Jürgen Klinsmann, el delantero número 18
Hay jugadores de fútbol que tienes en la retina sin necesidad de haberles seguido al detalle. Jürgen Klinsmann es uno de los míos. Crecí viéndole jugar, cuando por aquel entonces llevaba la camiseta de una selección alemana de la que me engancharía desde pequeño, así como la elástica del Bayern de Munich, otro de mis clubes preferidos desde que descubrí lo divertido que podía ser ver a 22 tíos corriendo tras un balón.
Uno de esos tíos era Klinsmann. Con su melena rubia, su 18 a la espalda y en el pecho con la alemana, compartido también en la camiseta del Bayern. Yo siempre le asociaré a la camiseta blaugrana a rayas del Bayern de mitad de los 90, momento en el que comencé a engancharme a este deporte, así como a la blanca de Alemania con o sin diseño geométrico en el pecho.
Los equipos de Klinsmann
De su paso por el Tottenham Hotspur, en la temporada 1994-1995, recuerdo algún que otro resumen en la televisión. Allí solo estuvo un año antes de dar el salto al Bayern, club en el que pasó dos temporadas, hasta 1997. Antes de todo esto había comenzado su carrera profesional en el Stuttgart (en 1984 con el primer equipo), donde logró unos registros de 79 goles en 155 partidos, por lo que su salida hacia una liga más competitiva estaba cantada. El Inter de Milán fue su valedor durante cuatro años (1989-1992) en los que tampoco paró de hacer goles, aunque no tantos: 34 en 95 partidos, pese a todo allí fue una completa estrella. Normal que un tierno infante como yo quedase embobado ante tal jugador en las retransmisiones del momento.
Pero yo esto lo sé por haberlo leído y visto después, pena no haberlo disfrutado en vivo. Yo llegué tarde y me subí al tren en su mejor momento. Tampoco era plan de ponerme en plan snob, para lo cual ya he tenido suficiente tiempo más adelante. Yo estaba encantado de ver a un tío correr con esa zancada e irse de los defensas con aparente facilidad. Por aquel entonces, Jürgen Klinsmann ya había logrado llegar con el Stuttgart hasta la final de la Copa de la UEFA (perdida contra el Nápoles de Maradona), ser nombrado mejor jugador alemán del año en 1988, ganar la Copa del Mundo en 1990 con una Alemania Occidental en la que él logró destacar entre los mejores del campeonato, en 1991 alzó la Copa de la UEFA con el Inter, también la Supercopa italiana en 1989.
Los maravillosos 90
Ya a mitad de los 90 es cuando me vienen todos los recuerdos de ver a Jüergen Klinsmann delante de un televisor grande, tres veces más ancho que yo y con una calidad de imagen igual que Súper López (el parte-piernas del Atleti) se gastaba en estilistas. Con el Bayern de Munich logró ganar la Copa de la UEFA nada más llegar y al siguiente la Bundesliga. Su palmarés aumentaba en los equipos al mismo ritmo que con la selección absoluta, con la que en 1996 llegó a ser campeona de Europa en 1996. Aún sigue siendo el tercer jugador con más partidos con la selección de Alemania: 108 en los que marcó 47 goles, el tercero por detrás de Müller y Klose, con 68 y 63, respectivamente.
A sus 30 años, Klinsmann seguía igual de activo. Sus 31 goles en 65 partidos con el Bayern lo demuestran. Los hubo de todos los tipos: en especial de cabeza tras largo centros, pese a no ser una torre (mide 1,81 metros); goles en carrera a primer toque, otros con autopases a sí mismo dejando al defensa sentado, al igual que con regates a estos que no lograban pararlo. Desde fuera o dentro del área. Era pura dinamita. Y la pillería no le faltaba. Ni mucho menos una diestra para soltar esos cañonazos.
En 1998 colgó las botas del fútbol profesional de primer nivel, tras la Copa del Mundo de ese mismo año. Antes cambiaría de nuevo de equipo, pasando por la Sampdoria y volviendo al Tottenham un año más tarde, en el cual es considerado un ídolo por la afición.
Ya más tarde, en 2004, Klinsmann volvió a la selección alemana para ser entrenador durante cuatro años, en los que logró dos terceras plazas en la Copa del Mundo de 2006 y en la Copa Confederaciones de 2005, así como al Bayern por una única temporada, en la cual el equipo no despegó, hecho que se unió a una mala relación con la directiva y le dejó fuera del banquillo. En 2011 Estados Unidos le ficha como seleccionador.
Entre sus goles más míticos está el que le marcó al Bayern Munich con el Stuttgart en 1987. Una chilena perfecta.
Yo me quedo con otro más: su gol contra Korea en 1994. Un auténtico figura, el señor Jürgen Klinsmann.
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