Paul Schrader, pecados por purgar
Tiempos de listas de lo mejor del año y días de compras navideñas, una combinación letal. O la fuente de múltiples sorpresas, como la que me llevé hace un par de días cuando buceaba entre el catálogo de Criterion. Ahí, entre millones y millones de títulos, vi un enlace al Top 10 de Paul Schrader. Y le di al click.
Porque si hay algo que tengo claro es que Paul Schrader es una de mis debilidades. Tres de sus guiones para Martin Scorsese, ‘Taxi Driver’ (1976), ‘Toro Salvaje’ (1980) y ‘La última tentación de Cristo’ (1988), son autenticas obras maestras. Sin discusión. Del cuarto, el de ‘Al límite’ (1999), podríamos discutir (y mucho) pero seguro que algo rascaríamos.
Pero no es sólo un guionista de éxito (y culto). Paul Schrader también es un director personal, con un universo propio preñado de personajes culpables, de situaciones tensas, de explosiones contenidas que implosionan con metralla de rabia. Pero lo que realmente me fascina de él es que es un tipo con una vida de película. Sé que es algo que se dice muchas veces y que, la mayoría de ellas, es un lugar común… pero se me ocurren pocos ejemplos tan meridianos como los de este guionista-director-camorrero que dio un brio de peligro al Nuevo Hollywood, que lo ensució y le obligó a hacer la esquina en el peor de sus barrios.
Schrader es lo que es gracias al cine y sigue vivo también gracias a él. Y eso no deja de ser paradójico en un cineasta que no vio ni una película hasta pasados los 17 años, alguien a quien Peter Biskind, en su referencial y polémico ‘Moteros tranquilos, toros salvajes’ (Ed. Anagrama), no duda en describir como un arribista sin escrúpulos, un sociópata suicida, un genio movido por la más cruda ambición.
Puestos a hacer rankings, he recopilado una lista con las mejores declaraciones que Schrader me hizo con motivo del reestreno de una de sus películas malditas: ‘Mishima: Una vida en cuatro capítulos’, biopic del, está de más decirlo, más maldito de los autores japoneses.
1.“Me enamoré del cine porque me lo prohibieron”
Mis padres nos prohibieron a mí y a mi hermano Leonard (también guionista y fallecido en 2006) ir al cine o ver la TV. Vi mi primera película con 17 años: ‘El Profesor Chiflado’ (Jerry Lewis, 1963). Fue una desilusión: yo era un chico muy serio. En la universidad me topé con el cine europeo de los 60: Bergman, Godard, Antonioni, Dreyer, Buñuel… Pensadores que lidiaban con conceptos morales. El cine era tan serio como yo.
2. “Yo era Travis Bickle”
Peter Biskind cuenta que Schrader escribió ‘Taxi Driver’ en tan solo diez días. Estaba en Los Ángeles y puede decirse que vivía en mi coche. Había roto con mi esposa y con la mujer por la que dejé a mi esposa. No tenía trabajo. Me pasaba el día conduciendo, comiendo basura y viendo porno. Fue un período depresivo de mi vida, errante y sacudido por el enfermizo deseo de suicidarme.
3. “Amo a mis personajes porque los odio”
La contradicción es el alma del personaje. Tienes que decirte: Lo quiero tanto que lo odio. Esa es la
definición de un personaje complejo. Lo quiero tanto que lo odio de nuevo. He ahí un buen personaje. Siempre me han gustado las personas que dicen una cosa y hacen la contraria.
4. “Marty y yo vivimos en planetas diferentes”
Éramos muy parecidos: misma quinta, mismo físico, los dos asmáticos, cinéfagos, propensos a sobrepensarlo todo… Marty era católico, urbanita y de ascendientes italianos. Yo un calvinista de pueblo con antepasados holandeses. Éramos lo suficientemente diferentes como para que surgiera algo interesante de nuestro trabajo juntos. Ahora no: nos vemos una vez al año, vivimos en planetas diferentes… Y el de Marty es mucho mayor.
5. “Solo quiero contar historias”
Cuando escribo, pienso en dirigir. Cuando dirijo, pienso en el montaje. Y cuando monto, vuelvo a pensar en escribir. Contar historias es una adicción. Si hoy desapareciera el cine, encontraría otra forma de seguir contándolas. El cine no es más que una herramienta narrativa.
Con 66 años cumplidos, un proyecto levantado vía crowdfunding –‘The Canyons’, un retrato del Hollywood de hoy escrito por Brett Easton Ellis y protagonizado por Lindsay Lohan y el porn-star James Deen–, alejado de los grandes estudios, sus compañeros de generación y con un puñado de guiones esperando a que alguien se decida a sacarlos de un cajón, a Schrader empiezan a lloverle los homenajes, algo que, imagino, no debe hacerle mucha gracia. Aunque sean tan pluscuamperfectos y sutiles como el que le regala Quentin Tarantino en ‘Malditos bastardos’ (2009), un desgarrado zarpazo a la Nastasha Kinski de ‘El beso de la mujer pantera’ (1982):
Después de todo, tras toda esa lluvia que, al final, cayó y se llevó la suciedad de las calles, la de Paul Schrader no deja de ser una decisión lógica: seguir haciendo el cine que vive y, si eso no puede ser, el que le permite vivir. El otro siempre tendrá un sitio en su Top 10 de cintas favoritas, una lista con la que demuestra que hasta las pesadillas pueden ser un cuento mágico.
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