossing, 1990) me encantó la primera vez que la vi, con los años me aburría cada vez más y es que no me creo al personaje encarnado por Gabriel Byrne. Por otro lado ‘Barton Fink’ (id, 1991) fue comparada con nada menos que ‘Ciudadano Kane’ (‘Citizen Kane’, Orson Welles, 1941) en el momento de su estreno y aún me estoy escojonando de tamaña comparación, hecha evidentemente por ciegos.

‘El gran salto’ (‘The Hudsucker Proxy’, 1994) no es uno de sus trabajos más recordados, pero a mí es probablemente el que más me llena, una fábula capriana realizada con mucho cariño y que cuenta con el mismísimo Paul Newman en su reparto. Una delicia de película que me hizo sonreír, todo lo contrario que ‘Fargo’ (id, 1996), que a día de hoy sigo sorprendido por la admiración que despierta dicho título —este año se emite la adaptación televisiva en formato de serie—, mucho menos importante de lo que parece. eso sí, se lleva el Oscar al mejor guión. ‘El gran Lebowski’ (‘The Big Lebowski’, 1994) es de las más queridas por el público en general, y a mí me aburre a ratos, y su chiste más comentado está literalmente plagiado de ‘¡Qué asco de vida!’ (‘Life Stinks, Mel Brooks, 1991). Eso sí, Jeff Bridges mola.

Aún recuerdo la cara de gilipollas que se me quedó mientras visionaba en el cine ‘O Brother!’ (‘O Brother, Where Art Thou?’, 2000), la burla a Homero, con un George Clooney pasadísimo de rosca y unos cambios de ritmo brutales. Me convence más esa especie de experimento titulado ‘El hombre que nunca estuvo allí’ (‘The Man Who Wasn’t There’, 2001), atractivo a medias Film Noir con Billy Bob Thorton como una de sus bazas más sólidas, y el blanco y negro como aspecto llamativo. ‘Crueldad intolerable’ (‘Intolerable Cruelty’, 2003) les reúne de nuevo con Clooney, y se trata muy probablemente de la película más accesible de los Coen, una comedia muy convencional con la que buscaban urgentemente la taquilla.

‘Ladykillers’ (id, 2004) es el atrevimiento de estos singulares hermanos a filmar nada menos que un remake de una de las joyas de la Ealing, en concreto ‘El quinteto de la muerte’ (‘The Ladykillers’, Alexander Mackendrick, 1955) con la que evidentemente no resiste la comparación. Tom Hanks se pasa de perfecto en su entregada interpretación y ver a Marlon Wayans ahí metido produce espasmos cerebrales. ‘No es país para viejos’ (‘No Cuntry For Old Men’, 2007) supone el éxito de cara a la Academia de Hollywood, que hacen que los hermanos salgan a recoger premio tres veces. Cormac McCarthy es el mcguffin y Javier Bardem se corona siendo el primer actor español que gana un Oscar, merecido además a pesar del peinado. Al año siguiente parecen tomárselo con más calma con ‘Quemar después de leer’ (‘Burn After Reading, 2008), pero me confieso devoto de esta desternillante película con personajes a cada cual más interesante.

‘Un tipo serio’ (‘A Serious Man’, 2009) es un film pequeño en la filmografía de los Coen, menor si se quiere decir así, signifique lo que signifique eso, porque siendo menor a mí me divierte más que muchos de los considerados mayores, y ese prólogo… ‘Valor de ley’ (‘True Grit’, 2010) es adentrarse en el género cinematográfico por excelencia con lo que ellos llamaron nueva adaptación —en realidad un eufemismo para evitar comparaciones— de la novela que ya había adaptado con mucha mejor fortuna Henry Hathaway en 1969 en uno de los últimos westerns puramente clásicos que se hicieron con el mítico John Wayne a la cabeza. Jeff Bridges recoge el testigo, pero la película, que no aburre, es de una simpleza aplastante.

Gustarán más o menos, pero no hay duda de que su sello es único, personal e intransferible. Uno nota cuando ve una película de los Coen, sea para bien o para mal. Ahora al cine a cantar con su cine y las canciones producidas por Marcus Mumford.

En 1001 Experiencias | La perversión sexual que conquistó al cine
En 1001 Experiencias | El cine de pasado mañana (lo más esperado del 2014)