"Tráteme de usted, soy mucho mejor que vos".

Esta mañana me acordé de ti. Según levantaba la taza del café por los altavoces de la tableta sonaba una canción, con ese acabado a lata tan nuestro de hoy por la tecnología innovadora (y nos reíamos del mono). El café estaba rico, la canción no tanto. Me acordé de ti de nuevo porque tú no habrías hecho algo así. O sí, que escribiste ‘Lola’. Ais Davies, Lola. Joder, Lola. El caso es que me acordé de tu paraíso verde protegido y de nuevo me vino el bucle de cuántos guantazos repartirías entre esta nueva generación de grupos que tanto te deben. Si te animas, empieza con Unknown Mortal Orchestra.

Para mí The Kinks siempre serán la frase que de enano mi padre me repetía al indicar con el dedo el debut homónimo de mala hostia y garage en rojo, ahí, con vuestros trajecitos y melenas, todos bien guapos. Al alzar ese índice de cuatro centímetros y apuntar sobre quiénes eran estos tíos oía el bucle: “¿Eres de los Beatles o de los Rolling Stones? Yo soy de los Kinks“. Debíais molar un huevo para tener vuestra propia tribu de alternativosaqué por aquella época antes de que un albino triste cantase ‘Creep’ sobre la ética de Wal-Mart de Sorkin.

Davies, siempre has molado, que te lo digan tantos otros, pregúntaselo a Pete Townshend cuando os birló el productor y triunfó con The Who, porque majo, a vosotros os faltaba un Kit Lambert, un Brian Epstein o un Andrew Oldham. Vuestros Collins, Wace, Larry Page y compañía os dejaron un mojón para lo que pudisteis ser. Pregunta a Joey Ramone, a Paul Weller, a Damon Albarn, a Jarvis Cocker… Pregunta a cualquiera y si dice que no le gustan los Kinks mejor déjale de preguntar.

Hoy estás volviendo a estar día a día presente (¿cuándo no?), con tanto revival psicodélico más o menos barato (¿escuchaste a Tame Impala, Davies?). Yo esta mañana disfruté el café con una alegría tremenda. Sonó ‘The Opposite of Afternoon’ de los pesados estos de la orquesta mortal y al instante pensé en ti, qué cosas, pero al segundo después me acordé de nuevo de mi querido Sergio Algora. Ahí empezó otro de mis bucles, Davies:

El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de color… El chico de la noria hecha con pelos de colores…

Silencio hoy va a hablar sólo él,
quiere ser la máxima atracción,
a todos mil vueltas nos da,
¡preparados para babear!

El chico de la noria hecha con pelos de color…
El chico de la noria hecha con pelos de color…
El chico de la noria hecha con pelos de color…
El chico de la noria hecha con pelos de colores…

Fuera de aquí, hoy sólo juega él,
así nunca vistéis a nadie girar.

El chico de la noria hecha con pelos de color…
El chico de la noria hecha con pelos de color…
El chico de la noria hecha con pelos de color…
El chico de la noria hecha con pelos de colores…

Ese chico eres tú Davies.

(Lola, joder, Lola).

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