Que paren las rotativas, que me marcho hoy. Quiero formar parte de ella… New York, New York. La gran manzana, la ciudad frenética y cosmopolita que tantos personajes televisivos han pisado o soñado con pisar. Y también la ciudad ansiada por todos esos creadores que quieren ambientar su serie en ella, porque rodar en la ciudad de los rascacielos no es fácil ni barato, y está al alcance de muy poca ficción televisiva. El resto se han de conformar con esa versión de cartón piedra que tienen en Universal Studios, esa en la que giras una esquina y te encuentras en Hill Valley o si sigues andando por la calle llegas al barrio europeo multiusos. ¿Qué mola? Puede, pero no es lo mismo.

Es por esto que cuando una serie está rodada en Nueva York se nota, no sólo porque tiene otro encanto y otra vida, sino porque los productores desean que se note. La ventaja de tener todas esas series a nuestro alcance es que podemos ver muchos tipos de Nueva York distintos.

‘Ladrón de guante blanco’ (‘White Collar’) es una serie a la que le encanta presumir tanto de ciudad que casi convierte a esa gran manzana de lujo en un personaje más. Sus dos protagonistas pululan por azoteas de vistas envidiables, por las zonas más reconocibles (y por tanto más difícilmente accesibles) de Central Park o por la Quinta Avenida. Pero no toda la ciudad es lujo, y uno de mis New York favoritos de todos los tiempos es ese barrio grande que nos mostraban los chavales de ‘How to make it in America’. Uno donde lo cool y lo de andar por casa no están necesariamente enfrentados, esa ciudad viva, sucia y deliciosamente caótica. La cabecera de la serie no sólo es una de las mejores que váis a ver, sino un gran homenaje a la ciudad que quieren mostrar.

Nada que ver con ese mundo de fiestas y glamour en el que compraban trapitos y Manolos las chicas de ‘Sexo en Nueva York’, una versión en la que la mamarracha de Carrie Bradshaw podía llevar los vestidos más ridículos sin que nadie la dijese nada (aunque ese salpicón de la cabecera era un gran mensaje) y podía permitirse un glorioso apartamento en el pijo barrio del Upper West Side con sus columnitas. Añadiría que la precuela recientemente estrenada, ‘The Carrie Diaries’ nos enseña esa ciudad glamurosa en los años ochenta, pero más bien vemos un Nueva York actual pero con cardados y estampados de cebra. Por no haber, ¡no hay ni torres gemelas! Ya sabéis, la cantinela de herir sensibilidades.

¿De verdad queréis ver un Nueva York de otras épocas? ‘New Amsterdam’. Alguna vez tocará dedicar un brillantuelillas canceladas a este drama policíaco que la FOX se cargó causándome un gran trauma, pero adelantaré que su punto de partida fantástico nos permite ver la ciudad en múltiples épocas como a comienzos del S. XIX, en los años 40 o justito antes de la gran depresión, entre otros.

Cuando os recomendé ‘Kings’ ya hice hincapié en cómo jamás perdíamos de vista ese majestuoso Nueva York donde está rodada, con esas azoteas, ventanales, terrazas y colinas de grandes vistas. Una gran manzana donde sorprende la quietud y el orden porque claro, aunque los ojos nos engañen, en este caso es un decorado que representa otra ciudad distinta. Eso sí, no desprovista de la competitividad y falta de escrúpulos que nos engancha en ‘Damages’, el drama legal en el que Glenn Close y Rose Byrne miden fuerzas y representan esa imagen de mujer ejecutiva y poderosa que se ha abierto camino en una ciudad tan espinosa como New York.

Un poco en esa línea pero más light y más zorreo estaría ‘Smash’, esa serie musical que pone la cámara entre bambalinas de los teatros y despachos de Broadway. Intenta desenmarañar sus entresijos sin mucho éxito pero la ciudad se palpa, sobre todo ese brillante y frenético Times Square.

Hay que alejarse unas cuantas calles y avenidas para llegar a Hell’s Kitchen, con esas circunvalaciones de vigas y columnas de metal que tanto hemos visto en el mundo del gánster neoyorkino, un barrio por el que ‘Los Hermanos Donnelly’ y sus amigos y familiares de ascendencia irlandesa intentan sobrevivir al cabreo de sus vecinos los mafiosos italoamericanos.

No, no me olvido de la cantidad de sitcoms que ambientan su comedia en la gran manzana, pero los escenarios son tan descaradamente esa calle falsa de California que no tienen el encanto para estar en esta lista. De los últimos años, quizá haría la excepción con ’30 Rock’, una comedia que sí se dejaba llevar y aprovechaba estar rodada en la gran manzana para mostrarnos a Liz Lemon hacer el pato por sus calles.

‘Girls’ ha suscitado mucha polémica, en parte por el Nueva York blanco e inmaduro en el que viven sus cuatro protagonistas. El de ‘Girls’ podría haberse parecido al barrio juvenil de los tiraos de ‘How to make it in America’ pero no, es un New York tremendamente acotado por el universo modernillo y hipsteroso de las Chicas, donde la línea entre lo cool y lo patético es hilarantemente fina.

Aunque la lista de series rodadas en la gran manzana no es excesivamente larga, sí lo es lo suficiente como para que no haya hueco para todas. ‘El Show de Bill Cosby’, todas las entregas de ‘Ley y Orden’, esa ciudad post 11-S de ‘Rescue Me’ o la noir de ‘Bored to Death’ son algunos ejemplos de títulos que se han quedado fuera de esta lista de ficción televisiva que incita a uno a dejarse llevar por el impulso de comprar un billete de avión inmediatamente e ir a rodearse de sus inmensos rascacielos.

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