En general, creo que existe cierta tendencia al todo blanco o todo negro, a tildar una película o un juego de obra maestra o de bosta pinchada en un palo. No hay término medio, no hay productos que estén a medio camino, que hagan muchas cosas bien y otras tantas mal. O estás conmigo o contra mí. Tampoco es algo nuevo, pero quizás por la situación actual, en la que tanto en Twitter como en Facebook, por ejemplo, es muy fácil cagarse en todo o alabar algo, es más evidente.

‘Deadly Premonition’ es un ejemplo de juego en el que no hay medias tintas, el ejemplo perfecto de algo que está extremadamente bien y extremadamente mal a la vez. ‘Deadly Premonition’ se hizo con el récord Guinness al survival horror que más polarización había sido capaz de generar en sus críticas. Un juego, por lo tanto, que hay que tener para poder odiarlo y amarlo con todas nuestras fuerzas, para ponerlo y jugar disgustados mientras disfrutamos de su mundo.

Porque pocas veces vamos a toparnos con un juego con la capacidad de ‘Deadly Premonition’ para darnos una historia muy buena presentada en un envoltorio tan malo. Es un título que, dentro de esa condición de obra maestra/mierda seca que le atribuyeron los medios en su momento (se llevó algún 2 por allí y algún 10 por allá), llegó a liderar las ventas de Xbox 360 en Amazon durante cierta semana de abril teniendo como competidores a juegos como ‘Call of Duty: Modern Warfare 2’ o ‘Mass effect 2’. Qué gran juego ‘Deadly Premonition’. Qué asco.

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