A Joaquín lo habíamos dado ya por perdido. Lo teníamos como uno de esos jugadores que prometen todo y más con 20 años pero no terminan de romper. Algo pasa en el camino de esos hombres para que la gráfica lineal ascendente que debería representar su carrera se vea interrumpida por un inesperado punto de inflexión. Tampoco es que Joaquín fuera Julen Guerrero, pero su paso por el Valencia transitó entre la intrascendencia y la decepción.

Sucede que a veces estos jugadores encuentran a la madurez su lugar y todo parece encajar. Parece entonces que nunca antes estuvieron en el sitio adecuado en el momento preciso. Algo así le pasó a Iván de la Peña, que harto de dar tumbos por Italia y Francia volvió a Barcelona, se asentó en el Espanyol, se quitó de la cabeza que tenía que ser genial en cada balón que pasara por sus pies y se limitó a lo que mejor sabía hacer: jugar al fútbol, sin urgencia ni presión.

A Joaquín le llegó el momento hace dos veranos. El Málaga lo fichó para lo que parecía ser un ambicioso proyecto y que sólo Dios sabe cómo terminará. El cambio de aires fue una bendición para él. Posiblemente nadie como Pellegrini ha entendido al del Puerto de Santa María, que, con libertad de movimientos en tres cuartos de campo, liberado de la tiranía de la cal, ha recuperado su mejor versión. Ahí está, en cuartos de final de Champions, siendo una de las piezas claves del equipo. Siendo importante, sintiéndose importante. Sonriendo de nuevo.

A Joaquín le ha pasado lo que a aquella compañera prometedora del instituto, cuyos ojos de 16 años encerraban el mismísimo Big Bang. Se casó pronto, tuvo descendencia, no necesariamente en ese orden, y su mirada ya sólo transmitía fatiga y nostalgia. Sin embargo, te la vuelves a cruzar al cabo de los años, con sus hijos ya adolescentes, seguramente divorciada, y descubres en ella una belleza madura y serena. Sus ojos ya no deslumbran como antaño, pero iluminan más. Con 31 años, Joaquín ya no es aquel gambitero extremo que corría la banda del Villamarín. Su fútbol no tiene aquella chispa juvenil, pero ha ganado en pausa y madurez. Joaquín ha roto en MILF.

Foto | malagacf.com
En 1001 Experiencias | No era la épica, era Messi
En 1001 Experiencias | La gran noche europea del Deportivo