El nombre es Craig, Daniel Craig
No. Este no es un post más en una cadena de textos dedicados a James Bond como este o este. Y también este, claro. Pero es que después de tener a Daniel Craig en Madrid presentando del brazo de Javier Bardem, Naomie Harris y el director Sam Mendes la 23ª entrega oficial de la saga 007, ‘Skyfall’ no hay excusa posible: hoy esperaba poder hablaros de Daniel Craig.
Tras ‘007 Casino Royale’ (Martin Campbell, 2006), ‘Quantum of Solace’ (Marc Foster, 2008) y, especialmente, tras ‘Skyfall’, su tercera incursión en el smoking del agente secreto que creó Ian Fleming –que, coincidencias, se estrena el 31 de octubre–, parece que estamos ante uno de los Bond definitivos. Si no el mejor de la saga –Sean Connery es aún mucho Sean Connery– sí el que supo agitar, que no mezclar, al personaje para que se adaptara como es debido a los nuevos tiempos.
Pero no siempre fue así. Al contrario. Su elección fue motivo de polémicas e incluso dio pie a campañas hasta entonces nunca vistas –recordad que nos tenemos que remontar hasta 2005, Facebook tenía sólo unos 15 meses de edad y las redes sociales aún no eran lo que son hoy–. A Daniel Craig le dieron hasta en el carnet de identidad, eso ya lo sabéis. Que si James Blond –rubio–, que si James Bland –soso–, o la creación del primer grupo de anti-fans de un actor encarnando a un personaje: danielcraigisnotbond.com Pero claro, puede que en el momento de su elección para nosotros Craig fuera un actor de carácter más, un tipo más feo que Pierce Brosnan, más duro que Roger Moore, con más carisma que Timothy Dalton… Pero es que hay quién se toma muy pero que muy en serio todo lo que rodea a 007 y, si además vivían en Inglaterra, habían sufrido la otra cara de Daniel Craig. Caras (y peinados) como estos:
Como para que alguien se meta con los tocados de Bardem en ‘Skyfall’ o en ‘No es país para viejos’ (Joel y Ethan Coen, 2007). El caso es que muchos fans de la saga hubiesen preferido a cualquiera de los otros 200 actores que sonaron para encarnar a 007. Ya fuera Henry Cavill, el nuevo Superman y, según cuentan los mismos productores de la saga Barbara Broccoli y Michael G. Wilson, el otro candidato preferido, descartado finalmente por ser demasiado joven. O Julian McMahon, demasiado equívoco. Gerard Butler, demasiado bruto –e incluso más escocés que Connery–. Rupert Friend, demasiado posh. O Idris Elba o Rupert Everett, dos opciones demasiado radicales en su momento que, quién sabe, puede que acaben abriendo camino más pronto que tarde. Cualquiera antes que Craig. ¿Qué sería lo siguiente? ¿Bond abandonando el dry martini para tomarse una cerveza? ¿Ya no se respeta nada?
Hoy es fácil ver que fue precisamente esa falta de respeto lo que dio licencia para mutar a 007. La saga necesitaba un reset, soltar el lastre en el que se habían convertido los gadgets, los villanos, las tramas… La propia conciencia de si misma que tenía la franquicia, una distancia irónica que rompía cualquier posibilidad de identificación. Y lo hizo de la mano de un tipo acostumbrado a salirse con la suya cuando las cosas van mal. Como en la prueba de cásting que hizo para la película que le abrió las puertas en Hollywood: ‘Camino a la perdición’ (Sam Mendes, 2002).
Sam Mendes le hizo volar hasta Los Ángeles para probarlo junto a Paul Newman. Craig recuerda que fue un desastre. Nervioso, dubitativo, lento. El papel era suyo. Esa fue la primera vez que le vimos en un rol de cierto peso en una película grande. Y años después Craig le devolvería el favor a Mendes invitándole a dirigir ‘Skyfall’. Un director sin experiencia en el cine de acción, con un contrastado trabajo en el dibujo y diseño de los personajes y al que le encantan las historias cuyos protagonistas atraviesan una crisis vital (casi) definitiva. Un director que, parece, le va como anillo al dedo a Bond, James Bond.
Y ahora la confesión final. Antes de verle en ‘007 Casino Royale’ muchos aficionados de la saga ya sabíamos que Craig iba a bordarlo. Y la culpa fue de un brit-noir que pasó con más pena que gloria, el debut como director de Matthew Vaughn, el productor de las cintas que hicieron de Guy Ritchie la respuesta británica a Quentin Tarantino. La cinta es ‘Layer Cake’ (2004) y en ella vemos despuntar también a Tom Hardy, Ben Whishaw (sí, el nuevo ‘Q’) y casi nos creímos que Sienna Miller iba a ser una bomba. Y sí, también fue la película que acabó de convencer a Barbara Broccoli: Craig, Daniel Craig era su 007.
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