Fotografía: David Maroto.

Iban Garate ha ido compaginando poco a poco papeles en cine con el mundo de la televisión. Rostro conocido de la televisión vasca ETB, en la cual ahora es presentador del programa ‘Ai Ama!’ y en la que se hizo reconocido por la serie ‘Goenkale ‘, la más longeva de la cadena. Su último salto al cine viene dado con la película ‘Miel de naranjas‘ en la que se ha puesto a las órdenes de Imanol Uribe, compartiendo protagonismo con Blanca Suárez. Hablamos con él sobre su experiencia en el mundo de la interpretación y su paso por proyectos como ‘Aupa Etxebeste!‘.

¿Cuándo y por qué decides que vas a intentar ser actor?

Yo me inicié en televisión a los 15 años (ahora tengo 30), y la verdad, fue más bien por casualidad. Yo lo viví como un juego los primeros años, algo circunstancial. Había estado en un grupo de teatro en la escuela y me llamaron para hacer un casting. Me presenté con la única intención de probar y ver cómo era una prueba de actores; es más, me dijeron claramente que el personaje no se ajustaba a mi perfil, pero lo cierto es que acabé trabajando en Goenkale, serie de gran tradición en Euskal Telebista que va a iniciar su decimonovena temporada en septiembre. Participé en 600 capítulos.

Era un hobby que compaginaba con los estudios, que eran mi prioridad. Incluso llegué a dejar el mundo de la interpretación para estudiar Economía, aunque acabé licenciándome en Comunicación Audiovisual. La apuesta por estudiar Comunicación es lo que marca seguramente mi intención de dedicarme a esto. He tenido la gran suerte de que mi hobby y diversión se haya convertido en profesión.

¿Cómo viviste tus primeros días como actor con un mayor público detrás en la serie Goenkale?

La relación entre actor y público en Euskadi es muy tranquila. Más aún si la serie en cuestión se hace en euskera, ya que tiene alrededor de 900.000 hablantes. En este sentido no existen ‘famosos’ en Euskadi, somos gente conocida, tan conocidos como el panadero o carnicero del pueblo y nada más. Es muy bonito que la gente te diga que eres parte de su familia, ya que a través de la televisión consigues contarles historias todos los días.

En el cine te estrenaste con Aupa Etxebeste! ¿Cómo fue para ti ese momento?

Como cualquier experiencia iniciática, fue como el descubrimiento de un mundo nuevo. Creo que aprendí a entender el lenguaje del cine, bastante distinto en relación a las producciones televisivas en las que había participado. La minuciosidad con la que se prepara todo, la importancia del apartado técnico, el engranaje de un equipo, entender que para un actor menos es más… Además, Aupa Etxebeste! (2005) fue una película muy esperada por todos, ya que después de dos décadas se volvía a producir cine en euskera. Marcó un pequeño hito y sobre todo es muy divertida. La gente se acuerda mucho de aquella película.

¿Cómo surge la oportunidad de trabajar con Imanol Uribe?

La verdad es que fui haciendo pruebas para el papel de Enrique poco a poco con Eva Leira y Yolanda Serrano (directoras de casting) y, apenas sin planteármelo, me encontré con la posibilidad de participar en la película. Al haber tantos actores que van a castings es difícil encontrar el equilibrio entre la ilusión de ser elegido y el chasco que te llevas si has puesto grandes esperanzas en ello.

La cercanía en el trato y su capacidad de tomar decisiones, la claridad con la que él ve de antemano la película, son rasgos a destacar de Imanol. Espera la propuesta que le hace el actor y la va moldeando hasta que considera que encaja en su visión de la historia. Para mí ha sido un regalo haber trabajado con él como con el resto del equipo, tanto actores como técnicos.

¿Qué es lo que más te atrajo de tu papel en Miel de Naranjas?

Me gusta que Enrique simbolice los ojos inocentes de un joven que no ha tenido una infancia fácil. Hasta esos ojos llegarán cosas que no le gustan, que le parecen injustas, y que van a llevarle a tomar la determinación de implicarse en una causa que considera la justa. Y todo ello ante la gran disyuntiva que supone el hecho de que su novia (Blanca Suárez) sea la sobrina de un teniente coronel del ejército (Karra Elejalde), la decisión de tomar partido políticamente o llevar una vida menos comprometida pero al lado de su novia. Todo ello, sin perder de vista los secretos que guarda cada personaje…

Y en general, fue la propia historia, el guión de Remedios Crespo, el elenco de actores, la oportunidad de trabajar con un grande del cine como Uribe y claro está, la confianza hacia mi trabajo que me mostraban mezclada con un sentimiento de responsabilidad que provoca protagonizar una película.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Blanca Suárez? ¿Qué es lo que más has aprendido de ella?

La verdad que es encantadora. Blanca hace fácil lo difícil, tiene la virtud de transmitir mucho con muy poco. Con tan solo 23 años, su currículum es envidiable y se ha ganado a pulso el reconocimiento de la profesión. Ofertas no le faltan, en breve participará por segunda vez en una película de Almodóvar. Y lo más importante, al margen de su talento, es una chica muy sencilla y cercana a la que es imposible no apreciar. Me gusta la tranquilidad con la que afronta todo lo que le rodea.

¿Cuál es tu método de trabajo para preparar un papel en cada película?

Es muy importante todo el trabajo previo al rodaje. En ese sentido, nos centramos en construir y conocer al personaje, desgranar muy bien el guión, trabajar las relaciones entre los distintos personajes con los que me tocaba interactuar… Se disfruta con este trabajo previo tanto como en rodaje, la verdad.

En “Miel de naranjas”, por ejemplo, me he visto inmerso en un mundo que desconocía totalmente: el de los militares. Hemos contado con la colaboración de un capitán del ejército, que ha cuidado hasta el más mínimo detalle. Se puede decir que he tenido que hacer “la mili” de la que creía haberme librado…

¿Cómo es la experiencia de intentar ganarse la vida como actor en este momento?

Nunca ha sido fácil. En este momento, como ocurre con cualquier otra profesión, es más difícil si cabe, pero nunca ha sido fácil. Sobre todo porque es un oficio tremendamente inestable, no te deja planificar tu vida y parece que siempre pendes de un hilo. Ello provoca dudas y es importante relativizar tanto los momentos malos como los muy buenos dentro de la profesión. En cualquier caso, a nosotros nos apasiona nuestro trabajo y no podemos caer en el desánimo. No mucha gente puede decir que va contento e ilusionado a trabajar, y los actores sí lo decimos, porque nuestro oficio es vocacional.

¿Cómo vives todo lo que rodea al mundo del cine? La promoción, los fans, la prensa…

Creo que lo que comentas es consecuencia de un trabajo y es a lo que yo doy importancia. En ese sentido, lo que me atrae del cine es el hecho de construir un personaje en casa y el de darle vida en un rodaje.

La tranquilidad de haber realizado un buen trabajo es la mejor forma de embarcarse en tareas de promoción. Una labor más de nuestra profesión, en la que reside parte del éxito y que por ello no está exenta de presión. Lo asumo y trato de hacerlo lo mejor que sé, pero antes necesito estar seguro de mi trabajo, que es como decía, lo importante.

¿Cuáles son tus principales proyectos a futuro? ¿Qué te gustaría hacer?

Yo quisiera probar de todo… en cine he participado en dos dramas, he hecho una película para el público infantil, comedia-negra… todavía me faltan géneros por explorar. Esa es la principal virtud de esta profesión, que nos lleva a vivir situaciones, personajes, que en nuestra vida real son impensables en muchas ocasiones.

En 1001 Experiencias | Entrevista a José Luis Ortiz Uribarri: ”Un agente es fundamental para un jugador, al igual que su familia y su club”
En 1001 Experiencias | Entrevista a Dani Sordo: “Aprendes más cuando pierdes y tienes que mejorar, con las victorias pasas página”