Bane, la pesadilla de Batman
A nadie con cuatro dedos de frente se le puede pasar que la galería de villanos de Batman es temible, habitada normalmente por auténticos psicópatas y gente que bien merecen estar recluidos en el manicomio de Gotham, Arkham Asylum. Muchos malosos que intentaron infructuosamente, una y otra vez, acabar con el murciélago. Muchos lo intentaron, pero solo uno logró incapacitar a uno de los héroes más importantes del Universo DC. Quien tiene este logro (que no honor) es Bane, un terrorista que pasaría a la historia por romper al murciélago.
Los orígenes de Bane los podemos encontrar en la pequeña isla caribeña de Santa Prisca. Como tantas y tantas repúblicas bananeras, esta también tuvo sus revoluciones, insurgencias y demás revueltas… y Bane nació tras una de ellas, heredando la condena de su padre, uno de los cabecillas insurgentes. Bane nació en la cárcel. Su madre dio a luz entre las húmedas y descorchadas paredes de Peña Dura, la prisión de Santa Prisca, donde cumplía una condena impuesta bajo el código legal de la isla, invariable desde que los españoles llegaran a la isla en la Conquista de América. Una ley dura, arcaica, anacrónica y tajante: Bane fue condenado por los delitos de su padre, por lo que tendría que cumplir cadena perpetua en la prisión.
Como os podéis imaginar los primeros años de Bane fueron bastante agobiantes. Viviendo encerrado, entre cuatro paredes, en una prisión repleta de asesinos y otros delincuentes. Este niño presenció peleas, intentos de motín, palizas indiscriminadas… todo mientras recorría cada rincón de la cárcel siempre aferrado a Osito, su peluche. Con él fue testigo silencioso de las últimas horas de su madre, y de cómo arrojaron su cuerpo inerte al mar para ser devorada por los tiburones. Pero Bane no se permitió llorar, ni siquiera ahora que se le habían complicado las cosas.
El camino de Bane
Sin el cuidado materno, Bane pasó a vivir con el resto de los presos de Peña Dura, quienes le recibieron como un preso más sin tener en cuenta su edad. En una ocasión, tras una aparatosa caída, tuvo un sueño en el que su yo futuro le dijo que estaba destinado a grandes cosas, a dominar naciones… y lo lograría si acababa con su miedo, manifestado en forma de murciélago. Esta manifestación fue un revulsivo que le transformaría, poco a poco, en el Rey de la prisión. Se vengó de aquellos que le hicieron pasar mal. Mató, cazó, aprendió a sobrevivir y se convirtió en una leyenda. Durante sus años en la cárcel se las ingenió para entrenarse y culturizarse… todo con un objetivo común: salir de la cárcel, cumplir su misión en la vida y acabar con ese tal Batman que tanto le perturba aunque no conoce.
Un buen día llegó el momento de ejecutar su plan. Después de un incidente en que se cargó a más de treinta personas Bane fue aislado y reclutado para un experimento. Una droga “supersoldado” destinada a crear a un nuevo e implacable ejército. Esta droga resultaba mortal, y varios murieron antes de llegar Bane, que sobrevivió a la exposición al Veneno, y fue operado para poder aplicar dicho suero directamente a su cerebro. La búsqueda de la perfección de Bane pasaba por este proceso. Sus aliados ya lo tenían todo preparado, el primer paso era conseguir replicar dicha droga y el segundo era fingir su muerte para salir de la cárcel y acabar con las autoridades locales.
Próximo destino: Gotham
Una vez libre, el siguiente paso para la escalada de Bane era derrotar a la pesadilla que le venía aterrando desde pequeño: el murciélago que, según su epifanía, impediría su ascenso. Así el villano cogería a sus mayores aliados y pondría rumbo a Gotham. Se establecerían allí, labrando y preparando pacientemente su plan maestro hasta que llegara el momento de la Caída del Murciélago.
Batman encontraría en Bane a su contrincante más duro. Bane había sufrido un proceso de entrenamiento similar al de Bruce Wayne. Un entrenamiento tanto físico como espiritual y cultural desde edad muy temprana. Hablando claro: Bane era igual a Batman. Y habiendo esta equivalencia entre ambos contendientes el combate sería largo, agotador para ambas partes, y solo uno saldría victorioso a un alto coste.
La estrategia de Bane era sencilla: ¿Cual es el evento más prioritario para los superhéroes de Gotham? Pues la fuga masiva de villanos del Arkham Asylum junto con otra serie de golpes a lo largo y ancho de la ciudad. Eso mantendría ocupada a toda la batfamilia y, lo más importante, este ataque continuado debilitaría a Batman. Bane no quería una simple victoria, quería humillarle… y lo hizo. Tras el combate definitivo, Bane cogería en brazos a Batman y le rompería la espalda.
Bane rompió al murciélago: le dejó tullido, parapléjico y, de no ser por la tecnología y los avances médicos, puede que esta situación hubiera durado para siempre. Bane se autoproclamó como el nuevo rey de crimen de Gotham… y habiendo sido el hombre que rompió a Batman, muy pocos le ofrecían oposición. Pero poco duraría el reinado del terror de Bane, ya que sería derrotado, finalmente por Jean-Paul (Azrael), quien había asumido el manto de Batman.
Tras verse derrotado Bane llevaría un sendero de redención: Primero intentaría desintoxicarse, no más Veneno. Luego empezaría a eliminar todo tráfico de dicha droga usando, incluso, al propio Bruce Wayne de aliado (de quien se sospechó que podría ser su hermanastro)… y posteriormente emprendería una búsqueda espiritual durante varios meses. Bane no terminaría de redimirse completamente. De hecho tendría sus regresos como villano, pero siempre intentaría volver al bien… aunque Batman seguiría siendo su mayor obsesión.
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