Emilia Clarke, lo único malo que tiene es ‘Juego de Tronos’
20 mar 2013 | 5:16
O ganas o mueres, decía mi compañera Adriana Izquierdo al hilo de ‘Juego de Tronos‘. O ganas o mueres, ahí es nada. Ese es el nivel de la épica, ese es uno de los condicionantes que me hicieron quitarme del folletín estrella de la temporada televisiva. La serie no me llama. La historia de esta (tele)novela de fantasía y dragones con un poco de aíre acondicionado puesto a -40ºC y las puertas cerradas por el norte me aburría pese a esos golpes de sexo que tan bien están explotando la nueva generación de series de televisión estadounidense. La sorpresa llegaba estos días con Emilia Clarke, Daenerys Targaryen para aquellos seguidores de la saga.
Emilia Clarke no ha hecho nada que haya supuesto una gran noticia, ni un gran cambio para que yo justifique esta sorpresa. Tampoco es que destaque por unas grandes dotes de actuación; las cuales pasarían desapercbidas en una serie como esta. Es algo tan sencillo como aparecer en público de forma natural. Es decir, sin esa épica, esos dragones, tanto khaleesi por allí y por allá, que si Khal Drogo o no. Y lo más importante: vestida.
Podría ser peor, podría ser el llorica de Jon Snow.
Es aparecer Juego de Tronos y que Emilia Clarke se ponga triste.
El mito de que las rubias nos molan a todos los hombres es más falso que una mujer desnuda entre dragones pone a todos si al tirar los dados sale más de 13, si no es así, te destroza el dragón, a mordiscos. Ese color lejía de Emilia Clarke en Juego de Tronos no hace nada a su favor, así como los desnudos gratuitos. La actriz londinense es de las que ganan de forma natural, con su pelo moreno, con su ropa en su sitio, sin necesidad de ir de guerrera libertadora por casualidad. Ahí ha estado la sorpresa de estos días. Emilia Clarke es muy guapa. Casi tanto, como la televisión apagada cuando están emitiendo Juego de Tronos.
Tiene una sonrisa y una mirada que cautivan. No os la carguéis, tronistas.
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