Entrevista al diseñador Javirroyo: “El humor hace avanzar a las personas, les hace pensar”
Javirroyo es Javier Royo, un diseñador zaragozano que lleva en esto de las ilustraciones, cómics y demás bifurcaciones que existen para el dibujo desde hace ya unas cuantas décadas. Introducciones aparte, es uno de mis dibujantes favoritos a la hora de encontrar una visión paralela de la sociedad con personajes como La Cebolla Asesina y aventuras como El Estafador o Chispum. Como al final las experiencias son las aventuras que cada uno quiere montarse, esta entrevista es una de ellas. No ya solo por conocer más la historia que hay detrás de él, sino por algunas pinceladas que nos deja para aplicar a la forma de disfrutar del día a día.
¿Qué te llevó a querer ser diseñador?
Siempre he dibujado, desde que era pequeño. Era algo natural. Hacer dibujos y enseñárselos a los que tenía alrededor. El diseño lo conocí de la mano del Mariscal, preolímpico, cuando editaron unos coleccionables de cómo aprender a diseñar. Ahora lo miro y me parecen muy naïf y desfasados… A mí me pareció algo muy cercano al dibujo y al hecho de comunicar con imágenes y decidí estudiar diseño. Primero en la Escuela de Artes de Zaragoza y luego en la Facultad de Bellas Artes en Bilbao.
¿Quiénes son los diseñadores de los que más aprendiste y admiras?
En diseño gráfico, uno de mis grandes referentes es Bob Gill. Descubrí su libro “Olvide todas las reglas que le hayan enseñado sobre el diseño gráfico, incluso las de este libro” en la Facultad y ha sido como una biblia para mí. Es un libro donde Bob Gill explica el proceso de elaboración de las ideas a partir de los problemas, un libro muy estimulante y generoso, que enseña a pensar. Después, aquí, en Barcelona, tuve la suerte de conocer a Mario Eskenazi y a Javier Mariscal, dos grandes diseñadores y dibujantes. En cuanto a dibujantes, admiro a Saul Steinberg (dibujante y artista) y a Christoph Niemann (ilustrador y diseñador). De Niemann admiro su capacidad para transmitir ideas completas, en cuanto a contenido y forma, trabajando siempre con códigos gráficos diferentes y acordes con los temas que toca. Es un todoterreno.
¿Cuál es la experiencia que más recuerdes en relación a tu trabajo?
Creo que la más gratificante ha sido siempre la de montar proyectos desde cero relacionados con el diseño y la ilustración. Para mí, crear la marca de vinilos decorativos Chispum ha sido y sigue siendo la mejor experiencia de todas. Al trasladarme a vivir a Barcelona, pensé que me apetecía hacer algo diferente, crear un proyecto donde poder colaborar con mis amigos diseñadores e ilustradores. Chispum es una editorial de dibujos y diseños pensada para las paredes y los objetos. Supuso una innovación en la forma de entender los espacios, en el hecho de que cualquier espacio puede ser “customizable” y que podía contar cosas con dibujos saltando del tradicional papel a las paredes. En definitiva, hacer que la gente pudiera ser un poco más feliz en su entorno. Y divertirme con ello.
¿Cuál es el proceso desde el comienzo hasta el final de una ilustración tuya? ¿Cómo surgen? ¿Cuánto tiempo tardas?
Primero pienso en lo que tengo que representar, imagino posibles ideas diferentes y me quedo con una. Y ahí empiezo a dibujar. Creo que ninguno tenemos ideas nuevas. Las ideas están ahí en el ambiente, en el contexto en el que vivimos. Lo complejo es encontrarlas, conectarlas entre sí y aplicarlas en forma de dibujo. Normalmente dibujo muy rápido, puedo hacer una ilustración en 4 minutos. O tirarme dos o tres horas. Depende de la complejidad. Pero me interesa mucho la inmediatez. Que las ideas salten rápido de la cabeza a la mano, porque esto aporta frescura al dibujo y las ideas no se distorsionan tanto.
Una de tus principales bazas es el humor ácido. ¿Qué es lo que te lleva a ver la realidad de esa manera?
Es una actitud crítica con el mundo que nos rodea. El humor hace avanzar a las personas. Les hace pensar, porque es una herramienta antisistema, en su acepción más profunda. Ver la realidad desde otros ángulos y poder comunicársela al resto es abrir mundos y es el camino hacia “otra” comprensión del mundo. Tiene que ver con el hecho de sentirte libre. E intentar que el resto lo sea.
¿Cuál crees que es la importancia de los humoristas gráficos para afrontar una actualidad tan desagradable?
Las viñetas en los periódicos es una de las secciones más leídas, porque cuando existe un buen resumen dibujado de una situación, de una opinión, no hay columna escrita que pueda describir lo que describes con un dibujo. El humor gráfico en España está infravalorado. Realmente los humoristas gráficos mueven conciencias y su nivel de libertad de expresión representa uno de los mejores termómetros de las libertades en un país.
¿Cómo recuerdas tus primeras aventuras en fanzines con personajes como Hipopótamo Flanson y Vespino Rossi?
Con mucho cariño. Hipopótamo Flanson era un hipopótamo de juguete que hacía de las suyas degollando Barbies y montado follón (antes de la saga cinematográfica de Toy Story), y El Justisiero de la Vespino Rosi era un antihéroe que llevaba un casco con un pincho e iba montado en una Vespino, haciendo fechorías. Este último se metía en aventuras interfiriendo con personajes políticos reales de los 90.
¿Cómo surgió La Cebolla Asesina? ¿Partió de algún personaje real?
La idea de la Cebolla Asesina surgió en 1994. Yo estudiaba Bellas Artes en Bilbao, y un amigo mío, Borja Crespo, editaba un fanzine que se llamaba “Burp!”, de temática gore. Él me ofreció colaborar con dos páginas y se me ocurrió mezclar esta idea de personajes vegetales, físicamente infantiles, pero con mucha mala leche, un cuchillo, sangre y venganzas. La idea era hablar de las cosas que veía alrededor, o de lo que me apeteciera, pero desde el mundo de los vegetales, un mundo imaginario, pero muy cercano a las cosas reales y cotidianas.
¿La Cebolla Asesina es el antihéroe en el que todos nos gustaría convertirnos por momentos?
Sí, en el fondo, creo que a la gente le cae bien la Cebolla Asesina porque todos llevamos una pequeña Cebolla Asesina dentro, es un personaje desconfiado y tierno a la vez. Bruto y sincero. Creo que todos hemos hecho de Cebolla Asesina alguna vez en la vida.
¿Cuál es el personaje que has creado al que le tengas más cariño? ¿Por qué?
La Cebolla Asesina. Porque es el personaje con el que más tiempo he convivido y sobre todo, porque es un personaje que no tiene límites, que me hace sentir libre.
¿Qué te llevó a crear la marca de vinilos decorativos Chispum? ¿Qué tal está funcionando?
Creer que se le puede perder el respeto a las paredes. A esas paredes donde nunca nos dejaron dibujar porque siempre nos han reprimido, cuando en el fondo, dibujar y manchar las paredes es algo que llevamos muy adentro, desde la Prehistoria, desde el comienzo de los tiempos lo hicimos… Los cuadros enmarcados son un invento extraño, una suerte de obras encerradas y desvinculadas de su contexto. Con Chispum aprendimos a relacionar y mezclar los dibujos con las paredes y los muebles. Además es un proyecto donde participan muchos amigos, es muy divertido. Está funcionando muy bien. Ahora, además de distribuirlos en España, estamos empezando a exportar los vinilos de Chispum, que ya se pueden encontrar en ciudades tan dispares como Londres, París, Nueva York, Tokio o Buenos Aires.
¿Cómo surge El Estafador?
De algún modo, El Estafador es hijo de la crisis actual. En 2009 nos echaron a la calle a muchos de los dibujantes que colaborábamos en diferentes publicaciones. A Juanjo Sáez le acababan de echar de El Periódico, y a mí un poco más tarde, de Interviú. Fue el momento de poner en marcha uno de los sueños que siempre había tenido, poder editar una publicación libre y con una distribución independiente. Se lo comenté a Juanjo y el 9 de septiembre de 2009 nacía el primer número de la publicación con un equipo de lujo: Juanjo Sáez, Liniers, Tute, Pepo Pérez, Sergi Padró y servidor.
¿Qué habéis conseguido en estos cinco años con El Estafador?
En primer lugar, hemos conseguido consolidar una publicación libre semanal y temática, con más de 50 colaboradores, 10.000 suscriptores que reciben semanalmente la publicación por email y unos 15.000 lectores semanales. Además, algún número especial, como el del 15M, en el que hicimos el experimento de abrir la publicación a todo aquel que quisiera colaborar, llegamos a tener más de 40.000 lectores en 3 días con más de 200 colaboradores en ese número.
Has colaborado, y sigues, con numerosos medios (Interviú, El Semanal, …) ilustrando distintos artículos o con tus propias historias. ¿Cuál ha sido tu etapa de trabajo favorita y por qué?
La actual. Dibujo más que nunca y me lo paso muy bien todos los días. A veces pienso que vivo de vacaciones. La felicidad es algo que debería de ser cotidiano y normal.
También tienes una faceta educativa, en el sentido de que participas en conferencias, has publicado el libro Diseño digital con el que explicas dicho trabajo. ¿Cómo han sido estas experiencias?
Muy buenas y positivas. Me encanta mostrar mi trabajo y explicar el proceso que sigo en el mismo. Para mí poder enseñar y comunicar es toda una suerte. De hecho, cada vez que he impartido clases o un taller aprendo de los alumnos tanto o más de lo que pueden aprender de mí. Pienso que todas las generaciones de chavales que va habiendo tienen una riqueza en su lenguaje innata y eso me interesa mucho.
¿Cuál crees que es el momento que está viviendo el humor gráfico?
Un momento muy interesante, porque estamos viviendo momentos de cambios muy interesantes y a la vez muy duros. Las noticias se solapan a un ritmo frenético y todo ello forma un caldo de cultivo inmejorable para el “opinador gráfico” inmejorable. A veces las situaciones son tan surrealistas que casi casi te están haciendo la viñeta los políticos o los banqueros. Es todo muy surrealista, muy de la Cebolla Asesina.
Sitio oficial | Javirroyo
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