Experiencias inolvidables

Viaje en moto por el Mediterráneo (y con novia)

Estoy terminando un libro de viajes por Asia Central y Oriente Medio. El relato empieza en Madrid y tras recorrer Europa del Este, Ucrania, Rusia, Kazajistán, Uzbekistán, Azerbaiján, Georgia, Turquía, Siria, Jordania, Líbano e Israel, lo termino en Belén, dentro de los Territorios Palestinos. Para mí ese es el final del libro, pero no del viaje. Durante los siguientes meses recorrí Chipre, norte y sur, regresé a Turquía, me encontré allí con mi novia de entonces, bordeamos toda la costa mediterránea turca, cruzamos a Grecia a través de la diminuta isla de Kíos, saltamos al continente y luego a Italia, desde donde embarcamos de vuelta a España. Esa parte del viaje no saldrá en el libro pero habiendo sido una intensa experiencia de amor, pasión, historia, motocicleta y riesgo tan intensa, creo conveniente compartirla con los lectores de este blog. Comienzan pues los posts donde terminará el libro, intentando regresar a Israel desde la ciudad palestina de Belén.

Salir de los Territorios Palestinos resulta asombrosamente fácil. Cojo de nuevo la carretera principal que pasa por debajo del muro de la vergüenza. Al salir del túnel topo con un control militar. Se parece a un peaje de autopista. Reduzco la marcha, pero los soldados nos hacen gestos de que prosigamos. No nos detienen ni nos registran ni nos molestan lo más mínimo. Al contrario, una chica con uniforme y galones me dice que mi moto es “very cute”, o sea, una monada. Cada vez tengo más la impresión de vivir en un sueño absolutamente irreal. Una vez de nuevo en Israel, enfilo hacia la autopista que lleva a Tel Aviv. El tráfico es espeso. Algunos conductores me saludan. Creo que los judíos tienen una relación compleja con BMW. Por un lado les gustan los coches y las motos que fabrican, pero por otro no pueden (y quizá no deban) olvidar que en sus fábricas emplearon a judíos como mano de obra esclava.

Salgo hasta Haifa. Allí encuentro la Rosenfeld Shipping, compañía naviera que me ha de sacar de Israel por mar hacia Chipre. Piden una pasta, 360 euros. La razón de tan alto precio es que los seguros para cualquier barco que recale en Israel son carísimos. Pero no me queda otro remedio. Una vez marcado el pasaporte con el sello hebreo no puedo regresar por Siria ni por Libia. Chipre aparece como la mejor opción. Desde allí podré saltar a Turquía.

Antes de embarcar, compro cuatro botellas de vino israelí que se suman el licor Raki turco, muy parecido a nuestro anís. En el Notos viajaremos 11 pasajeros. Un alemán, un inglés, un austriaco, una francesa y tres parejas: dos suizas y una polaca. Yo dormiré con James, un ciclista inglés. Cuando ve mi crucifijo en la muñeca me dice que el también cree en Jesús. Eso nos acerca. Es un obrero sin nada más que su bici. Quiere quedarse en Israel pero la visa le ha caducado. Tiene que salir.

La tripulación es india salvo los oficiales. El ambiente es relajado. El barco es de bandera griega y el camarote, muy básico, no tiene baño. Saco mi vino israelí y el raki turco y nos ponemos a beber y charlar bajo las estrellas. La conversación de los viajeros siempre gira en torno a lo mismo, a las anécdotas viajeras y a la adicción al viaje. Intimo con Chloe, la francesa matemática que vive en Jerusalem.

Aparece el contramaestre griego, odia a los turcos, “son como serpientes”, dice, trae su propio raki que no es sino un fortísimo orujo. La noche se nos pasa en un suspiro y me voy a la cama agotado y ebrio.

El despertar es duro, demasiado pronto incluso para mí, a las 6 am. La isla de Chipre se recorta contra el amanecer. Desembarcamos y decido llevar a Chloe hasta Lamarca. Es lo que tiene encontrar viajeros en el camino, que se hacen amistades muy intensas y raras. Ella ha quedado con un chipriota que la invita a través del couch surfing. Yo voy a un hotel barato a descansar. Por la noche hago la colada en una lavandería automática y luego me tomo unas cervezas. Me doy cuenta de que estoy agotado tras mi largo viaje por Asia Central y Oriente Medio.

Ahora toca el lento regreso. Eso me entristece algo, pero también estoy alegre e ilusionado porque pronto veré a Mercedes en Turquía.

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Comentarios

  1. Comentario by Mis granitos sobre visitar Nueva York - abril 01, 2013 08:27 am

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