Un día en las carreras de caballos en Ascot
Un buen día del pasado mes de octubre, un grupo de amigos decidimos acercarnos hasta Ascot (Reino Unido), para pasar un día en las carreras de caballos en el Royal Ascot. No sabíamos muy bien de qué iba aquello, pero varios amigos ingleses nos habían recomendado ver el espectáculo que siempre hay en este hipódromo, por el que los caballos galopan desde 1711.
Allí nos plantamos. Nada más llegar, comprendimos a primera vista que se trataba de un templo equino y pudimos sentir el tremendo ambiente que en el Royal Ascot se respiraba: impresionante.
Pablo Herrero es Ingeniero Industrial en la especialidad de Organización Industrial, relacionado con la Ingeniería de Organización de empresas y el mundo de la consultoría en el sector banca. Escribe habitualmente en el blog de golf Fuera de Límites y colabora en diferentes proyectos de Weblogs SL. En su tiempo libre, siempre que puede se escapa a jugar al golf o a algún concierto en el que haya buena música en directo. Puedes seguirlo en Twitter en @pabloherrero
El lugar es increíble: un hipódromo que no tiene nada que envidiar a muchos de los grandes estadios de fútbol, con mimo por los detalles y capaz de albergar a decenas de miles de personas. No me imaginaba el tremendo montaje que hay alrededor del circuito de hierba por el que galopan los pura sangres. La afluencia de gente era tremenda y aunque no sabría decir una cifra exacta de espectadores, me atrevo a afirmar que fácilmente éramos unas 50.000 personas en el Royal Ascot (aunque bien podrían caber unos cuantos miles más).
Desde que pusimos el pie en el Royal Ascot, a las 12:30 pm, ya pudimos respirar el ambiente del mundo equino y ver interesantes detalles por todas partes, como diversas estatuas y figuras alusivas a grandes caballos y jinetes en la historia de la equitación británica y mundial. Una de las primeras cosas que llama la atención es el paddock, que es la zona en la que se enseñan los caballos al público antes de cada carrera. Allí cualquiera puede ver muy de cerca a los animales y valorar su estado de forma. Esto es muy importante, ya que es vital para las apuestas, que forman parte de este espectáculo.
Efectivamente, en un sitio como este, todo gira en torno a las apuestas, pero con muy buen ambiente. La gente curiosea y mira los caballos, poniendo diferentes caras a su paso. Todos hacen sus números y desde allí se van a los chiringuitos para apostar, lo que requiere cruzar a la zona interior del hipódromo, tras el gigantesco edificio de servicios del mismo. Empieza la primera carrera y los jinetes van saliendo a trotar con sus caballos, enfilando todos la zona de salida. Toca coger posiciones.
Para acceder a la pista por la que corren los caballos, hay que pasar por el edificio central del Royal Ascot, el cual es… ¡Impresionante! Nueve pisos con diferentes servicios (comida, bebida, apuestas, palcos), más las gradas en la parte baja y la explanada de hierba que hay delante del óvalo. Nosotros nos quedamos en la parte baja, a pie de pista, desde donde podíamos movernos con facilidad entre el paddock, el bar, los chiringuitos de apuestas y la pista. En esta imagen, se puede uno hacer una idea del edificio en cuestión:
Las apuestas son algo vital en el Royal Ascot. Contamos alrededor de 100 puestos abiertos para apostar y estoy seguro de que nos dejamos alguno por el camino. Antes de cada carrera, es normal ver a la gente moviéndose apresurada por la zona del bar y la de apuestas, tratando de averiguar por qué caballos merece la pena jugarse las libras. Con unas 20 libras, puedes estar un buen rato apostando al ganador de cada carrera y, si la suerte te acompaña un poco como a nosotros, puedes recuperar las 15 libras de la entrada y pagar la comida.
Un disparo arranca la carrera y por todas partes alrededor nuestro, la gente agita los resguardos de sus apuestas jaleando a los caballos y jinetes. Los caballos deben dar una vuelta alrededor del hipódromo del Royal Ascot y nosotros les veremos llegar en la recta de meta. Van rapidísimos, a veces parecen un Fórmula 1 y la gente no para de animar durante toda la carrera. El speaker que habla por megafonía retransmite la carrera igual que en las películas, lo que le da un plus de emoción al breve pero intensísimo rato que dura el recorrido. En este vídeo, he recopilado algunos de ellos:
Como se puede ver en el vídeo, la gente lo vive con un entusiasmo contagioso. Todo el mundo presta atención en el minuto y pico que dura la carrera y anima como si no hubiera un mañana ¡Qué tensión! Nosotros nos dejamos contagiar por el ambiente y recorremos el bar y los chiringuitos de apuestas durante toda la tarde. Vamos y volvemos del paddock para ver a los caballos, paramos para tomar un rico helado sentados tranquilamente en una terraza sobre un típico, y bien cuidado, cesped inglés. Esto es vida.
Y así nos pasamos 6 horas, viendo como los hermosos caballos corrían en un lugar único como el Royal Ascot, con un ambiente extraordinario y con la sensación de estar haciendo algo diferente. Todos coincidimos en una cosa al terminar: nos lo hemos pasado muy bien y aquí tenemos que volver. En la última carrera vimos a un grupo de amigos estallar de alegría al ver que habían ganado una gran apuesta conjunta. Parece que se llevaron un buen pico: saltan, ríen, se abrazan… Es el Royal Ascot, un lugar diferente.
Imágenes | Pablo Herrero
Enlace | Vídeo original en Vimeo
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