Recorrí en bicicleta el Djurgården de Estocolmo entre la nieve y el hielo
De Estocolmo se dice que es “la Venecia del norte” por estar compuesta, al igual que la ciudad italiana, de múltiples islas conectadas entre sí por bellos puentes. Una de las islas más famosas de la zona es Djurgården, que sirve de gigantesco jardín natural donde también encontramos varios museos y zonas de ocio. Uno de los alicientes que nos ofrece el lugar es alquilar una bicicleta y recorrer libremente sus 279 hectáreas de terreno.
La experiencia de por sí ya es imprescindible si viajas a la capital sueca, pero bajo determinadas circunstancias ésta se puede convertir en algo verdaderamente único e inolvidable. El mejor momento para ello es a mitad de primavera, cuando por la noche aún se producen heladas que cubren la ciudad de nieve, pero con la salida del sol y las temperaturas medianamente templadas, ésta se funde para dejar de nuevo los edificios desnudos. En este periodo, los enormes canales se cubren también durante la noche de una enorme capa de hielo que les confiere un aspecto de cuento.
El sueño de Andrés Gallego siempre fue escribir la gran novela americana, pero como no le dejaron conseguirlo se metió a ingeniero. Tiene más aficiones de las que son clínicamente recomendables, así que emplea los blogs como terapia de choque y para Weblogs SL escribe en Hipersónica, VidaExtra, Genbeta y Anexo M. Dicen que a veces también se le ha visto por Twitter.
Con este incomparable marco listo, y teniendo en cuenta que al menos a primera hora tendremos que afrontar unas temperaturas algo bajas, la experiencia de recorrer el Djurgården a dos ruedas adquiere una nueva dimensión. Los caminos a elegir son diversos, pero sin duda el ideal es el que nos lleva por la carretera que circunda la orilla de la isla, con la enorme placa de hielo a un lado y el bosque nevado al otro. Eso sí, especialmente aquí habrá que llevar cuidado con el estado del camino y con algún resbalón fatal que nos podría llevar a una caída de gélidos resultados.
El hielo que se funde ante ti mientras pedaleas
El esfuerzo de iniciar esta aventura cuando el sol aún está surgiendo entre los árboles del Djurgården puede resultar desalentador, pero obtenemos nuestra recompensa cuando éste comienza a ascender y la gran placa de hielo empieza a resquebrajarse en bloques cada vez más pequeños. Del mismo modo, la nieve que cubre la zona se irá fundiendo, desvelando el aspecto del jardín en estas primeras fases primaverales.
Antes del mediodía, la temperatura será más agradable (aunque aún no apetecerá quitarse la chaqueta) y el hielo habrá cedido por completo, dejando el canal en su genuino estado líquido. En este punto podremos acercarnos a los pequeños muelles cerca del museo Vasa, donde se conserva el enorme barco de guerra sueco que se hundió el mismo día de su inauguración, para bajar con las bicicletas hasta el mismo nivel del agua y observar las islas edificadas que nos esperan al otro lado.
A partir de aquí ya podremos alejarnos de la costa y adentrarnos en la isla jardín para recorrer sus sendas a golpe de pedal, encontrando otros tesoros que merece la pena que vosotros mismos descubráis. Pero el momento único de pasear por esta bellísima zona mientras el hielo y la nieve desaparecen ante nosotros quedará grabado a fuego en nuestra memoria.
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