‘Twin Peaks’, o cómo David Lynch revolucionó la televisión
En 1990, ABC emitía el primer episodio de una serie que, entonces, era probablemente lo más extraño que se había visto en la televisión estadounidense. Estaba ambientada en un pequeño pueblo maderero del estado de Washington, entre frondosos bosques, cielos casi permanentemente nublados y una atmósfera extraña y casi surrealista, en el sentido de no parecer del todo real. En ese pueblo, de repente, aparece el cadáver de la joven Laura Palmer envuelto en plástico, junto al lago, y llega un agente del FBI para investigar su muerte. Esto podría haber sido una serie policiaca bastante convencional, pero con David Lynch y Mark Frost al frente, iba a ser de todo menos convencional.
De hecho, ‘Twin Peaks’ estuvo a punto de no pasar del piloto porque ABC no terminaba de verla en su parrilla, y el piloto llegó a prepararse para que, cuando se explotara en Europa, se viera como una película cerrada (o más o menos cerrada). Sin embargo, la cadena decidió emitirlo, sin demasiada confianza, y se encontró con un fenómeno que nadie esperaba. Los ocho episodios de la primera temporada obsesionaron al público americano, que se pasó la primavera de 1990 especulando con quién podía haber matado a Laura Palmer, qué secretos escondían habitantes del pueblo como el empresario Ben Horne y su hija, Audrey, el padre de Laura o las amigas de ella, y discutiendo aspectos de la serie como la sensación de que algo maligno y sobrenatural acechaba al pueblo. Oh, y esto sin mencionar al hombre manco (como si fuera ‘El fugitivo’), la otra chica que aparece vagando por las vías del tren, la mujer del leño, el extraño cuarto rojo de los sueños del agente Cooper y, por supuesto, BOB.
El tono de ‘Twin Peaks’
BOB es la clave de lo que hace a ‘Twin Peaks’ como es, pues es una entidad maligna, algo así como un espíritu sediento de sangre que transforma en un asesino cruel a cualquiera cuyo cuerpo posee. Esta idea, más explorada en la segunda temporada, terminó de apartar a la audiencia, que empezó a encontrar la serie demasiado confusa. Lynch y Frost se vieron obligados a desvelar la identidad del asesino de Laura Palmer a mitad de esa temporada, pero la audiencia no se recuperó, y ‘Twin Peaks’ fue cancelada en un gran cliffhanger, no sin antes haberse adentrado directamente en el mundo de los sueños premonitorios, las realidades paralelas que daban entrada al cielo y el infierno y la presencia de entes malvados que creaban todo tipo de caos entre la población de la zona.
A pesar de su corta vida, ‘Twin Peaks’ es una de las series más influyentes de la televisión estadounidense. Al trasladar a la pequeña pantalla el mundo desarrollado por Lynch en el cine, introdujo las atmósferas de sueño inquietante y extraño, los personajes con dobles vidas e imágenes tan impactantes no sólo como Laura envuelta en plástico, sino como ese vagón de tren de pesadilla donde fue asesinada. Por supuesto, Lynch también dejó mucho espacio para la improvisación; BOB, por ejemplo, no es más que uno de los decoradores, que se coló una vez en un plano. Y el propio Lynch aparece en la serie, aportando el toque cómico como el jefe sordo del FBI de Cooper.
El modo en el que introdujo una mayor serialización a las series, su atmósfera, el modo de tratar el misterio… Todo eso resultó muy importante para que luego aparecieran series como ‘Expediente X‘, o los sueños de Tony en ‘Los Soprano‘, o para que ‘The Killing‘ transmitiera una gran sensación de dejà vú a ese pueblo del estado de Washington, con su casino en la frontera con Canadá, y todos esos personajes que esconden terribles secretos bajo una apariencia respetable.
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