El maravilloso mundo de los calendarios calientes
El nuevo teléfono que piensa por ti, el reloj inteligente que te adivina qué hora será mañana en este momento, el coche que te canta una nana mientras duermes. Tecnología punta para modernizar lo innecesario. A su lado un calendario. Un calendario de los de toda la vida, con sus días, sus círculos en rojo marcando la cita sin que se sincronice con el Google Calendar. Y arriba del todo una mujer imponente convirtiendo el calendario en ese último resquicio del pasado a conservar. Si hasta Beyoncé tiene el suyo.
Hay establecimientos que nunca cambian. Bien lo saben los talleres de coches con sus grandes pósters. El cliente perfecto del calendario erótico que ha logrado conservarlos hasta hoy. Él es una especie en peligro de extinción, frente a tanta renovación y capas de imagen falsa él surge con su mono manchado de aceite y observa al calendario para cogerte cita con una sonrisa pícara y una mirada de felicidad. Hace dos días había un taller así al lado de mi casa, ahora se ha convertido en una oficina y todo el encanto rancio del pasado ha desaparecido para convertirse en un erial con mesas y sillas.
Aunque parezca mentira, aún hoy las famosas de turno siguen con sus calendarios. Irán dirigidos a aquel hombre a punto de conservar o a un ser indefinido. Es mi gran duda pero siguen llegando como si no hubiese cambiado nada.
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