A tenor de los avances, ‘The Americans’ parecía una serie atractiva, una especie de prolongación de ‘Alias’ situada en los 80 y con espías rusos como protagonistas. Atractiva, quizá sin más. Pero ‘The Americans’ ha resultado ser una revelación. Este thriller dramático del canal FX cuenta con ingenio, tensión e inesperada sofisticación la historia de dos agentes rusos que se hacen pasar por yanquis perfectos en EEUU durante la Guerra Fría, sus misiones, sus vidas personales, cada cosa en su compartimento.

Es la historia de una doble vida llevada con eficiencia máxima. Como los padres de River Phoenix en la película de los 80 ‘Espías sin identidad’, Philip (Matthew Rhys, de ‘Cinco hermanos’) y Elizabeth (Keri Russell, de ‘Felicity’ y ‘Misión: Imposible III’) llevan perfectamente su vida familiar –con dos hijos concebidos en EEUU e ignorantes de la dualidad paterna– al tiempo que llevan a cabo las misiones de la madre patria.

Esta trama fue inspirada por el arresto en el 2010 de un círculo de agentes encubiertos rusos. Sí, en el 2010. El caso condujo a Amblin Entertainment a contactar con Joe Weisberg, quien trabajó en la C.I.A. antes de convertirse en guionista de series como ‘Falling Skies’ y ‘Damages (Daños y perjuicios)’. Weisberg movió la historia a los 80, salpicando el relato de recuerdos de sus tiempos en la C.I.A. y de cómo llevar una doble vida afectaba a los agentes en sus relaciones personales. De nuevo, el fantasma de ‘Alias’, claro.

El resultado es una serie fascinante a todos los niveles. Para empezar, no se esfuerza en hacer a sus personajes necesariamente agradables. Philip y Liz no son buena gente. Cuando están en su, digamos, trabajo, su crueldad hiela la sangre. En el segundo episodio, “The Clock”, reciben el encargo de plantar un micro en la oficina del secretario de Defensa Caspar Weinberger. Para ello esperan contar con la cooperación de una sirvienta, pero esta se resiste a ayudar, y sus modos de convencerla no son finos. ‘The Americans’ no busca que el espectador se identifique, sino que explore unas identidades divididas, con todas sus zonas de sombra pero también alguna de luz. Dualidad casi total. Philip y Liz se aman mutuamente y aman a sus hijos, se preocupan por ellos.

Pero en su matrimonio existen zonas de riesgo: ella es absolutamente leal a la madre patria, mientras que él se ha acostumbrado a ser estadounidense y, de no ser por ella, habría desertado hace tiempo. Ella es más fría, menos sensible. Ella compara a Philip con su hija Paige: “Es como tú, es delicada de algún modo”. Philip fantasea con escapar de este matrimonio tenso, como cuando flirtea con una asistente del subsecretario de Defensa, Annalise (Gillian Alexy), quien le sugiere que escape con ella para empezar una nueva vida en Suecia: “Podemos beber chocolate caliente y hacer el amor en una alfombra de piel de oso… Haremos niños, y será el principio de nuestra vida juntos, empezando esta noche”.

Además de inteligente y matizada, cargada de claroscuros, la serie es técnicamente impecable. Gavin O’Connor (‘Cuestión de honor’) dirige con pulso firme un episodio piloto que deslumbra en la acción –fíjense en esa persecución inicial con “Tusk”, de Fleetwood Mac, como banda sonora– y deja poso en los momentos íntimos.

Y los actores sorprenden, en particular Keri Russell, a la que todavía identificamos con la cándida ‘Felicity’, pero que aquí muestra una cara turbadora inédita en ella, y el gran Noah Emmerich, que como nuevo vecino de la pareja y agente del FBI vuelve a demostrar su capacidad para convertir una conversación casual en algo realmente inquietante. Junto a Rhys, Russell y Emmerich brillan en el reparto presencias magnéticas como Margo Martindale (‘Justified. La ley de Raylan’), quien interpreta a una agente de la KGB que encarga tareas a la pareja protagonista.

Con su carga de violencia psicológica y física; sus dobleces y matices; y su retrato doloroso de las fisuras en una relación, ‘The Americans’ está destinada, o eso esperamos, a convertirse en serie de culto a la altura de ‘Homeland’, para la que es excelente sustituto hasta la llegada de su nueva temporada, a finales de septiembre.

La serie del momento, de verdad.

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