La transformación de Don Draper
Mad Men ha logrado su mejor temporada con la quinta entrega que acaba de terminar. 13 capítulos que han aunado calidad y cantidad, puesto que no solo ha mejorado en argumento, actores y acabado visual, sino que han obtenido sus mejores datos de audiencia desde que estrenasen la serie allá por el 19 de julio de 2007 (hace dos días). De nuevo 13 episodios que podría resumir como la temporada en la que todos pegan a Pete Campbell, aunque más bien ha sido la temporada de la decadencia, Don Draper incluido.
[Lo mismo hay spoilers, lo mismo no].
El hombre de negocios por anuncio
El otrora hombre de negocios convincente, con una facilidad pasmosa para ganarse a cualquier cliente exponiendo sus argumentos y convicción personal ha pasado a un segundo plano frente a los temas personales que han desplazado a los laborales en esta quinta temporada.
Ya no vemos al personaje de Don Draper asociado con grandes éxitos profesionales en el mundo laboral, sino a un Don Draper más íntimo; en numerosos planos le sitúan solo, incomprendido y ausente. Los éxitos se los reconocen otros con un prestigioso premio que recibe, para al mismo tiempo hacerle dudar de sí mismo por la carta que publicó, lo cual le debilitará más de lo imaginado; él aparece más fuera que dentro en las reuniones importantes o con clientes buenos (Pete Campbell es quien sube en ese sentido). Esa decadencia acaba transformándose al final, con la aparente renovación del interés que anteriormente tenía Don Draper y que le llevó a crear su propia empresa junto a otros socios. Hasta entonces él se sitúa en un segundo plano, solo un anuncio mordaz contra la competencia (Rubicon&Young) en el Times, el cual acabaría volviéndose en su contra, muestra que su espíritu combativo sigue vivo.
Mujer solo hay una
El personaje de Don Draper ha cambiado principalmente en el aspecto de la relación con las mujeres, mejor dicho, con las mujeres en el plano sexual; hasta tal punto de que él mismo estrangula su debilidad. Las constantes infidelidades cuando estaba casado con Betty Draper y su aparente atractivo irresistible de hombre triunfador y seguro de sí mismo ya no se repiten con Megan, su nueva mujer.
La tentación está ante él y pese a que parece ceder, la fiebre es quien juega una mala pasada. ¿Quiere o no caer de nuevo? Don Draper ha cambiado en ese sentido y respecto a su mentalidad, apoyando a su mujer a la hora de cumplir su sueño, dejándola salir de su cobijo en el cual él se sentía dominante de la situación, seguro y vigilante. Megan se revela, toma sus decisiones y estas chocan contra la visión cerrada de Don Draper, quien va transformándose con ella, volviéndose de forma gradual un perfil de hombre actual (con la salvedad de estar en los 60 aún). Cuando todos vemos su relación de forma débil y caduca los guionistas saben cómo situar muy bien un plano en blanco y negro de Megan realizando su sueño y Don mirando el rollo de película ensimismado.
La culpabilidad en la pérdida
Una de las imágenes que podría resumir los cambios en el personaje de Don Draper es la escena del ascensor en la que Megan se despide de la empresa y le dice “I see you“, a lo que él le responde “You will“. Él llama al ascensor de nuevo para intentar llegar a ella de nuevo y se abre la puerta, asomándose ante el vacío. Es mi momento favorito de la quinta temporada. Puede significar tantas cosas como una quiera añadir, entre ellas, un fin anticipado que vendrá en un futuro por causa de este cambio.
Durante estos 13 capítulos Don Draper ha ido experimentando esa culpabilidad de diversas formas. Bien sea en forma de fiebre o por terceras personas anteriormente cercanas a él que sufren una enfermedad que acaba siendo benigna. Ante todas estas situaciones Don Draper va transformándose y ya no aparece como ese personaje rompedor de antaño, es más débil. Ante él, mucha decadencia mostrada de diversas formas (económica, laboral a puñetazos, amistades, actos sociales, fiestas sorpresa…).
Hay en un momento que ya no es el hombre deseado. Incluso Harry logra ganarle la partida ante unas jóvenes niñas que le ven como su padre; o él las ve como sus hijas. Todo por un grupo que no entiende, ni siquiera otro más accesible que pincha en el plato tras un regalo de Megan (con bastante miga en la elección de la canción). Hace tiempo que Draper está fuera de ese contexto actual.
La culpabilidad por la pérdida se ve en todas estas situaciones de debilidad o de cambio pero sobre todo en dos que marcarán la temporada, así como al personaje a futuro. Por un lado, una decisión suya desemboca en la mayor tragedia de estos últimos capítulos y, por otra parte, su comportamiento en la empresa acaba con la marcha de su principal punto de apoyo en los momentos difíciles, en quien había confiado y formado, en su álter ego femenino.
La decadencia de todos los personajes de Mad Men tiene en Don Draper su principal cara. Desde el primer día, su entrada en los títulos iniciales es cayendo. Él sigue mostrándose como un hombre que parece tenerlo todo pero está más roto que el resto, sin llegar al nivel de Pete Campbell, eso por supuesto. Una quinta temporada tremenda que necesita una continuación ya.
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