Megan Fox, de un posado en bikini a Call of Duty
Nadie la conocía pero con 17 años Megan Fox ya sabía cómo acercarse a actores que la diesen el contexto buscado. Charlie Sheen se alegraba y las risas enlatadas necesitaban recambios de humor rápido para los señores infartados ante su posado en bikini. La nieta de quien cuidaba de los ‘Dos hombres y medio’ no iba a quedarse ahí.
En ese mismo 2004 buscaba hacerle sombra a Lindsay Lohan en el momento de mayor augen de la carrera de esta con ‘Quiero ser superfamosa’. Duelo en la cumbre y pocas palomitas para sentarse a mirar. Pero como en toda canción perfecta después de la subida se necesita crear ambiente, un poco del trance que romper en la posterior vuelta a arriba. La de Megan Fox fue ‘Transformers‘.
Su paso por las rubias oxigenadas de ‘Hope & Faith’ no nos nubla el verdadero inicio de la factoría Megan Fox, donde volvió a su papel inicial pero esta vez sin necesitar ningún bikini ni ningún Charlie Sheen. En ese momento teníamos robots y a Shia LaBeouf. Transformers se acabó convirtiendo en una factoría propia en la que descubrir las dotes artísticas de actrices como Megan Fox o Rosie-Huntington Whiteley.
Hay un claro desprecio hacia Megan Fox que ni aún volviéndose fea en ‘Jennifer’s Body’ ganó el Oscar. Charlize Theron lo hace y lo tiene. Doble rasero. Luego normal que acabe preguntándose ‘Si fuera fácil’ o expuesta en ‘Passion Play’, todo hasta terminar como la primera mujer famosa que acaba promocionando el Call of Duty: Ghosts. Nadie la comprende, con sus cejas depiladas, su cara Marilyn Monroe tatuada y borrada y su chonismo de melena larga y chicle en la boca antes de pedirle la nueva canción de moda al DJ en el Space.
Fotos | Giorgio Armani
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