Un glaciar bajo tus pies
Cuando llegas a la Patagonia sabes que es una tierra donde todo es posible. Si tienes algún sueño aventurero, este es el lugar para realizarlo. Si buscas paisajes y experiencias únicas, no te defraudará. Aquí, en la espalda andina de la Patagonia, los siglos han cavado profundos valles glaciares hoy cubiertos por hermosos lagos azules. Y en ellos, los glaciares vivos más grandes del mundo.
Gigantescas moles de hielo que ocupan lagos enormes, de orilla a orilla. Una meseta helada, con un frente de casi 80 metros sobre el nivel del agua del lago, y que puedes recorrer en una caminata inolvidable.
Un glaciar bajo tus pies. Una de esas experiencias que puedes vivir en muy pocos rincones remotos del mundo. El Calafate es uno de ellos. Este pequeño pueblo argentino, bien enclavado en la Patagonia, es punto de partida de las visitas al mundialmente famoso Glaciar Perito Moreno. Este glaciar es el que periódicamente vemos en las televisiones mundiales cuando su avance le lleva a tocar la orilla del Lago Argentino, para desplomarse ante la vista de miles de visitantes de todo el mundo. El “rompimiento“, como se le llama, se produce cada pocos años y es un espectáculo digno de ver.
Recuerdo vivamente un corto viaje en bote por la superficie del lago, como un cristal azul profundo, levantando pesadas olas cargadas de manchas de hielo. Así llegamos a la orilla cercana, la más alejada al mirador, desde donde comenzamos una caminata entre el bosque de lengas y coihues para desembocar en una punta frente mismo al glaciar Moreno. Ajustamos los grampones de las botas, y uno a uno fuimos pisando la superficie del glaciar ayudados por el guía.
El sonido del hielo bajo tus pies, el viento zumbando apenas, el silencio quebrado sólo por el crujir de los pasos. Las ondulaciones de la superficie del glaciar que se veían a la distancia, resultan unas subidas y bajadas que ponen a prueba a los principiantes, sin embargo, juntas fuerzas porque estás allí, en un lugar único y no te quieres perder nada.
La caminata te lleva por picos de hielo grisáceo, te asomas a grietas teñidas de azul profundo y cuyo fondo no llegas a ver. Manchas de hielo que como un periscopio invertido te dejan ver capas y capas traslúcidas formadas a lo largo de miles de años. Giras la cabeza y ves el mirador, la gente como hormigas asombradas ante tamaña belleza. Y tú caminando sobre ella.
Así pasa el tiempo… demasiado rápido. Entre paisajes de fondo con bosques frondosos y asomándote a la visión de otros glaciares cercanos (en este parque nacional también se encuentran los glaciares Upsala, Onelli y Spegazzini ).
Desandas tus pasos para llegar otra vez al bosque, al bote, al embarcadero, al pueblo. Vuelves a tu escenario habitual, a tu ciudad, a tu país. Y te llevas las imágenes de mil blancos en tus ojos, y en los oídos ese crujir de tus pasos sobre el glaciar.
Imágenes | Lance Fisher, Matthiew Hoelscher
Vídeo | Olivia McGil Christ en Vimeo
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