The O’Jays, religión, sexo y reivindicación sin culto
Recemos para que mañana el día que venga sea mejor, al tiempo que entre confesiones pasionales se busca conservar el amor de una mujer para minutos más tarde aclarar bien quién puede llamarles brothers y quiénes no. Una liturgia sin necesidad de estar pensando en el mismo dios, con mayúscula o minúscula, pero sí con la misma sensación de estar ante algo más que música.
El Gospel negro religioso, la manera de vender cualquier palabra sagrada con una vida y un ritmo que traspasan ese mensaje espiritual unido a cualquier culto durante décadas y décadas más tarde. Incluso hasta a llegar a un género como el Soul de Filadelfia que acabó transformándose en el mejor Disco con ese aíre religioso incluido. Al final es ese groove el que convierte el mensaje en algo universal, el que mezcla el éxtasis que cada uno puede sentir con sus llámalo ideas, creencia o miedos en canciones como ‘Put Your Hands Together‘ para alzarse con un top 10 en las listas de los Estados Unidos en los 70. Y número 1 en la lista de “álbumes negros” y un puesto 11 en la de “álbumes Pop” con Ship Ahoy.
Riffs de bajos funkarras que entran en trance en críticas como ‘For the Love of Money‘ sin apenas subir la velocidad, con la sensación mantenida de la suciedad sexual en cada parte de diatribas como ‘Don’t Call Me Brother‘ y que en ‘You Got Your Hooks In Me’ sí tienen su contexto deseado.
Cuando Curtis Mayfield abrió la veda estaba todo dispuesto para el triunfo de grupos como The O’Jays (compuestos por Eddie Levert, Walter Williams y William Powell) y su Ship Ahoy (1973, PIR) para seguir mezclando sin fallos religión, sexo y reivindicación social sin culto, extrapolable décadas más tarde y a cualquier cultura y momento.
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