Adriana Lima, aquellos ojos verdes de mirada serena
Cuando el Real Madrid anunció el fichaje de Marko Jarić estaba convencido de que caería algún título de baloncesto. Y así fue: el Torneo de la Comunidad de Madrid y el Trofeo Diputación Valladolid. La temporada estaba salvada. Teníamos los dos trofeos más importantes en las vitrinas. En la grada unos ojos verdes miraban a su querido marido serbio y a su querido equipo temporal volver a palmar en las grandes competiciones. Adriana Lima fue lo más notable de aquel año, y como vino, se fue. Es duro superar algo así.
Aquellos ojos verdes brasileños que tantos cantaron y que Ibrahim Ferrer rescató en Buena Vista Social Club volvían a su casa de acogida en cuanto a negocios tras el fugaz paso de Jarić por Italia. Estados Unidos volvían a llevarse a la brasileña que a tantos nos ha enloquecido, con o sin el sujetador más caro del mundo. Victoria’s Secret es quien ha tenido una relación más larga con Adriana Lima. 13 años ya de contrato para que nadie le robase uno de sus ángeles para irse a la competencia.
Para ella han ido siendo los últimos sujetadores de diamantes, negros, blancos, rubies, más o menos gramos, más o menos millones, pero lo que nos importaba era el contenido, no el continente. El Fantasy Bra tenía a la mejor embajadora. Igual que la Super Bowl tenía a otra embajadora en forma de anuncios que aumentaban el caché y la cuenta bancaria de Adriana Lima para no solo convertirla en una de las mujeres más deseadas del mundo sino en una de las mejor pagadas.
Adriana Lima vuelve al Madrid que ahora hay un sitio como entrenador. O al menos a la grada, algún abuelete te prestará su abono con una sonrisa. Seguro que Ibrahim Ferrer volvería a levantarse aunque solo fuese para quitarse la boina ante ti.
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