Experiencias inolvidables

Paintball, descargando adrenalina apretando el gatillo

Reconozco que visto desde fuera el paintball me parecía practicamente un juego de niños donde se disparaban unas bolas de goma rellenas de pintura que probablemente ni sentirías en cuanto te alcanzaban. Iluso de mí…

Convencido por los amigos al final accedí a sumergirme en un oscuro bosque donde solo tenía la protección de un buzo, unos guantes, un chaleco y un casco, el cual por cierto ayudaba en cierta manera a aumentar la sensación de congoja por el temor de recibir un balazo en cualquier momento.

Miguel

Sergio González es Ingeniero Industrial y blogger, aunque no está muy claro en qué orden. Amante de las nuevas tecnologías, la buena música y de todo lo que huela a nuevo, dicen que nació con un teclado debajo del brazo. Le podrás encontrar en diversos blogs de WSL dentro de la marca Trendencias, además de ser coordinador editorial de Trendencias Hombre.

Tras una breve charla de lo que hay que hacer y de lo que no se puede hacer, como nada de disparar a menos de 7 metros de distancia (eso siempre es la teoría), procedimos a perdernos divididos en dos equipos a través de un bosque repleto de árboles y pendientes diversas.

Cual equipo de operaciones iba planeando con mis compañeros de equipo nuestra estrategía casi a la improvisación, dependiendo de la posición del enemigo. Demasiadas películas bélicas pasaron por nuestras retinas lo que hacía más fácil incluso el poder comunicarnos a través de señas y pedir a tu compañero que te cubra la posición ante la presencia enemiga.

Lo mejor, el momento en el que ves a tu victima y ella no te ve a ti, momento de apretar el gatillo sin mesura y acribillarle. Al principio aprietas el gatillo como quien no quiere la cosa, con el paso del tiempo te vuelves más selectivo con los disparos (si disparas con demasiada alegría corres el riesgo de quedarte sin balas muy pronto y no es plan…).

Lo peor, tener la sensación de que no te ha visto nadie y sentir un golpe seco en cualquier parte de tu cuerpo cuando menos te lo esperas. Momento de levantar la mano, rendirte y esperar a que un compañero tuyo clame venganza en tu nombre.

No sé si fue por la descarga de adrenalina, la emoción del momento, o simplemente que se trata de un juego muy exigente, la verdad que acabé agotado, exhausto, subiendo y bajando colinas, buscando escondites o simplemente huyendo de las balas del enemigo.

Sin contar los moratones causados por las balas, heridas de guerra sin importancia. Lo que sí tengo claro es que ya estoy deseando volver a repetir la experiencia y afinar más si cabe mi puntería.

Imágenes | Clauz Jardim | Photo Lady2000 | Branewbs

Comentarios

  1. Comentario by javier - febrero 20, 2012 12:26 pm

    A mi me gustó bastante el tema. Al final lo que pasa es que tener más bolas que nadie es bastante útil, porque te cubres disparando.

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  2. Comentario by Natxo Sobrado - febrero 22, 2012 11:41 am

    Nunca he practicado paintball, tengo mucha curiosidad sobre cómo tiene que ser recibir un bolazo en el cuerpo. Pero más aún sobre cómo tiene que ser darlo jaja

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