De ruta por los Picos de Europa, una experiencia imprescindible para los amantes del senderismo
Hay veces que uno no es consciente de la cantidad de lugares y parajes que la naturaleza aún conserva intactos para deleite de nuestros ojos. Uno de ellos es el entorno de los Picos de Europa, lugar privilegiado e ideal para cuando quiero desconectar perdiéndome por rutas, sendas y parajes únicos e imprescindibles para cualquier amante de este tipo de experiencias, donde la montaña se convierte en mi mejor compañera de viaje.
Sergio González es Ingeniero Industrial y blogger, aunque no está muy claro en qué orden. Amante de las nuevas tecnologías, la buena música y de todo lo que huela a nuevo, dicen que nació con un teclado debajo del brazo. Le podrás encontrar en diversos blogs de WSL dentro de la marca Trendencias, además de ser coordinador editorial de Trendencias Hombre.
La cantidad de rutas que podemos encontrar en el parque Nacional de los Picos de Europa en particular y en toda la Cordillera Cantábrica por lo general es abrumadora, cada una con sus peculiaridades, distintas dificultades, desniveles, pero con un denominador común, en el momento que te pones las botas y comienzas a caminar sientes que ya formas parte del entorno.
La Ruta del Cares
Dentro de las rutas que podemos encontrar en los Picos de Europa destaca principalmente la Ruta del Cares, es la más famosa y también una de las que más recuerdos me trae ya que fue mi primera ruta.
La ruta discurre por un desfiladero que recorre el río Cares y va desde el pueblo de Poncebos en Asturias hasta Caín en León, en total 12 km. Arrancamos y en los primeros kilómetros me empiezo a dar cuenta de lo impresionante que va a ser el recorrido, una senda bastante estrecha y a cierta altura sobre el río que al principio asusta a los no iniciados como era mi caso por aquel entonces.
Me fue inevitable también acercarme al borde del camino y mirar hacia abajo oyendo el sonido del río desde una más que repetable altura, algo que nuestro instinto no puede reprimir, es como si necesitase sentir esa sensación de vértigo para darme cuenta de donde estaba.
A medida que van pasando los kilómetros voy pasando puentes y túneles tallados a mano, sí, a mano, caminos angostos entre montañas, un paraje realmente único, difícil de describir y que os recomiendo que realicéis fuera de los fines de semana o festivos puesto que la popularidad que está adquiriendo la ruta hace que cada vez esté más concurrida y realizarla con mucha gente hace que pierda parte de ese encanto.
Hasta el Naranjo de Bulnes
Muy cerca de ese paraje tenemos también otra de mis rutas favoritas, menos concurrida que la anterior y también algo más compleja y de más desnivel. Es la ruta del Naranjo de Bulnes, una de las montañas más emblemáticas de los Picos de Europa tanto por su altura como por su peculiar forma, una pared vertical maciza que si de lejos impresiona de cerca es verdaderamente impactante.
Aquí desde un principio me doy cuenta que el camino no va a ser de rosas precisamente, un camino de piedras mucho más sueltas, menor agarre y con bastante más desnivel, ya que se se pasa de los 900 a más de 2000 metros en apenas 10 km. Comenzamos cruzando ríos, contemplando cascadas, canales y cabañas abandonadas que te hacen recordar que la civilización se encuentra a bastante distancia de ese lugar.
Existen dos rutas distintas para llegar al Naranjo de Bulnes. Una es partiendo desde la localidad asturiana de Sotres y la otra es partiendo precisamente de Poncebos, ambas son espectaculares aunque la de Poncebos es mucho más complicada por caminos extremadamente serpenteantes y estrechos que requieren bastante más experiencia.
A medida que pasan los kilómetros noto el desnivel, los esfuerzos me cuestan bastante más que al principio pero también las vistas hacen que ese esfuerzo merezca más la pena, no todos los días puedo caminar entre auténticos colosos. Además del entorno otra cosa que me impactó fue la presencia de nieve que había en la zona para ser pleno mes de Junio, allí la nieve habita de forma casi perenne y da más espectacularidad si cabe al paisaje.
La ruta finaliza a los pies de la mítica montaña, tras pasar barrancos, subidas y bajadas, veo a lo lejos un refugio que me hace sentir igual que cuando Marco encontró a su madre. Desde allí las vistas son simplemente espectaculares, donde (si la niebla te lo permite) solo queda ponerse a los pies de la montaña, contemplar en silencio y simplemente disfrutar.
Imágenes | Mikel Ortega, acebal, sitomon, Larra Jungle Princess
Más Información | Parque Nacional de los Picos de Europa
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