En 1684, alguien escribió un libro titulado Aristotle’s Masterpiece (La obra maestra de Aristóteles). La obra no estaba escrita por Aristóteles, naturalmente. Ni siquiera el tema objeto de glosa estaba emparentado con la filosofía, ni remotamente. En realidad, este librito que fue escrito en Inglaterra pero apareció por primera vez en Boston era un explícito manual ilustrado de iniciación a la sexualidad.

Su autor es anónimo, pero se cree que probablemente haya sido William Salmon, un célebre cirujano de la época. Y no solo fue vendido fuera de Inglaterra, sino que en este país estuvo prohibido hasta una época tan reciente como 1960.

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Voy a hacer una pequeña defensa del escritor británico John Ruskin (Londres, 1819 – Brantwood, 1900), acallando ciertos rumores maledicentes. Lo hago porque admiro profundamente la prosa de Ruskin, sobre todo cuando habla de viajes. Según su parecer, viajar rápido era incompatible con registrar correctamente un determinado lugar. Cuando Ruskin, por ejemplo, se topaba con un paisaje majestuoso, lo que hacía era sentarse frente al paisaje y devorarlo con la mirada durante largo tiempo. Y para conseguir que el paisaje se convirtiera en una huella indeleble en su cerebro, para ejercitar su capacidad de saber mirar, Ruskin acostumbraba a dibujar lo que tenía delante.

Dicho lo cual: no, Ruskin no tenía fobia al vello público ensortijado de las mujeres.

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Ante una temible tormenta un joven, cojo, rubio, ruge con un dolorido “¡Padre!”, clamando a Odín. «Pero la furiosa tormenta no le escucha. Y solo el viento y la lluvia le responden». Esta especie de “Eli, Eli, lama sabactaní” (Dios mío, por qué me has abandonado), grito desesperado de un otrora dios que en un momento se ha visto “desterrado”, es uno de los momentos más desoladores del comienzo de ‘La Balada de Bill Rayos Beta‘, la saga que inició una de las etapas más sensacionales de Marvel: el ‘Thor‘ de Walter Simonson. Leer más…

Los preservativos se han usado desde hace siglos para poder, con mayor o menor fortuna, ejercer cierto control de natalidad. Sin embargo, el término “condón” no apareció impreso hasta 1665. Lo hizo en el idioma inglés. Y lo hizo a través de un poema titulado, precisamente, Un panegírico del condón, concebido por el sifilítico John Wilmot, conde de Rochester. Leer más…

A lo largo de la historia muchos han sido los artistas que han recurrido a los animales como fuente de inspiración. Ya en la prehistoria la fauna fue precisamente la que ocupó un lugar preferencial en las primeras pinturas, y parece ser que pese al paso del tiempo, la evolución y el cambio de entorno, los animales siguen despertando la creatividad en muchos artistas. Leer más…

Jean Genet (1910-1986), además de ser un interesante escritor francés, fue una suerte de delincuente profesional y pícaro vocacional, y su excitante vida fue una historia de robos, engaños, cárceles, literatura y pastillas de jabón.

Novelista, poeta y dramaturgo de fama universal, Genet empezó muy pronto con sus problemas con la ley: con apenas diez años de edad. Genet, pues, acusado de hurtos menores, pasó buena parte de su infancia recluido en diversos reformatorios. Leer más…

Edgar Allan Poe era miserablemente pobre. De hecho, por su primera publicación, que acaso se produjo por simple misericordia, le entregaron quince dólares. Sin embargo, aquella caridad en realidad le convertiría en uno de los autores más importantes de la historia.

Para publicar por primera vez, Poe se dirigió al director del Graham´s Magazine y le contó lo mal que le iba la vida, presentándole un poema para que le pagara algo por él. Como Poe había sido un antiguo empleado suyo, se compadeció de su situación, y le entregó quince dólares por aquel poema, aunque no tenía intención de publicarlo. Su título era El cuervo. Leer más…

Santa Teresa de Jesús (o de Ávila, como prefiráis llamarla) nació en Ávila en 1515, viajó por parte de la geografía española fundando varios monasterios de carmelitas descalzas. Escritora, mística, doctora de la Iglesia… tuvo amigos y enemigos a lo largo de su dilatada vida. Murió el 4 de octubre de 1582 y fue enterrada al “día siguiente”, el 15. Mientras en Roma aterrizaba Galactus y se enzarzaba en una lucha contra Galileo y el resto de SHIELD en una fechas borradas por el papa Gregorio XIII. Leer más…

Jonathan Swift, célebre autor de Los viajes de Gulliver, tenía una extraña fobia. Nada menos que fobia a tocar a las mujeres.

Swift (1667 – 1745) fue un escritor satírico irlandés, de modo que sus obras están plagadas de metáforas que en realidad funcionan como dardos envenedados y críticas ácidas dirigidas a la sociedad de su época. Por ejemplo, Los viajes de Gulliver, además de ser una radiografía de los vicios de la sociedad, también es una burla a los libros de viaje, a los que acusa de mentir, inventar, fantasear con el único fin de atraer al público. Leer más…

Estamos en la era de la comunicación. El progreso tecnológico, las evolución de lo audiovisual o la inmediatez son características que están forzando a la narrativa a evolucionar. Lo vemos constantemente en todos los medios para contar historias; a estas alturas es muy difícil ser original. La creatividad e innovación en la ficción es algo que el propio espectador va impulsando y demandando (y, a pesar de todo, cada vez encuentra menos en los canales más comerciales) pero la publicidad es otro cantar. Cuando impactar, sorprender y conseguir permanecer en la memoria es cada vez más difícil, las campañas de marketing han de estrujarse el cerebro y adaptarse a los tiempos que corren. Leer más…