Joe Meek, la visión paranóica de la música pop
Hombres que escuchasen un nuevo mundos hay pocos, por más que la industria promocional nos quiera vender a cada instante un talento que por lógica es imposible de encontrar tan a menudo. Joe Meek fue uno de esos iluminados que acabaron aportando a la música un nuevo punto de vista.
Tras el nombre de Robert George Meek un tupé años 50 asociado de forma popular al mundo del Rock and Roll con Elvis como imagen, pese a ser anterior con el Rhythm and Blues y otros iconos negros no tan representativos, y una mirada que en las escasas imágenes que se conservan de él suele anticipar cierto carácter marciano asociado a su música, porque él ha sido uno de los personajes más merecedores de dicho calificativo asociado al mundo del Pop.
Pasión por la tecnología
Ya de joven Meek comenzó a experimentar de forma profesional con el mundo de la tecnología. El mundo emergente de la televisión (en 1937 es cuando en Reino Unido comienza una programación regular) era una tabula rasa idónea para una mente como la suya y no obstante se le atribuye la primera televisión en la zona de Gloucester, ciudad al suroeste de Inglaterra en la que vivía con su familia, la cual estaba preocupada por su tendencia a vestirse de mujer desde niño y por su obsesiva escucha de la radio mientras el resto de sus hermanos jugaban fuera.
Después de pasar por Midlands Electricity, una empresa eléctrica, da el salto hacia la industria musical, en la que al poco comienza a desarrollar sus innovadores métodos como ingeniero de sonido. De la famosa Radio Luxemburgo pasa los Estudios IBC a mitad de los 50.
El productor visionario
Humphrey Lyttelton – Bad Penny Blues
Joe Meek opta por la grabación mediante magnetófonos monofónicos, por un único canal, mientras, al poco, se fue introduciendo el sonido estereofónico, juega con el sampleo en aquellos años, con el reverb, el eco, con el overdubbing… Todo ello en cuartos de un tamaño escaso. También son conocidos sus métodos de grabaciones para capturar cacofonías que decía oír, incluido al propio Buddy Holly. Antes, Meek arriesgó con el single de Jazz ‘Bad Penny Blues‘ de Humphrey Lyttelton de 1956 y modificó el sonido del piano además de modificar la grabación de la batería. El tema llegó a ser un éxito en aquel momento. En palabras de Tom Jones: Joe Meek siempre buscaba algo más en la música, optaba por nuevos métodos creativos.
Les Paul and Mary Ford – Put a Ring on Her Finger
‘Put a Ring on Her Finger‘ fue otro de sus éxitos, solo que esta vez saltando el charco en Estados Unidos, de la mano de Les Paul and Mary Ford. Aunque esto ejemplos no vienen a ser representativos de su atractivo sonoro posterior, con temas como ‘Johnny Remember Me‘ de John Leyton en 1961, ‘Night Of The Vampire’ de The Moontrekkers o ‘The Bublight’ de The Blue Men. El sonido de los Spaghetti Westerns de Ennio Morricone encontraba un paso más en la imaginación de Joe Meek.
Joe Meek – I Hear New World
Su colaboración con otros sellos no fue satisfactoria por lo que en 1960 se establece por su cuenta junto a Barrington-Coupe en Triumph Records, un proyecto de escasa vida (de febrero a octubre del mismo año). Con ‘Angela Jones‘ de Michael Cox se acercaron al número 1, un triunfo para un sello independiente en un momento difícil para ellos. Lo más importante en esta etapa fue el riesgo que corrió con I Hear New World (1960), EP que ya es mítico y con el que logra establecer su sonido propio junto a la banda The Blue Men: son los Residents previos, la psicodelia demente, el Pop que parecía marcar el paso de la Semana Santa de Marte en temas como ‘Entry of the Globbots‘. Pese a todo, el single que más éxito le dio fue ‘Telstar‘, para The Tornados, un instrumental que incluía la visión espacial de Meek. En aquel momento ya había creado su propia compañía: RGM Sound Ltd, en la que firmaría varios singles de éxito, ‘Johnny Remember Me‘ para John Leyton fue su primero.
Joe Meek – Entry of the Globbots
Fin de la historia: la escopeta
En el mejor momento de su carrera, Joe Meek cae. Casualmente, en el octavo aniversario de la muerte de Buddy Holly, el 3 de febrero de 1967, el productor británico se suicida no sin antes matar a su casera con una escopeta robada a Heinz Burt, el bajista de Tornados. Este fue su triste despedida a una vida en la que la paranoia (creía que el sello Decca le había puestos micrófonos ocultos para robarle sus ideas), las continuas depresiones, el peso de una homosexualidad ilegal por aquel momento, las drogas y su insatisfacción del trabajo terminado, queriendo siempre dar una vuelta de tuerca más a un sonido ya de por sí innovador, lastraron una obra escasa pero esencial.
Entre la innumerable lista de grupos a los Joe Meek influyó me quedo con un tema que publicaron Matmos en 2006: ‘Solo Buttons For Joe Meek‘ como cierre de este breve recuerdo.
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