Un recorrido por Normandía, una cita con la historia
El país vecino nos guarda muchos rincones y lugares dignos de mención y casi de visita obligada para todos aquellos que pretendan poner un pie en Francia.
Normandía es uno de esos lugares donde las vistas, el paisaje, la tradición y sobre todo la historia que guarda tras de sí en sus impresionantes acantilados se conviertan en todo una experiencia que hay que vivir.
Sergio González es Ingeniero Industrial y blogger, aunque no está muy claro en qué orden. Amante de las nuevas tecnologías, la buena música y de todo lo que huela a nuevo, dicen que nació con un teclado debajo del brazo. Le podrás encontrar en diversos blogs de WSL dentro de la marca Trendencias, además de ser coordinador editorial de Trendencias Hombre.
Ubicada en el Noroeste francés la provincia de Normandía se divide en dos regiones, la Alta Normandía y la Baja Normandía. A pesar de compartir denominación las dos regiones tienen puntos de diferenciación. Probablemente la región más conocida sea la Baja Normandía, región donde tuvo lugar el archiconocido desembarco de las fuerzas aliadas durante la II Guerra Mundial pero hay mucho más que visitar en esta provincia.
Un recorrido por la Alta Normandía
Comenzaremos nuestro recorrido por la Alta Normandía, una región en la que se nota su relativa cercanía con París, de hecho muchas localidades costeras se convierten en lugares de veraneo de muchos parisinos y eso se nota en la calidad de vida que se respira en sus villas.
Su capital es Ruan, conocida por ser el lugar donde quemaron viva a Juana de Arco. Otros enclaves de interés son Etretat, una curiosa villa medieval con unas construcciones que te hacen sentir en un comic de Asterix.
Además os recomiendo que contempléis los imponentes “ojos de agua” que aparecen sobre el relieve de sus costas, de hecho si subís a lo alto del acantilado podréis colaros por los bunkers utilizados por el ejército nazi durante la II Guerra Mundial.
Un recorrido por la Baja Normandía
En apenas dos horas podemos cruzar practicamente toda la Alta Normandía y plantarnos en la otra parte de la provincia, la Baja Normandía.
A pocos kilómetros de cruzar la ficticia frontera nos encontramos con la villa de Deauville que probablemente os suene de un afamado festival de cine, el caso es que el lujo y el derroche son los protagonistas de este pequeño y exclusivo lugar, donde los Ferraris y Lamborghinis copan los aparcamientos. Me pareció algo así como la Marbella de Normandía, aunque eso sí, con mucha más clase y elegancia.
Caen es la capital de la Baja Normandía, un lugar de arquitectura exquisita donde no podéis iros sin visitar el Memorial del Desembarco, un museo dedicado al famoso día D.
Pero si estáis en la zona lo mejor sin duda es pisar in situ esas playas, como la de Saint Laurent sur mer (también conocida como Omaha Beach) o Gold Beach donde es inevitable pisar la arena y pensar en lo que sucedió allí hace varias décadas contemplando las marcas de las bombas que aún son visibles.
Y también otra visita obligada es el cementerio de Colleville sur mer, una estampa de las más reconocidas de Normandia y que pone un nudo en la garganta a cualquiera, con más de 10.000 soldados americanos enterrados en un terreno que se extiende casi al infinito. De hecho la cantidad de banderas americanas instaladas en la zona es realmente llamativa.
Para completar el recorrido, no podemos irnos de Normandía sin contemplar el monumento más visitado de Francia después de la torre Eiffel y Notre Dame: el monte de Saint Michel. En mi caso ya acumulaba demasiados paisajes y emociones vividos en un solo día como para apreciar en su justa dimensión la majestuosidad de esta peculiar isla pero aún asi es impactante ver la isla a lo lejos.
Os recomiendo que antes de visitarla consultéis la tabla de mareas, cuando está baja se convierte en una auténtica romería de gente, pero con la marea alta se puede disfrutar de la isla en todo su esplendor. Yo ya estoy deseando volver.
Imágenes | Sergio González | Malex.org | FaceMePLS | Unclekage | Benjamin Feron
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