Experiencias míticas

Lakers contra Knicks, las Finales del estilo de 1973

Antes de que Magic Johnson y Larry Bird llevaran la rivalidad entre Lakers y Celtics a nuevas cotas, poularizando de paso hasta lo indecible la NBA tanto en Estados Unidos como fuera, los angelinos ya estuvieron involucrados en un par de Finales que, con el tiempo, se han convertido en clásicas dentro de la historia de la liga, y no sólo por el nivel del baloncesto desplegado en ellas. En ambas series por el título, celebradas en 1972 y 1973, se enfrentaban los Lakers y los Knicks en un duelo que, como ocurre muchas veces, iba más allá de lo deportivo. Las dos grandes metrópolis del país, Los Ángeles y Nueva York, iban a verse las caras representadas por dos equipos que encarnaban distintos modos de ver el baloncesto, del juego ofensivo de los Lakers al acento en la defensa de los Knicks, y cuyas estrellas eran unas personalidades de las que apenas se ven ya en la NBA.

Porque junto a chicos poco dados a las salidas de tono fuera de la cancha, como el Laker Jerry West y el Knick Dave DeBusschere (que sobre el parqué se transformaban en feroces competidores), se veía a otros a los que les gustaba vestir a la última, codearse con la “gente guapa” de la época en las mejores fiestas y acaparar portadas no sólo por su juego estelar. En los Knicks, el rey del estilo era Walt Frazier, su base titular, mientras en los Lakers, el gran personaje era Wilt Chamberlain, el hombre que fue obligando a la NBA a cambiar reglas para impedir su insultante dominio físico en la cancha, el de los 100 puntos en un partido cuando estaba en los Philadelphia Warriors, y el que mejor encarnaba la expresión bigger than life. Hasta llegó a aparecer en la película ‘Conan, el Destructor‘.

Frazier, que era un genuino floor general, un base que dirigía a los Knicks sobre la cancha con una visión de juego envidiable, también era el que marcaba estilo en el vestuario, con su querencia por los sombreros, los trajes de tres piezas y los abrigos largos. De hecho, su vestimenta y, especialmente, su afición por los sombreros hizo que se ganara el apodo de Clyde en referencia a Clyde Barrow, el célebre ladrón de bancos de la época de la Depresión que Warren Beatty había interpretado en el cine el mismo año que los Knicks eligieron a Frazier en el draft. Pero Walt era mucho más que trajes y sombreros, y las Finales de 1973 lo demostraron.

Los Lakers habían ganado en 1972, en el segundo enfrentamiento por el anillo de campeón entre ambos equipos, y los neoyorquinos querían revancha. Las Finales de 1973 serían las terceras entre Lakers y Knicks en cuatro años, y las que debían romper el empate entre ellos (en 1970 vencieron los del Madison Square Garden). La rivalidad, por supuesto, era muy intensa, y la prensa la alimentaba aun más poniendo el acento en la edad de las estrellas de ambos equipos, ya muy por encima de la treintena. Como indicó el propio Walt Frazier, aquello iba a ser una batalla por el orgullo.

Y el orgullo que prevaleció fue de los Knicks, cuya defensa maniató los intentos de jugar al contraataque de los Lakers y que siempre encontraron un jugador al que recurrir en ataque cuando alguna de sus estrellas estaba poco inspirada. Los artífices del campeonato, el último logrado por Nueva York, fueron Frazier y Earl The Pearl Monroe, dos bases a los que se conocía en la liga como el Backcourt Rolls Royce por su eficacia, su talento y su elegancia jugando. A Monroe, de hecho, le llamaban también a veces Black Jesus.

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Comentarios

  1. Comentario by Natxo Sobrado - abril 21, 2012 11:32 am

    Qué grande el señor Walt Frazier, no conocía esta pasión suya.

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