Con el estreno en nuestras pantallas de ‘Bienvenidos al fin del mundo’ (‘The World’s End’, 2013), Edgar Wright, Simon Pegg y Nick Frost ponen fin a la peculiar trilogía que en 2004 arrancaba con ‘Zombies party’ (‘Shaun of the Dead’), seguía tres años después con ‘Arma fatal’ (‘Hot Fuzz’) y termina ahora con el que personalmente considero como uno de los mejores filmes que han podido verse durante este 2013 que toca a su fin. Y como quiera que las tres cintas —y la magnífica ‘Scott Pilgrim contra el mundo’ (‘Scott Pilgrim vs. The World’, 2010)— conforman un corpus único dentro del cine actual, no hemos querido desaprovechar la oportunidad que se nos brindaba para acercarnos a la figura de un cineasta que, si nadie lo impide, terminará formando parte de esos que conocemos como los grandes del séptimo arte.

De la caja tonta a los muertos vivientes

Aunque ya llevaba algún tiempo trabajando para la BBC en diferentes series, el nombre de Edgar Wright comenzó a sonar con fuerza gracias al trabajo de realización que llevó a cabo en ‘Spaced’ (id, 1999-2001) aquella peculiar y espléndida sitcom que, mira tú por dónde, también nos dió a conocer a los que se convertirían en sus compañeros de viaje a lo largo de los años que estaban por venir: Simon Pegg —que ya había trabajado con Wright en ‘Asylum’ (id, 1996), otra serie de la BBC— y Nick Frost.

Tras finalizar ‘Spaced’ —una serie que podría considerarse el esbozo previo de la trilogía que hoy nos ocupa— y queriendo rendir homenaje a las cintas de terror de George A. Romero y Sam Raimi, Wright y Pegg escribieron el guión de ‘Zombies party’, un hilarante spoof del género en el que la mezcla entre terror y comedia romántica daba como resultado una cinta que la crítica no tardó en alabar, y no sin razón: con un humor que mezcla el brittish más caústico con cierta inclinación por acercar los postulados de éste a un público más amplio, ‘Shaun of the Dead’ —intraducible juego de palabras con el título original de la segunda parte de la saga de zombis de Romero— es primer y claro ejemplo de la posmodernidad a la que pertenece un cineasta que descubrió la magia del séptimo arte a través de referencias como ‘La guerra de las galaxias’ (‘Star Wars’, George Lucas, 1977) o ‘En busca del arca perdida’ (‘Raiders of the Lost Ark’, Steven Spielberg, 1981).

En su multireferencialidad, Wright establece en este filme muchos de los patrones que después seguirá desarrollando en sus posteriores filmes, jalonados todos ellos por diálogos hiperrealistas e imposibles, personajes caricaturescos —que no obstante podrían ser tus mejores amigos—, una narrativa asombrosa que combina con acierto inacabable todo tipo de recursos visuales y, por último, por la voluntad del británico de que cada nuevo peldaño en su trayectoria sirva para rendir pleitesia a las muchas deudas adquiridas para con el cine que vino antes que el suyo.

Una pelusa muy caliente

Con una recaudación final que casi quintuplica a su moderado presupuesto, el inesperado éxito de ‘Shaun of the Dead’ —me niego a volver a utilizar el ridículo título español— abriría las puertas para que Wright y Pegg, artífices del guión de la cinta, comenzaran a considerar la posibilidad de volver a colaborar en un segundo filme. Y llegados a este punto, habría que aclarar que, por más que al referirnos a los tres filmes lo hagamos bajo el título de la “Trilogía del Cornetto de Tres Sabores”, no estamos ante una saga con los mismos personajes al estilo de, qué se yo, ‘El señor de los anillos’ (‘The Lord of the Rings’, 2001-2003). Os dejo aquí la espléndida explicación que, al respecto, nos dejaba un lector de Blogdecine en los comentarios de una entrada:

(…) cada sabor o color (del Cornetto) representa una de las películas: fresa, asociado con el rojo o sangre de ‘Shaun of the Dead’; azul-vainilla, representa a la policía de ‘Arma fatal’ y el verde-menta, representa ciencia ficción y extraterrestres, que es el tema de ‘Bienvenidos al fin del mundo’.

Hecha la aclaración, y si la cinta sobre muertos vivientes había supuesto un claro homenaje al cine de terror —y zombis, claro está—, la segunda entrega de esta trilogía era utilizada por Wright y Pegg para dar salida a una historia de policías que da una nueva vuelta de tuerca al sub-género de las buddy movies para seguir ahondando en los intereses de cineasta y actor por establecer un patrón más o menos similar al que se adhiere la esencia de la terna de películas. Tachada por sus detractores de excesivamente larga, lo cierto es que ‘Arma fatal’ es —vuelve a ser— un virtuoso ejercicio narrativo con unos personajes que, de nuevo, tienen del primero al último un carisma que tira de espaldas.

Intermezzo y Coda

Amerimanga de lo más peculiar, ‘Scott Pilgrim contra el mundo’ es uno de esos cómics que, a la que comienzas a leerlo, no puedes dejarlo hasta el final. Y eso es exactamente lo que lograba Edgar Wright con su adaptación cinematográfica, un largometraje de carácter rabiosamente generacional en el que sus habilidades narrativas eran elevadas a la enésima potencia en virtud de un filme que se alza por méritos propios como una de las mejores y más precisas adaptaciones que se han hecho a la gran pantalla de un cómic, convirtiéndose al mismo tiempo en un hecho completamente independiente de la página impresa que gana, y cómo, con cada nuevo visionado.

Tras este interludio americano, con el que Wright se alejó momentáneamente de su Inglaterra natal y de la “saga” sobre la que estamos hablando, el cineasta volvía a su hogar en septiembre de 2012 para rodar durante tres meses el metraje del título que cierra la trilogía. Un filme que, al menos para el que esto suscribe, es el mejor de los tres por la madurez reflexiva que anida en su imparable ritmo y por el hecho de que éste nos regala ciertos momentos que, aunque no son más que la evolución natural de lo que veíamos en las dos cintas anteriores, perdurarán por mucho tiempo en el recuerdo cinematográfico.

Homenaje como apuntábamos arriba al cine de ciencia-ficción —en particular a las muchas versiones de ‘La invasión de los ladrones de cuerpos’ (‘Invasion of the Body Snatchers’, Don Siegel, 1956)— ‘Bienvenidos al fin del mundo’ alcanza no sólo la posición más alta del particular podio formado por la terna de producciones capitaneadas por Wright, sino que, como decía al comienzo de esta entrada, se perfila sin problemas como una de las diez mejores opciones por las que el cine ha transitado en este 2013. Ansiosos estamos ya por saber qué hará el cineasta británico con ese caramelo en la forma de ‘Ant-Man’ que Marvel le ha puesto en las manos de cara a 2015. La espera será muy larga.

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