De Isidro Lángara a Jesús Navas: la emigración en el fútbol español
Las ligas de medio planeta están hoy trufadas de futbolistas españoles. La mayoría prefiere la Premier, donde juegan 32 de ellos, pero también hay presencia en el calcio italiano (9) y en la Bundesliga (5). Otros prefieren mirar hacia el Mediterráneo oriental: 31 futbolistas disputan la liga griega y 27 la de Chipre. Algunos eligen destinos más exóticos, como los diez españoles que juegan en Hong Kong o los seis que han emigrado a Tailandia. Parece ahora mentira que al futbolista español le costara tanto salir de nuestro país hace no mucho. Poco más de una década atrás era un suceso extraordinario que alguno se arriesgara a lanzarse más allá de los Pirineos o al otro lado del Mediterráneo, no digamos ya atravesar medio mundo. No obstante, siempre hubo aventureros.
La Guerra Civil y el exilio en Sudamérica
Isidro Lángara era un goleador compulsivo del Oviedo cuando su carrera, como la de tantos otros, se vio truncada por el estallido de la Guerra Civil. El delantero, que había marcado 17 goles en 12 partidos disputados con la selección española, se enroló entonces en la selección de Euskadi, un equipo que el Gobierno Vasco había creado con el fin de recaudar fondos para los refugiados vascos y promocionar la imagen de Euskadi en el exterior. Allí coincidió con futbolistas vascos procedentes de equipos de toda España: Serafín Aedo (Betis), Pedro Areso (FC Barcelona), Egusquiza (Arenas Club), Urquiola (Athletic Club de Madrid), Luis Regueiro (Real Madrid), Gregorio Blasco, Muguerza, Ángel Zubieta, Echevarría, Iragorri y Gorostiza (Athletic Club), Larrinaga (Racing)…
Aquella selección viajó por toda Europa, enfrentándose a selecciones y clubes autóctonos en Francia, Checoslovaquia, Unión Soviética, Noruega y Dinamarca. En 1938 cruzó el océano y giró por Cuba y México, donde llegó a disputar la liga local bajo el nombre de Cub Deportivo Euzkadi. Concluida la contienda en España, el equipo se dispersó, pero muchos de sus integrantes se quedaron en Sudamérica, algunos de ellos integrados en el mexicano Real Club España.
Lángara se fue al San Lorenzo de Almagro argentino y en 1943 fichó por el Real España. Allá donde fue se hartó de marcar. Fue máximo goleador tanto en Argentina como en México y aún es el séptimo máximo artillero de la historia del San Lorenzo. En 1946 regresó a España para terminar su carrera en el Oviedo. También el exmadridista Luis Regueiro se quedó en Sudamérica al terminar la guerra. Primero vistió la camiseta del Azteca y más tarde se enroló en las filas del América. A su retirada se afincó en México hasta el día de su muerte, tal como hicieron Gregorio Blasco, Serafín Aedo y unos cuantos de aquellos futbolistas que encontraron en el país centroamericano su nuevo hogar.
Tras los pasos de Helenio Herrera
En 1960 Helenio Herrera dejó el banquillo del Barcelona para ocupar el del Inter de Milan. Un año después consiguió llevarse con él a su expupilo Luis Suárez, uno de los mejores futbolistas del momento. El gallego se convirtió en poco tiempo en el arquitecto del fútbol neroazurro, en la prolongación en el césped del maestro Herrera. A la vez que Suárez se instalaba en Milan, llegaba al Venecia Juan Santisteban, cedido por el Real Madrid para que se recuperara de una lesión. Tras un par de temporadas en el noreste italiano, regresó al equipo blanco.
La puerta abierta por Suárez y Santiesteban fue franqueada un año después por Luis del Sol y Joaquín Peiró. Del Sol fichó por la Juventus, donde tuvo una dilatada trayectoria de ocho años, en los que ganó una Liga y una Copa. Peiró fue contratado por el Torino. Allí jugó dos años, antes de ser contratado por Herrera para su Gran Inter. Vistió la camiseta interista doce años y vivió, junto a Suárez, la época dorada del equipo italiano.
Españoles jugando al ‘soccer’
A su vuelta a España, Santisteban jugó una temporada en el Madrid y fue traspasado al Betis. En 1966 le surgió la oportunidad de jugar en Estados Unidos, donde se estaba fraguando una liga para intentar introducir el soccer en el país del football y el béisbol. Aquello terminaría cristalizando en la MLS, la liga que viviría una década más tarde su era dorada con rutilantes estrellas en decadencia como Pelé, George Best, Cruyff, Beckenbauer, Eusebio o Neeskens. El propio Santisteban contaba cómo contactó con el equipo estadounidense: “Yo estaba casi retirado y Puskas me llamó para jugar un partidillo de jugadores españoles contra estadounidenses en la Ciudad Universitaria. Les gusté y me prometieron un contrato. Saporta me adelantó 500 dólares para el billete de vuelta por si al llegar allí me dejaban colgado (…) Pero en el Baltimore se portaron fenomenal”.
En Baltimore Santisteban coincidió con otros españoles, como el guardameta Carmelo Cedrún y el canario Calixto Méndez. No fueron los únicos futbolistas españoles que emigraron a Estados Unidos en busca de aventuras, dejando atrás la gris España franquista. Un Ladislao Kubala casi cuarentón se unió, junto a su hijo Branko, al Toronto Falcons que entrenaba su suegro Ferdinand Daucik. En Toronto jugaron también Juan Lima, el guardameta Juan María Benegas, Miguel Iguarán y José Luis Ponce. En su mayoría eran jugadores que se encontraban en la recta final de sus carreras. Sus peripecias, y las de muchos otros que emprendieron la aventura americana, son detalladas por José Ignacio Corcuera en su artículo Pioneros españoles en el fútbol USA.
De Martín Vázquez a Mendieta: calcio, territorio hostil
En los años noventa se volvió a vivir un pequeño éxodo hacia el fútbol italiano, aunque los resultados no fueron los mismos que en la época de Suárez y Del Sol. Los cantos de sirena del calcio hacia los integrantes de la Quinta del Buitre eran habituales a finales de los ochenta, pero fue Rafael Martín Vázquez el único en tomar la decisión de marchar a la liga italiana, la más fuerte de Europa en esos momentos.
Martín Vázquez abandonó el Madrid en el verano de 1990, siguiendo, en cierta manera, el camino marcado por su compañero Ricardo Gallego un año antes. Gallego recaló en el Udinese y Martín Vázquez llegó al Torino. A pesar de llegar como gran estrella, Martín Vázquez no llegó a cuajar en el calcio y regresó al Madrid, previa cesión en el Olympique de Marsella. Algo parecido les pasó a De la Peña y Mendieta, las dos siguientes estrellas españolas en dar el salto a Italia. Ambos lo pasaron mal y no se reencontraron con su mejor fútbol hasta recalar, ya maduros, en clubes más modestos. De la Peña encontró en el Espanyol la tranquilidad que necesitaba y a Mendieta le pasó algo similar en el Middlesbrough inglés. Similar suerte corrieron en Italia Javi Moreno, José Mari o Farinós. Ninguno triunfó.
El Spanish Liverpool y todo lo que vino después
Suele citarse, no sin razón, a Rafa Benítez y su Spanish Liverpool como el principio del boom del futbolista español en la Premier. Benítez llegó en el verano de 2004 al Liverpool y desde el principio empezó a incorporar al equipo a jugadores españoles como Xabi Alonso, Luis García, Antonio Núñez, Josemi, Morientes, Pepe Reina, Fernando Torres, Riera y Álvaro Arbeloa. Aquel equipo ganó la Champions en 2005 y también el cariño de la grada de Anfield, que tenía reservado un cántico especial para sus ídolos españoles al ritmo de La Bamba.
Sin embargo, antes de la llegada de Benítez ya existían algunos jugadores que habían iniciado la aventura británica. Es el caso de Nayim, que militó en el Tottenham antes de marcar el gol más importante de la historia del zaragocismo; el Chapi Ferrer, que llegó al Chelsea en 1998 y jugó cinco temporadas con rendimiento notable, o el citado Mendieta. Iván Campo se transformó en 2003 de central obtuso a pulcro mediocentro por obra y gracia de su traspaso del Madrid al Bolton. Especial es el caso de Roberto Martínez, que llegó al Wigan a mediados de los noventa junto a Jesús Seba e Isidro Díaz, con los que había coincidido en el filial del Zaragoza. Años después, ya como entrenador, formó en Gales su particular Spanish Swansea, como cuenta Pablo Gómez en su libro Los cisnes.
El camino abierto por el Liverpool de Benítez sería transitado cada vez con mayor asiduidad. En los siguientes años llegaron a la Premier Almunia, Asier del Horno, Carlos Cuéllar, Míchel Salgado, Cesc Fábregas, Silva, Mata, Michu, Cazorla y una larga lista de futbolistas, algunos consagrados y otros más modestos. Monreal, Negredo, Soldado y Jesús Navas son los últimos protagonistas de un éxodo que, a buen seguro, continuará durante los próximos años.
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