Quizá se me fue un poco de la mano eso de brillantes en el título, fue la emoción por hablar de ‘Kings’, no me lo echéis en cara. Tendría que haber puesto interesantes o sobresalientillas. ¿Por qué hablo conmigo misma?, os preguntaréis. Pues porque hoy quería recomendaros ‘The Black Donnellys’, un drama negro que pasó sin pena ni gloria por NBC hace unos años, una época en la que aún no emitía series con psicólogos que comen gente y esta serie con un tono muy de cadena de cable no cuajaba en una cadena que llevaba años tambaleándose.

Los Hermanos Donnelly son cuatro hermanos que se apellidan Donnelly. Hasta aquí todo bien. Viven en Hell’s Kitchen, el barrio irlandés de Nueva York en el que se bebe mucho y se acaba a hostias por cualquier nimiedad. Y claro, el hermano irresponsable, borracho y ludópata acaba metiéndose en un lío con la mafia organizada italiana y las cosas acaban yéndose un pelín de las manos, con gente descuartizada y esas cosas del querer. La serie se convierte en ese tira y afloja entre ambas mafias frienemigas.

El primer episodio es excelente. Contado todo desde el punto de vista de ese amigo de la infancia al que le arden las entrañas por no pertenecer al clan de los hermanos, le da ritmo y un punto de humor negro. A nivel visual es oscura y se nota que ha sido rodada en Nueva York, lo cual siempre se agradece. Aunque toda la trama de la famiiiiggglia arranca bien, hacia el final es muy perceptible que la cancelación forzó a precipitar todas las historias dando como resultado una temporada algo irregular. Con todo, es una serie recomendable que cuando te quieres dar cuenta te has ventilado sus 13 episodios. Y, por supuesto, hay jamelga. Por ahí anda Olivia Wilde, que interpreta a la típica amiga de la infancia que llevaba gorras y vestía en plan chico y de repente te das cuenta que le ha salido canalillo, como a Arya Stark.

Pero si no os convence por el género, por el tono, por la muchacha o porque el guionista y productor ejecutivo sea Paul Haggis (‘Crash’ o la muy superior y más olvidada ‘En el valle de Elah’), la contundente e intensa cabecera hará el resto.

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