Modric vino para esto
El partido estaba espeso y trabado. El Madrid no veía la manera de meterle mano al Manchester United, replegado en defensa, ahogando espacios a los blancos, presto siempre el eterno Giggs a lanzar un balón a las tres balas de arriba en cuanto tuviera ocasión. Poco antes se había lesionado Di María y Mourinho había recurrido a Kaká, quizás con la esperanza de que reanudara su idilio con Old Trafford, quizás apostando, más que al manido espíritu de Juanito, al del Cid, que ganaba batallas después de muerto por el respeto que infundía.
Llegó entonces la expulsión de Nani, rigurosa cuanto menos. La reacción de Mourinho fue inmediata: fuera Arbeloa, dentro Modric. Retrasó a Khedira al lateral y dio a Modric el timón del equipo. Era el momento del croata, la ocasión de desquitarse de seis meses de críticas, de demostrar que sí vale los 35 millones que se pagaron por él. La oportunidad de reivindicarse en el mejor escenario.
Al poco de salir, Luka agarró una pelota en la frontal del área mancuniana, efectuó un regate largo hacia la derecha y empalmó un zapatazo que hizo una curva perfecta e imposible para De Gea. El sonido que hizo el balón al golpear el palo se oyó en todo el globo, de Manchester a Sídney. La bola botó dentro de la puerta y se estrelló en la red contraria. Al gol le siguió un cuarto de hora vertiginoso, con Modric repartiendo juego, como un virtuoso croupier. De otro balón suyo salió el gol de Ronaldo, taconazo de Özil y centro de Higuaín mediante.
Si el Madrid termina ganando la décima, Modric se unirá al club selecto de los que justificaron su paso por Madrid con un gol decisivo. No al club de Mijatovic, Raúl o Zidane, pero sí al de Karembeu, Anelka, Geremi o McManaman. Puede que el Madrid caiga en cuartos, o en semifinales, y el gol de Modric apenas quede como una anécdota más en las noches europeas madridistas. También es posible que el croata tenga una larga y fructífera carrera de blanco, marcando muchos más goles como el del martes. Pero cuando el disparo de Modric pegó en el palo y se coló en la portería de De Gea, seguro que muchos madridistas no pudieron evitar pensar que el fichaje de Modric ya estaba justificado. Modric vino para esto.
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