‘Helix’, terror y ciencia ficción en el Ártico
Cualquier historia que tenga como paisaje una base científica sitiada por el hielo y la nieve deberá luchar con el fantasma de ‘La cosa (El enigma de otro mundo)’, en la que John Carpenter rehacía su película favorita: ’El enigma de otro mundo’ (1951), cuya introducción se veía en una escena de ‘La noche de Halloween’ (1978).
‘Helix’, esperada nueva serie de Syfy (en Estados Unidos; aquí todavía no tiene cadena), no parece ocultar su deuda con el filme clásico de Carpenter: en los primeros minutos, un perro en apariencia fiable es el protagonista de la acción, más o menos como sucedía allí. Desde el principio, nos hallamos en el mismo terreno movedizo –o viscoso– de ‘La cosa’, con una entidad misteriosa convirtiendo a seres humanos en lo que no son y sembrando la masacre a su paso.
Este argumento de base también ha sido explorado por la ciencia ficción propiamente televisiva. Uno de los mejores episodios de la gran ‘Expediente X’ fue ‘Hielo’, séptimo de la primera temporada. Mulder y Scully se trasladaban a Icy Cape, Alaska, para descubrir una increíble verdad: la existencia de unos gusanos parásitos (posiblemente extraterrestres) que tomaban control del cuerpo anfitrión para conducirlo a la rabia asesina.
En ‘Helix’, un equipo de científicos viaja al Ártico para investigar el brote de una enfermedad letal, o lo que sea que amenaza una base de investigación. Una historia que suena bastante familiar, desde luego. Al frente encontramos al Dr. Alan Farragut (Billy Campbell, de ‘The killing’; en la foto de arriba), científico bien considerado del Centro de Control de Enfermedades. Farragut guarda motivos no solo profesionales sino también personales: su hermano Peter (Neil Napier) figura entre los infectados.
Los sentimientos de Alan hacia Peter son claroscuros porque no se habla con él desde que lo pilló con su mujer, ahora exmujer, Julia (Krya Zagorsky). Como conviene al drama, dicha exmujer es una doctora que también forma parte del equipo, igual que la joven Sarah (Jordan Hayes, en la foto de abajo), que solo tiene ojos para Alan. El triángulo amoroso está servido; y no sutilmente. Todo se (sobre)explica en las primeras escenas, como si se desconfiara de la capacidad del espectador para leer gestos y delicadezas de matiz.
Todavía es pronto para saber qué será de ‘Helix’; si es hora de rendirse o debemos esperar. Y si tenemos en cuenta al equipo de productores de la serie, no sería descabellado creer que aquí habrá más que déjà vu y personajes y conflictos de una sola, gris dimensión. En ‘Entertainment Weekly’, Darren Franich ha lanzado una posibilidad curiosa: ¿y si el muy aparente villano Hiroshi Hataki (Hiroyuki Sanada), que lleva la instalación y su misterioso programa de investigación viral, fuera en realidad uno de los buenos? Ojalá. Cualquier desviación del esquema previsible sería bienvenida.
¿Quién forma el citado equipo de productores? Para empezar, Ron D. Moore, en su primera serie desde ‘Caprica’, precuela existencial de ‘Battlestar Galactica’, el título que más reputación le ha dado. Moore conectó en aquella conceptos de ciencia ficción con cuestiones políticas de nuestro tiempo y elaboró un drama humano con la misma gama de grises que cualquier clásico de HBO. Junto a Moore figura en ‘Helix’ gente respetable como Steven Madea (‘Perdidos’, ‘Expediente X’), también showrunner, y Lynda Obst (veterana productora de filmes como ‘Contact’). La historia está creada y escrita inicialmente por un debutante, Cameron Porsandeh.
No, Moore no ha creado ni escrito la serie. Y de hecho, cuesta hallar en ‘Helix’ demasiadas huellas suyas, más allá del uso del taco clásico de ‘Battlestar Galactica’: “frak”, sustituto de “fuck”. Pero lo dicho: quizá sea pronto para rendirse, eliminar esta serie del calendario de visionados. Cuesta creer que durante 13 episodios ‘Helix’ no vaya a atreverse a ir más allá de donde otros han estado ya; y además, con fortuna difícil de igualar.
Consulta final: ¿cómo es posible que Syfy siga tirando de esos mediocres efectos digitales? Quizá aquí el asunto no sea tan flagrante como en, digamos, ‘Sanctuary’ o ‘Warehouse 13′, pero llama tristemente la atención, sea como sea. Si no se pueden permitir imágenes creíbles de exteriores helados y helicópteros, mejor no las hagan. Y traten de sacar partido al minimalismo, a la claustrofobia, como ‘Expediente X’ en esa fabulosa pieza de cámara llamada ‘Hielo’.
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