El reloj tarantiniano de Luis Buñuel
¿Recordáis esa mítica escena de Pulp Fiction en la que Christopher Walken se casca un monólogo frente a un niño (Bruce Willis de pequeño) donde explica la procedencia de un reloj? Que ese reloj perteneció a su abuelo, a su padre, que tuvo que ser alojado en el recto de Walken y de su propio padre para que no lo requisaran durante la guerra. Etcétera.
Pues Luis Buñuel tenía un reloj parecido. Bueno, más o menos.
A pesar de que todos identificamos a Buñuel con su filmografía, el director de cine aragonés también se inició en la literatura durante su estancia en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde concibió algunos poemas, en su mayoría de índole surrealista, como Una traición incalificable o Tragedias inadvertidas como temas de un teatro novísimo.
Pues bien, cuando por fin consiguió llevar a la gran pantalla las obras que imaginaba, Buñuel empezó a soltar un monólogo similar al de Walken a sus actores. Aunque todo era mentira.
Buñuel solía comprar relojes de cadena baratos en los mercadillos, y si las cosas en el rodaje se ponían feas, entonces cogía uno de lo relojes y lo estrellaba contra el suelo. Ya sosegado, se dirigía al interpelado: Ha pasado por todos mis antepasados y me lo regaló mi abuelo antes de morir. ¿Os dais cuenta de lo que me habéis hecho hacer? Y al parecer le funcionaba.
En 1001 Experiencias | Palabras prohibidas, libros prohibidos… pensamientos prohibidos
En 1001 Experiencias | Escritores malditos y sus malditas manías
COMENTARIOS
4