Peregrino por la Vía Francígena 4: aroma al azufre de la Champagne
¿Es necesario llegar al extremo de no querer vivir para vivir más que nunca? Las uvas necesitan algo de azufre para producir buen champán como el que el padre de Anne Marie producía en “Le Clos des Vignettes” cerca del bosque de Reims. Lo que queda de ello ahora es cientos de capuchones metálicos que nunca se descorcharán y botellas de vino que a pesar de su suciedad y algo de moho en el exterior, Anne Marie me ofrece como peregrino que soy, cama, cena y bebida esa noche en la granja. Tiene más de 30 años el vino. Y todavía tiene sabor y potencia después de un largo reposo. Anne Marie con su trolley, necesario por su fibromialgia que le ha incapacitado de por vida y sus más de 60 años, se dedicó a seguir viviendo andando por los caminos que le llevan a Jerusalén y de ahí por todo el Magreb hasta Canterbury en Inglaterra.
Raúl Santiago Goñi es periodista. Por el mundo se le conoce por sus aventuras laborales: diseñador de periódicos en el Caribe, redactor de proyectos de cooperación internacional, profesor de adolescentes y de universitarios en diferentes Universidades españolas y Latinoamericanas, creador de proyectos web y community manager… Por las redes se le conoce como MOVIMIENTO LÍQUIDO, el que es su último pero no definitivo proyecto viajero. Podéis encontrarle en twitter como @movliquido
Sólo quiere seguir caminando porque las garras de la depresión aprietan duro
Sólo necesita una mochila con lo mínimo para salir de ella. Y vivir su camino al que considera un amante romántico al principio y más fiel cuanto más se adentra uno en él. Hizo el amor con su camino en cada paso que daba, en las duras negociaciones de la frontera siria o jordana, cuando dormía con las mujeres serbias a las puertas del impracticable Monte Athos en Grecia, o a las afueras de Oviedo reposando sus pies hacia Santiago. Su Citroën AX de más de 25 años delata la vida que llevó dentro de él entre Niza y Reims. Y nos asegura que el camino para ella todavía no ha acabado mientras existan peregrinos a los que acoger en Le Clos des Vignettes.
Y sigo andando por la Champagne hacia Brienne Le Chateau. La cabeza se vuelve de un turbo desorbitado tras horas en soledad por la ruta que converge entre el Camino de Santiago y la Vía Francígena. Por eso han decidido poner un psiquiátrico en Brienne le Château, en Aube (Champagne) donde estudió artes militares Napoleón, el emperador dictador que quiso ser escritor antes de intentar suicidarse y que acabó casi por conquistar toda Europa. Y es normal con el viento que azota los pies cansados de ver tanto cereal y tanto viñedo de inaccesible Champán.
El alba de Francia huele a desodorante caro y brioche
Sin embargo los ángeles nos guían, como cuando el peregrino intenta llegar a Châlons en Champagne bajo una tormenta más propia del Caribe. O cuando en Chausée sur Marne, le dejan una caravana para dormir después de cenar un pollo de granja, de esos que todavía saben a maíz y tienen la carne amarilla. O cuando en Vitry le François, quien te acoge por una noche y te enseña a hacer una quiche lorraine, te lleva a la mañana siguiente a conocer al alcalde que feliz por tener un nuevo Presidente de la República de su mismo partido, alaba las maravillas del país del peregrino. O aquél ángel solitario entre campos de cereales, soltero de vocación y que tiene por amante su Peugeot Partner, te indica el buen camino cuando llevas más de 400 kilómetros soñando con ver un paisaje un poco más diverso, e igual de colorido.
Las migas las depositan los ángeles a tiempo parcial. Cada uno a su manera, limpiando la casa de peregrinos del ayuntamiento de Brienne Le Château, aguantando la alergia y el sudor del caminante en la oficina de turismo, y sobre todo enseñando que la mochila del alma nunca debe ir cargada de culpas y resentimientos del pasado, aunque el subconsciente trate de jugarte una mala pasada a cada noche, mezclando el café con las personas que nunca más volverás a ver, te importen o no.
Quizá el viento, con un corte de pelo y un buen “Monaco” (Cerveza panaché con sirop de cassis) limpien un poco el camino que ha de encontrar a quien se está buscando. A pesar de que el pan francés no haga honor a su fama internacional.
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